viernes, 11 de enero de 2013


Las ponedoras levantan vuelo

Productores de Oncativo elaboran huevo líquido pasteurizado. Lo que viene: hacer el producto en polvo
Para sostener la decisión de agregar valor a la producción primaria hay que poner voluntad e ir al frente. Así lo demuestran ocho productores de huevos de la provincia de Córdoba que se asociaron en una empresa para fabricar algo que rompa con su condición de meros proveedores de la industria y les permita jugar un escalón más arriba en la cadena avícola.

La elaboración de huevo líquido pasteurizado y en una posterior etapa huevo en polvo son los objetivos para dar un paso más allá de la granja y ganar mercado con un elaborado de su propia factura.
A pesar de las políticas que se enuncian de apoyo del agregado de valor, lamentan la falta de decisiones que los respalden financieramente.
Pero los inconvenientes no mellaron el proyecto y avanzan con capital propio en la compra de maquinaria y superficie para instalar la planta en una hectárea sobre ruta nacional 9, a la altura de Oncativo.
Bajo el nombre de Ovocor se constituyeron para dar forma a una idea que viene tras años de entregar su producción a la industria. Vieron la necesidad de participar de ese eslabón de la cadena, teniendo en cuenta que la concentración de volumen ya lo hacía a través de la Cámara de Avicultores de Córdoba, de la que todos son socios.
En el sector avícola, la producción se entrega principalmente a empresas de Entre Ríos y Buenos Aires. Por el flete, requiere volumen. Para cargar un camión son mil cajones de 360 huevos cada uno (30 docenas). La producción total de huevos en el país se cubre con 40 millones de gallinas y el productor más grande alcanza a los dos millones de cabezas. El resto son instalaciones pequeñas o medianas atomizadas en varias provincias, explica Juan Carlos Ghibaudo, presidente de la sociedad anónima.
Espaldas propias. “Antes de la salida de la convertibilidad era muy difícil exportar y se tenía que competir con el huevo que ingresaba de Brasil, procesado o entero”, acotó Julián Ciccioli, director de Ovocor. Luego se fortalecieron las procesadoras locales y empezaron a ganar mercado en el mundo. Ese huevo empezó a tener un retorno mayor hacia la zona de origen.
“Veíamos pasar los camiones con los huevos que nosotros producíamos y decidimos ser parte de ese negocio”, agregó.
Hace un año y medio tomaron la decisión en firme. A pesar de haber ingresado al proceso de aceptación, no lograron el financiamiento de Sepyme. “Como proyecto de valor agregado fue muy bien aceptado. Incluso lo llegó a nombrar la Presidenta en una ocasión. Pero Sepyme cambió dos formularios y quedamos afuera”, explicó Ciccioli.
Los empresarios entienden que estos requisitos son “un cuello de botella para fomentar el asociativismo y el agregado de valor. En la Nación hay muchos programas, pero cuando vas al tema de las garantías es un problema. No es falta de voluntad, pero el camino del discurso a la práctica no es fácil”, comentaron.
La condición era comprar o adaptar máquinas de producción argentina como las que pasteurizan leche. Pero explicaron que no es la misma tecnología, porque el huevo se pasteuriza entre 61 y 62 grados, en tanto que la leche se pasteuriza a los 100 grados. “A a esa temperatura haríamos huevo duro”, advirtieron.
Dispuestos a concretar el proyecto de todas maneras, lo primero que compraron fue la máquina quebradora a la empresa Sanovo, que fabrica males y les brinda asesoramiento y capacitación.
Esa inversión fue de 60.000 dólares, con capacidad de procesar 21.600 huevos por hora. Luego sumaron un centrifugadora de 10.000 dólares, que reduce el residuo de cáscara, y compraron una hectárea para construir la planta, por la que se pagaron 30.000 dólares.
“Todo invertido en un año y medio, y con fondos propios”, destacan. Resta comprar la pasteurizadora, que es importada y cuesta 250.000 dólares. El resto de las instalaciones son tanques almacenadores y una envasadora al vacío.
El producto se comercializa es sachets envasados al vacío que pueden ir de dos a 10 kilos y también en bidones grandes. En Brasil se ensaya una presentación de un litro en botella para venta en supermercados.
El huevo fresco es un producto que cuenta con 24 horas para estar en el mercado luego de puesto por la gallina.
“En cambio, el pasteurizado nos da ventaja porque tiene una mayor tiempo de vida útil. Permite ganar mercados en Argentina y países limítrofes. La meta es lograr un producto con 45 días de duración”, distingue Ghibaudo.
A jugar con los grandes. En Córdoba hay tres millones de gallinas y Ovocor reúne en sus granjas a poco más del 10 por ciento. Entre los ocho productores de Oncativo, Córdoba, Villa María y Monte Buey suman unas 350.000 ponedoras. Su idea es procesar parte de la producción, incluso comprando a otros productores, y el resto venderlo como huevo fresco.
El 10 por ciento de la producción del país se procesa y la firma de Oncativo se propone integrar parte de ese porcentaje, que hoy está dominado por grandes jugadores.
Entre las ventajas comparativas, cuentan con la distancia a la que se encuentran las grandes procesadoras y la cercanía con industrias panificadoras y pasteleras de Córdoba, a las que aspiran llegar directamente con su producto cordobés de valor agregado.
¿Qué es el huevo pasteurizado líquido?
Pasteurización. Es un proceso de calentamiento a una temperatura suficientemente  elevada y durante un tiempo prolongado para asegurar la destrucción de toda  bacteria dañina para la salud humana.
Lavado. Se puede hacer mediante un  sistema automático de inmersión y suspensión. Puede utilizarse de manera  opcional, para reducir la carga bacteriana en la parte externa de la  cáscara.
Separación. Mecánicamente se separa la cáscara y la pulpa del huevo,  también la yema y la clara.
Filtración. El huevo y sus componentes son  sometidos a un proceso de filtración obligatorio para asegurar su pureza

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