miércoles, 30 de enero de 2013

Cuentas mal hechas para la salud de nuestra conciencia



El chiste dice que un matemático y un economista se presentan a una entrevista para el mismo trabajo. Mientras que el matemático responde cuatro a la pregunta de ¿a qué es igual dos más dos?, el economista opta por levantarse de la silla, cerrar la puerta, bajar la persiana y, en voz baja, decirle al entrevistador ¿a qué desea usted que sea igual?
Por lo visto, en las últimas campañas agrícolas, los economistas no deberían ser los únicos profesionales en bancarse este tipo de cargadas por su “habilidad” en confeccionar respuestas a medida de la ocasión.
Cuando se dice que en el actual contexto económico nuestra agricultura es tan eficiente como para aguantar retenciones del 35% en la soja, 32% en girasol y 23% en el trigo, mientras que los europeos deben subsidiarla, en realidad se está dejando de mencionar una parte importante de lo que está ocurriendo. Se ofrece una respuesta en consonancia con el ¿qué desea usted escuchar?
Lamentablemente no tenemos una agricultura a prueba de balas. Si nos ponemos estrictos en la respuesta, como la del matemático del chiste, deberíamos incluir el alerta del INTA y otras instituciones sobre el creciente deterioro de nuestros suelos.
Para esta campaña gruesa, la respuesta debería ser que se producirán algo más de 100 millones de toneladas de granos, pero con una pérdida en nuestros suelos de algo más de 5 millones y medio de toneladas de nutrientes como el nitrógeno, fósforo, azufre, potasio y magnesio. Extrapolando los cálculos de un trabajo de la ingeniera Graciela Cordone, del INTA Casilda, los nutrientes que no se reponen por campaña agrícola son equivalentes a 13 millones de toneladas de fertilizantes. O el equivalente a 8500 millones de dólares. Una cifra demasiado parecida a lo que el Estado recaudará en materia de retenciones, cerca de 10.000 millones de dólares.
Actualmente sólo se repone un tercio de los nutrientes extraídos, los dos tercios restantes los aporta un suelo cada vez más exhausto.
El INTA Balcarce determinó que el 70% de la pampa húmeda está por debajo del umbral de fósforo (menos de 15 partes por millón) para cualquier cultivo. Observaron también que en rotaciones de soja sobre soja, la caída de fósforo y azufre es dramática.
Los problemas de falta de reposición de nutrientes en el suelo son más rápidos y sencillos de solucionar que el deterioro creciente en la estructura de los mismos. Se sabe del perjuicio que provoca la baja participación de las gramíneas en nuestras rotaciones. Se sabe también que mientras los Estados Unidos y Brasil sostienen una relación equilibrada en la superficie de gramíneas y oleaginosas de aproximadamente 1 a 1, o en el peor de los casos 1 a 2, aquí la relación es de 1 a 4. El resultado es una alarmante pérdida de materia orgánica en la pampa húmeda, según los muestreos que se realizan campaña tras campaña.
Y se sabía que la seca norteamericana nos iba a brindar una oportunidad de oro para sembrar más maíz durante esta campaña y hacer algo más sustentable el sistema productivo. Enrique Erize, codirector de la consultora Nóvitas, afirma que se podrían haber sembrado 6 millones de hectáreas de maíz en lugar de las 3,4 millones que se sembraron para grano, según las estimaciones. Otra oportunidad que se pierde por la desastrosa política de intervención del mercado de maíz y una nueva demostración de que el Gobierno no se hace cargo de la sustentabilidad de la producción o sólo le interesa como un recurso retórico.
Fiel a su creencia en aplicar el garrote a los actores económicos antes que la zanahoria, la única iniciativa que tuvo el Gobierno fue la de impulsar proyectos en el Congreso para regular el uso y manejo de la tierra. No deja de ser paradójico que quien impulsa en los hechos la mayor siembra de soja pretenda al mismo tiempo regular una mejor rotación de los cultivos.
Con el actual esquema se hace impensable que nuestros suelos le puedan seguir el tranco al incremento de los rendimientos potenciales y llegar a los 150 millones de toneladas. Si en el cálculo de la renta agrícola se incorporará la pérdida del stock de nutrientes tendríamos una situación mucho más precisa de lo que razonablemente se le puede pedir a la agricultura.
Dos más dos seguirán siendo cuatro y no la cifra que nos guste escuchar.

RESUMEN


  • 34,4
    Quintales por hectárea
    Fue el rinde promedio nacional de la cebada sobre 1.454.000 hectáreas cosechadas

LA FRASE


  • “En pocas semanas se iniciará un plan de acción por nuevas políticas”
    Eduardo Buzzi
    Presidente de la FAA

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.