viernes, 31 de enero de 2014

La CEEA ante las declaraciones del ministro de Agricultura y del jefe de Gabinete

 

Ante las recientes declaraciones del ministro de Agricultura y del jefe de Gabinete, la Comisión de Enlace de Entidades Agropecuarias (CEEA) manifiesta que los pocos productores agropecuarios que aun tengan cereales para vender,  están actuando con prudencia y no con “avaricia” en un mercado donde todos sus insumos están atados a la cotización de un dólar futuro que desconocen y en un escenario de inflación que supera el 30% anual.
Los productores saben que deben afrontar los gastos de la presente campaña en total incertidumbre sobre los costos de sus insumos, en un escenario de nulo  financiamiento y con la responsabilidad de mantener las fuentes de trabajo y de cumplir los compromisos contraídos.

Es importante destacar que a esta altura del año, los productores ingresaron la misma cantidad de dólares por la venta de  soja que el año pasado; más de U$S 13.700 millones de dólares. Cabe preguntarse por qué motivo el Gobierno no los pudo retener en sus reservas.

Es evidente que el gobierno está buscando, como lo hizo siempre, culpables de sus propios errores en vez de implementar un plan integral para combatir la inflación, reducir el gasto público, mejorar la competitividad real de la economía e incentivar la producción, el empleo genuino y el desarrollo.

La CEEA solicita a quienes tienen la responsabilidad de ocupar cargos públicos que apliquen una política antiinflacionaria; que se dejen de dilapidar las reservas que son de todos los argentinos y que se incentive la producción genuina dando señales de confianza.

Que quede claro, el campo no tiene hoy capacidad de ahorro y escasa capacidad para mantener la empresa en marcha; pero quiere seguir invirtiendo y aumentando el trabajo. Para esto necesitamos reglas claras y estables.

Asimismo, solicitamos que todo el aporte que realiza el campo –que ya es cuantioso en impuestos, tasas y derechos de exportaciones- se vea reflejado en más educación, en una mejor calidad en los servicios de salud y en una infraestructura que esté a la altura de un país que produce alimentos para diez Argentinas.

Invitamos al jefe de Gabinete, y a todo el equipo de Gobierno a finalizar de una vez por todas con la agresión y la confrontación hacia los sectores productivos, y le recordamos que el campo merece ser escuchado  en un espacio de diálogo fluido. Porque, como siempre decimos, los productores somos parte de la solución y no el problema que azota a los argentinos. 

Grobocopatel, presidente de Los Grobo: “El agro no resiste más la presión impositiva y el aumento de costos”


Distinguido por sus pares, Gustavo Grobocopatel revela cómo fue cambiando el modelo de Los Grobo y proyecta un 2014 complicado para el sector.
Aunque hoy plante menos soja que hace 20 años y el modelo de negocios de su grupo, Los Grobo, esté girando hacia los servicios al productor agropecuario, Gustavo Grobocopatel sigue siendo el principal exponente de la revolución del campoque experimentó la Argentina en la última década. Y no hay una contradicción en esa imagen. La actividad agrícola es mucho más que plantar: implica una organización eficiente para poder aumentar las cantidades producidas. “Innovar no sólo es generar productos diferentes. También se puede innovar en el proceso”, sentencia el empresario, elegido como el CEO innovador por APERTURA, El Cronista Comercial y PwC Argentina, a partir de una encuesta exclusiva entre ejecutivos y líderes de opinión.
Si tuviera que mencionar la principal innovación desde que maneja Los Grobo, ¿cuál sería?Creo que innovación es una forma de vida. Es estar pensando permanentemente si hay una forma distinta de hacer las cosas. Los Grobo innovó mucho desde el diseño organizacional, en cómo organizar la agricultura nueva. Históricamente, la agricultura fue hecha por empresas familiares porque resolvían muy bien el tema del control operativo. A partir de un proceso de profesionalización, de armado de redes y de sistemas más complejos de relacionamiento, ese control familiar dejó lugar a un sistema donde los controles están vinculados con la calidad de la gestión. ¿Por qué salir de ese mecanismo de control? Porque la empresa familiar resuelve el problema del control, pero no el de la especialización. No necesariamente un hijo o un nieto de un productor son buenos productores o quieren serlo. Eso complica el tema de la gestión.
Grobocopatel IMG copia BIS¿Cuál fue la solución, entonces?Pensamos que si teníamos un sistema con el control operativo de una empresa familiar y, además, la cuestión profesional que permitiera acceder a flujos de capital y facilitara el patrón de especialización, iba a ser algo muy positivo. Y eso es lo que seguimos construyendo. No es sólo una idea: nos llevó a crear dentro de Los Grobo la microinstitucionalidad, que es el conjunto de políticas como código de ética, procesos, que permiten conducir la empresa con un sistema diferente al común. Es una organización de pares, de dueños.
¿Cuáles fueron las señales que le marcaron que Los Grobo debía ir hacia ese tipo de estructura? ¿De dónde sacó la idea?Creo que uno es parte de un colectivo que se va moviendo. Mi familia fue innovadora desde siempre, de inmigrantes que tuvieron que sortear los obstáculos. Contribuyó, además, una enorme cantidad de gente que trabajó conmigo durante muchos años. Si tuviera que nombrar a alguien sería a Héctor Ordóñez, lamentablemente ya fallecido, director y consultor de la empresa durante mucho tiempo. Y después están las lecturas propias que uno va haciendo: Peter Drucker (Management), Manuel Castells en Sociología, Karl Weick en Organización, Bernardo Toro con el tema del cuidado. Uno va abrevando de distintos lugares, “robando” ideas, desarmándolas y reconstruyéndolas. Es como el intérprete de la música. Hay un autor pero el intérprete la redescubre cada vez que la interpreta.
Precio y cantidades
¿Para innovar hay que estar dispuesto a correr más riesgos que los habituales, a invertir sin certeza de que se conseguirán resultados?No hay que confundir innovación con I+D. Innovar es algo más cotidiano, del día a día. Es estar pensando de qué manera se pueden hacer las cosas mejor, más eficientemente. Se está innovando cuando se buscan distintas formas de transporte, por ejemplo. Innovar no es sólo generar productos diferentes. Se piensa en Apple, por ejemplo. Pero se puede innovar en el proceso, en la forma de hacer las cosas. En el caso de Los Grobo, hacemos un producto que es el mismo que hace 3000 años, como la soja, el trigo o el maíz. No cambiamos el producto, sino la forma de hacerlo. La innovación y el valor agregado no están sólo en el producto sino en el proceso. Digo esto porque cuando se piensa en valor agregado se piensa, generalmente, en el producto: cuánto vale por tonelada. Y se olvida la cantidad. Cuando se innova en el proceso se genera más cantidad, y eso también es valor agregado. Los términos de intercambio deberían medirse en pxq (precios por cantidades) y no solamente en precio.
¿Hay alguna empresa que le sirva de inspiración, de modelo?Hace 15 años estudiamos el modelo de Toyota, el Toyota way, para entender el funcionamiento de la red. También vimos a Ricardo Semler en Brasil, de la empresa llamada Semco, muy innovadora en manejo de recursos humanos y gestión de talento. Hace muchos años que participo de discusiones de negocios en Harvard y otras universidades, y de todas las empresas que se ven siempre te queda algo. Uno de los últimos casos escritos dedicado a Los Grobo dice que hay que pensarla como una empresa creadora de ecosistemas de negocios. Me gusta esa idea porque resume el concepto. No sólo vamos a producir sino a crear servicios y dar vida a un ecosistema donde hay proveedores, clientes, una red de vínculos. El proceso productivo no es fruto sólo de una tecnología, sino de una forma de organización.
Creo que innovación es una forma de vida. Es estar pensando permanentemente si hay una forma distinta de hacer las cosas.
Hay una frase que dice: pago 10 por una idea y 90 por su implementación. ¿Cómo se hace para que una innovación se ejecute lo más rápidamente?Hay otra frase que dice que la acción precede a la estrategia. Uno hace y en la acción va aprendiendo. El desafío es tener una organización que se mueva rápido y aprenda de lo que está pasando, que tenga capacidad de ir revisando permanentemente la estrategia, la visión. Si miramos cómo era Los Grobo hace 20 años y como es ahora, es totalmente diferente. En los últimos siete años hemos cambiado dos o tres veces de modelo de negocios.
Ahora, más enfocado en los servicios…Sí, más en servicios que en la industria. Antes, más focalizados en la producción, y en un desarrollo más cuantitativo. Ahora, un desarrollo más boutique, si se quiere.
¿Cómo es el mecanismo de toma de decisiones en el board? ¿Son rápidas o se debate mucho cada paso?Ha ido cambiando con el tiempo. Cada vez más, el board es un lugar no sólo de toma de decisiones sino centro de estudios que analiza opciones. Como presidente, mi obligación es llevar opciones de negocios para que debata y decida. Muchas veces me dicen que sí, y muchas veces, que no. Prefiero no hacer nada si no hay concordancia total. En el board nunca hubo una votación. Mis socios brasileños (N. de la R.: el fondo Vinci, de Paulo Fachim) tienen el 20 por ciento, pero son tratados de igual a igual. Si un socio minoritario tiene una opinión contraria a una decisión, o yo lo convenzo o él me convence a mí. Si no lo escucho, probablemente algo me pierda. Si no hay consenso con una medida, prefiero seguir debatiendo hasta que lo haya. Mi rol, hoy, es mantener una relación armónica entre los grupos de interés: accionistas, personas. Luego está la cuestión estratégica, impulsar un camino, un sendero. Y el timing: cuándo es el momento para comprar, para vender, para capitalizar, para apretar el acelerador. Es algo en lo que me siento cómodo. No sé si lo hago bien pero me siento relajado.
Cada vez más, el board es un lugar no sólo de toma de decisiones sino centro de estudios que analiza opciones.
¿Qué indicadores clave, a nivel macro, y sectoriales, sobre el negocio agropecuario, sigue al detalle?Más que indicadores, tenemos una visión. Nuestro negocio tiene que ver con los alimentos, la energía, la bioeconomía. Quien pueda gestionar la fotosíntesis, con todo lo que eso significa, tendrá algún tipo de ventaja en este siglo de la bioeconomía. Después hay un montón de ingredientes sobre los que se puede hablar. Pero las decisiones de la empresa son todas de largo plazo: no tomamos una decisión por una tapa de un diario o por la suba o baja de un producto.
¿Qué es largo plazo? ¿Cinco años?Cinco años es recontra largo plazo en la Argentina. Pensamos en qué pasará dentro de dos o tres años, sí.

Nubarrones en el horizonte 

¿Cómo ve el negocio agrícola en 2014?Lo veo complicado por una baja de la rentabilidad y un endeudamiento creciente. Esto no es parejo para todos. Hay 100.000 productores y no a todos les va igual. El negocio tiende a complicarse cada vez más. El sector no resiste más la presión impositiva y el aumento de costos. Es un combo complejo que se vino aguantando porque el productor tenía liquidez. Pero lo veo complicado. Habrá que revisar estas cuestiones. Cuando se haga, la Argentina debería pegar un salto importante de productividad. De los 100 millones de toneladas que se producen deberíamos pasar a 130/140 millones rápidamente, en dos o tres años. Pero, para eso, es necesario revisar la estructura impositiva.
¿Hay un precio de la soja, por ejemplo, US$ 450, que dispare una señal de alarma?El año pasado la cosecha en los Estados Unidos fue pésima y eso llevó los precios a un rango de US$ 500/550 la tonelada. El rango de ahora es US$ 450/500. No es malo. Puede bajar de US$ 480 si la cosecha en América latina es muy buena. El problema es que los costos han subido tanto que esos US$ 30 menos te ponen debajo de la línea de flotación, no sólo en la Argentina, sino también en Brasil. Especialmente, en zonas alejadas de los puertos.
¿Cuáles son los planes 2014 de Los Grobo?Nuestra apuesta es a largo plazo, donde vamos a integrar lo que acabamos de comprar (la agroquímica Agrofina) con nuestra red de distribución de insumos, semillas, fertilizantes y servicios (financieros, logística, gestión del riesgo). Ese es el camino para crecer. Probablemente el año que viene estemos mirando nuevamente qué hacer en Brasil, después de vender nuestro negocio a Mitsubishi. Hay que darle tiempo a la empresa y a la gente para que vuelva a tomar envión.
Cuando dice qué hacer en Brasil, ¿se refiere a sembrar?Probablemente. Tenemos un molino de trigo y una distribución de harina.
El negocio tiende a complicarse cada vez más. El sector no resiste más la presión impositiva y el aumento de costos.
¿Y en la Argentina, en cuanto a producción?Este año se achicó mucho la superficie. Siembro ahora menos que en 1994. Vamos a cerrar en unas 60.000 hectáreas (40.000 de soja y el resto, trigo, maíz y girasol).
¿Se mantendrá esa superficie el año próximo?
No lo sé. Pero estamos dispuestos a seguir achicando la siembra si los números no dan.
¿Cuándo son los meses clave?Empieza en febrero, porque las decisiones del trigo se toman entre febrero y marzo. Y, luego, en junio, cuando se empieza a alquilar para la cosecha gruesa.
¿Cómo cerrará Los Grobo en facturación este año?Nos mantendremos en torno a los US$ 1000 millones, el mismo nivel que en 2012, cuando teníamos más negocios en Brasil, porque creció el negocio en la Argentina por la compra de Agrofina. Los servicios representan entre 50 y 60 por ciento; industria, entre 30 y 40 por ciento, y producción, 10 por ciento.
¿Por dónde buscarán crecer ahora en materia de servicios?Estamos desarrollando agricultura de precisión, de base tecnológica, e invirtiendo en plantas de tratamiento de semillas. Acabamos de inaugurar una en Tandil y estamos analizando dónde abrir una segunda. Hay decisión de dos plantas más, además de Tandil. Tenemos proveedores de genética y hacemos un tratamiento para darle al productor la semilla lista para usar con curasemillas e inoculantes. La semilla se transformó hoy en un vehículo de tecnología, más allá de sus propios genes.

Pese a la presión del Gobierno el campo espera otra devaluación y se niegan a vender la soja


La Casa Rosada los trató de “avaros” por no liquidar. Porqué los productores no venden. El efecto “silobolsa”.
La estrategia del presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, de colocar el valor del dólar a 8 pesos para impulsar a los productores a liquidar la cosecha de soja ya está mostrando claras señales de fracaso a una semana del salto devaluatorio.
Los datos son contundentes: Según estadísticas privadas a las que accedió La Política Online, durante la presente semana (del 27 al 31 de enero) se negociaron menos de 60.000 toneladas de soja en el Mercado a Término de Buenos Aires (Matba).
En tanto, en enero se operaron alrededor de 400.000 toneladas en dicho mercado, mientras que en el mismo mes de 2013 se negociaron más de 544.000 toneladas, al tiempo que en los primeros 31 días de 2012 se comercializaron 829.2000 toneladas.
Pero, ¿a qué se debe semejante baja en las ventas de soja respecto a años anteriores? Para el presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), Ricardo Marra, es producto “de la incertidumbre cambiaria y la baja tasa de interés”.
“Hay una fuerte parálisis en el mercado porque se están haciendo mucho menos ventas foward (o futuras) que en años anteriores”, sostuvo Marra a LPO, para luego agregar que “no hay tanta soja guardada como (el Gobierno) cree”.
En este sentido, para el titular de Kimei Cereales, Javier Buján, el stock remanente de la campaña 2012/13 es de alrededor de 5 millones de toneladas, a las que habría que sumarle 2 millones más correspondientes a la acumulación de ciclos anteriores.
“Todo esto está en manos de los productores; actualmente la demanda exportadora e industrial está ofreciendo muy buenos precios en torno a los 330 dólares teniendo en cuenta que los valores y perspectivas a futuro no son tan favorables”, explicó Buján a LPO.
Así las cosas, en el mercado estiman que, al cortarse el financiamiento en 2014, el remanente de soja será utilizado por los productores como capital para comprar los insumos necesarios para sembrar la campaña fina y gruesa de 2014/15.
El tema es que los tiempos del mercado no son los que el Gobierno necesita para frenar el drenaje de reservas que registra el Banco Central, que en enero perdió más de u$s 2.300 millones y ya se ubican en torno a los u$s 28.000 millones.
En otras palabras, a esta altura el kirchnerismo ya no puede esperar a abril/mayo a que ingrese el grueso de los fondos provenientes de la liquidación de divisas del sector agroexportador de la actual campaña 2013/14 prevista en 52 millones de toneladas.
Guerra de acusaciones
En este contexto, funcionarios del Gobierno nacional salieron este viernes a atacar a los productores, revelando la desesperación que existe para que liquiden cuanto antes el stock acumulado y así entren dólares al Banco Central.
El problema es que, en lugar de generar un marco de confianza, el kirchnerismo repite la estrategia de atemorizar a los productores que aún conservan parte de la cosecha pasada que se ubicó en torno a las 48,5 millones de toneladas.
El primero en hablar fue Luis D’ Elía. En la red social Twitter propuso incautar la soja almacenada en los silobolsas y nacionalizar el comercio de granos que hoy es controlado por las grandes agroexportadoras nucleadas en Ciara-CEC (que en enero liquidaron poco más de u$s 1000 millones).
Luego fue el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, el encargado de acusar a los “grandes productores” de no efectuar liquidaciones de “divisas” en el mercado local por “avaricia y carácter especulativo”.
También el ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, decidió meterse de lleno en la pelea con el campo. En una entrevista con Página/12 aseguró que hay 8 millones de toneladas de granos sin liquidar y que están en juego unos u$s 3500 millones.
“La especulación nunca estará ligada a los hombres solidarios con los intereses del pueblo”, señaló Casamiquela en un mensaje al presidente de la Sociedad Rural (SRA), Luis Miguel Etchevehere, quien afirmó que convenía más especular que invertir.
La respuesta por parte del campo no tardó en llegar. En declaraciones a LPO, el titular de Federación Agraria (FAA), Eduardo Buzzi, fue terminante: “Los funcionarios militantes del relato mienten todo el tiempo y también con el tema de la soja que según ellos tenemos los productores”, disparó.
“Los pequeños y medianos productores no tenemos un kilo de soja desde hace seis meses; que dejen de buscar responsables de la crisis donde están metiendo a todo el país”, señaló Buzzi y agregó: “se tienen que hacer cargo de la mala gestión económica que vienen llevando adelante”. 
En tanto que el vicepresidente de CRA, Pedro Apaolaza, fue contundente: “El productor va a comercializar cuando considere oportuno y va hacer lo que quiere porque todavía estamos en un país libre”, apuntó.
En la misma línea, el dirigente agropecuario bonaerense, Jorge Srodek, disparó: “Capitanich debería buscar lo amarrocado por los empresarios amigos del kirchnerismo y dejar a los productores en paz”.
El Efecto Silobolsa
Como sea, hay un aspecto que el Gobierno pareciera no tener muy en cuenta o que, al menos, no sabe o no puede combatir. Sucede que en los últimos años el mercado agrícola argentino se vio revolucionado por el uso de silobolsas.
Se trata, ni más ni menos, de inmensos bolsones puestos en el campo para almacenar granos. Esta tecnología, de origen argentino, cambió el ámbito de la comercialización al generar una redistribución de fuerzas fenomenal entre la oferta y la demanda.
Así, y más aún en el actual escenario político y económico viciado por la incertidumbre, la soja dejó de ser considerada como un negocio por los productores para pasar a ser operada como una moneda de cambio.
Es decir, pase lo que pase con la coyuntura local e internacional, la soja siempre seguirá manteniendo su valor relativo. En cambio, no puede decirse lo mismo del trigo o el maíz (que han dejado de ser un commoditie para transformarse en un bien social).
Los productores a un costo bajísimo acumulan en su propio campo su cosecha de soja en estos enormes bolsones y sin mayores inconvenientes logísticos aguardan el mejor momento para vender. La soja puede permanecer años en los silobolsa sin perder su calidad. “Es la caja fuerte más barata del mundo”, graficó a LPO un operador del mercado.
Y precisamente el errático discurso del Gobierno respecto a la devaluación y la feroz caída de reservas, está creando la convicción en los productores que el dólar a 8 pesos es el primer escalón de una devaluación mayor, de ahí que lejos de verse seducidos por la medida, ahora esperan por si la Casa Rosada o el mercado vuelve a pegarle otro golpe al peso.

The Economist: “En Argentina y Venezuela se terminó la fiesta”


La revista inglesa, referente a nivel internacional, calificó a ambos países como las economías “más débiles de América Latina”.

En Argentina y Venezuela “se terminó la fiesta”, según la revista inglesa The Economist, una de las referencias a nivel internacional. Y calificó a ambos países como las economías “más débiles de América Latina”.
Según la publicación, que se edita desde el año 1843, Argentina y Venezuela “están llegando a un punto de inflexión”, luego de vivir “a lo grande durante años, gastando alegremente ganancias de un auge irrepetible de commodities (petróleo en Venezuela, soja en la Argentina)”.
“Ambos recurrieron a intervenciones de los bancos centrales y a controles para evitar que tasas cambiarias sobrevaluadas caigan y que la inflación crezcaAmbos enfrentan ahora un castigo merecido“, subrayó el artículo que integra la edición impresa.
Para The Economist“la inflación es un problema compartido” entre Buenos Aires y Caracas, y, en el caso argentino, “está de manera no oficial en 28 por ciento, consecuencia de políticas monetarias y fiscales flexibles”.
“Algo había que hacer, y el mes pasado (por enero, ya que la revista se publica mañana) la Argentina dejó que el peso se devaluara más de 15 por ciento en la semana que comenzó el 20 de enero, y luego anunció una flexibilización de la prohibición de comprar moneda extranjera para ahorro”, repasó The Economist, que, sin embargo, cometió un error al indicar que lo que los particulares obtienen “es transferido a sus cuentas bancarias, sin que se libere en efectivo”.
Para la revista británica, “el objetivo del Gobierno parece ser achicar la brecha entre el precio oficial y el blue, y si bien se achicó un poco, el temor a que la devaluación lleve a una inflación mayor explica la continua suba de pedidos de dólares, incluso a una tasa menos favorable”, planteó.
“Si el Gobierno está dispuesto a ser prudente antes de hacer política, no está claro. El día en que su gobierno dejó al peso deslizarse, (la presidenta Cristina) Fernández (de Kirchner) anunció un plan”, el denominado “Progresar”, y “su única referencia a la caída de la moneda fue un tuit acusando a los bancos de haber ayudado a inversores a especular con el peso”.
“Al menos la liberación parcial de los controles cambiarios es un paso vacilante hacia la normalidad. En Venezuela, la situación es más peligrosa“, comparó.

“El Estado sabe lo que está haciendo”


Lo sostuvo el ministro Casamiquela. Dijo que hoy el dólar oficial está “estable” como para liquidar las toneladas de soja que se encuentran ensiladas y permitir el ingreso de divisas al país. Duro cruce con Etchevehere.
El ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, aseguró ayer que la “estabilidad” del dólar oficial ofrece las condiciones necesarias para que la existencia de unos 8 millones de toneladas de soja, en manos de productores y exportadores, sea “liquidada” para permitir el ingreso de divisas por u$s3.500 millones.
Estos conceptos fueron expresados por el funcionario durante una entrevista difundida anoche por Canal 7, según difundió la agencia de noticias DyN.
Casamiquela durante la charla evitó hablar de “especulación” por parte del sector privado y objetó a aquellos dirigentes ruralistas que “miran parcialmente” la situación económica que actualmente ofrece la producción agrícola.
“El dólar oficial ha obtenido un nivel de convergencia que sugiere la posibilidad de llegar al tiempo de que los exportadores puedan liquidar el material que todavía está guardado en el campo, y hablo específicamente de la soja“, expresó.
Y agregó: “La semana pasada contabilizamos unos 8 millones de toneladas (de soja en stock), esto significa unos u$s3.500 millones, y creemos que es tiempo, con un valor del dólar que está estable, que se puedan comercializar y generar divisas” para el país.
En referencia a las medidas en materia cambiaria, el funcionario aseguró: “El Estado está seguro de lo que está haciendo. Hay un proceso de evaluación y se puede mantener el dólar, ya que hay reservas y herramientas, y además controlamos los precios” de la economía.
Por ello, el funcionario aseguró que actualmente “el tema no está en la especulación” que podría resultar detener inmovilizado el stock de soja, que estaría ensilado en el campo.
También expresó que “el año pasado a esta época (del ciclo agrícola) se había liquidado el 97% (de la anterior cosecha oleaginosa) y ahora estamos con un nivel de liquidación menor, es decir del 83%, y esa es la diferencia de 8 millones de toneladas a las que nos referimos antes”.
Duro cruce con Etchevehere
La semana pasada, el titular de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere, sostuvo que actualmente es mejor para los productores “especular con la inflación que invertir”.
En ese sentido, Casamiquela criticó al ruralista. ”La especulación nunca estará ligada a los hombres solidarios con los intereses del pueblo. (…) Una sociedad plena, libre y consciente de sus derechos y obligaciones merece una dirigencia comprometida en todas sus facultades, ejerciendo su tarea de manera responsable y en beneficio de todos los argentinos”, afirmó.
Asimismo, opinó que “tomar una sola decisión de índole comercial en perjuicio de los consumidores no puede tener ningún tipo de cabida en dirigentes que han sido elegidos para representar a organizaciones y que tienen un compromiso con el país y sus hombres”.
Por su parte, en referencia a los pedidos reiterados por parte de la Mesa de Enlace de eliminar las retenciones al agro, el funcionario explicó que se trata de un mecanismo para fomentar el agregado de valor en origen. ”La búsqueda de un modelo agroindustrial con estrategias de valor agregado en origen es incompatible con la exportación de materias primas con escaso valor. (…) No puede ser que hoy exportemos maíz a un país al cual simultáneamente le compramos carne de cerdo engordado con ese maíz”, sostuvo.
El ministro concluyó: “Las retenciones no deben desalentar la producción pero sí deben posibilitar, junto a otras políticas, el incremento del valor agregado”.

El campo respondió a Capitanich: “Actuamos con prudencia y no con avaricia”


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El campo respondió a Capitanich: “Actuamos con prudencia y no con avaricia”
Economía y política
De esta manera la Mesa de Enlace rechazó las críticas del jefe de Gabinete sobre la liquidación de la soja; además exigió una política antiinflacionaria en un escenario de incertidumbre.
La Mesa de Enlace Agropecuaria salió hoy al cruce de los dichos del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, al indicar que los productores con su stock de soja “están actuando con prudencia y no con avaricia, en un mercado donde todos sus insumos están atados a un dólar a futuro que desconocen” y pidió una política “antiinflacionaria”.
A través de un comunicado, los ruralistas -que también salieron a responder a Carlos Casamiquela- indicaron que las liquidaciones por venta de soja ascienden a ‘más de 13.700 millones de dólares‘, cifra que es ‘la misma cantidad‘ a la registrada a igual lapso de 2013.
La Mesa de Enlace se preguntó “por qué motivo el gobierno no los pudo retener en sus reservas” y destacó el escenario de “incertidumbre” que se le presenta el productor con una “inflación que supera el 30 por ciento anual”.
Este agrupamiento instó al jefe de Gabinete a “finalizar de una vez por todas con la agresión y la confrontación” y pidió que desde la Casa Rosada se abra con el sector “un espacio de diálogo fluido”.
La dirigencia agropecuaria explicó que “los productores saben que deben afrontar los gastos de la presente campaña en total incertidumbre sobre los costos de sus insumos, en un escenario de nulo financiamiento y con la responsabilidad de mantener las fuentes de trabajo y de cumplir los compromisos contraídos”.
Para la Mesa de Enlace, el gobierno busca “culpables de sus propios errores en vez de implementar un plan integral para combatir la inflación, reducir el gasto público, mejorar la competitividad real de la economía e incentivar la producción, el empleo genuino y el desarrollo”.
Además de reclamar la aplicación de “una política antiinflacionaria”, desde el sector ruralista se pidió que “dejen de dilapidar las reservas y se incentive la producción genuina dando señales de confianza”.
“El campo no tiene hoy capacidad de ahorro y escasa capacidad para mantener la empresa en marcha, pero quiere seguir invirtiendo y aumentando el trabajo, y para esto necesitamos reglas claras y estables”.

Mayor competitividad cambiaria para el agro: ¿podrá sostenerse?


En el año 2013, la soja cotizó a un precio promedio estimado de 525 dólares la tonelada en el mercado de exportación, uno de los valores más altos de la última década. Pero el mercado espera que los precios en 2014 sean menores, como consecuencia de buenas campañas en todos los países productores líderes.
A pesar de lo anterior, la 2012/2013 ha sido una de las campañas agrícolas en la que los productores argentinos menos soja han vendido en relación con lo producido y respecto de los patrones de venta históricos.
En efecto, se habrán comercializado unos 40 millones de toneladas de soja a fines de enero (según datos del Ministerio de Agricultura de la Nación y cálculos propios), sobre una campaña de 49,3 millones de toneladas (dato oficial del Sistema Integrado de Información Agropecuaria).
El cociente entre las ventas y lo producido se aproximará al 81 por ciento, cuando ha promediado el 94 por ciento a la misma fecha en las últimas cinco campañas (ver infografía).
Si se supone stocks de inicio de cinco millones de toneladas, quedarán unos 14 millones de toneladas de soja a fines de enero, distribuidas entre las distintas instalaciones de almacenaje y básicamente en manos de productores agropecuarios.
Razones
¿Por qué a pesar de los excelentes precios internacionales los productores han vendido tan poca soja? Por dos circunstancias: a) Los precios que reciben no son los externos; los productores deben ceder el 35 por ciento al fisco en concepto de derechos de exportación; b) En los últimos años, el precio del dólar ha estado artificialmente contenido en Argentina, a consecuencia de una política explícita de intervención del Gobierno, generándose en jerga económica un importante atraso cambiario.
Los precios de bienes y servicios de la economía subieron en promedio un 511 por ciento entre diciembre de 2001 y diciembre de 2012 (según fuentes confiables), mientras que el precio del dólar subió un 389 por ciento; en ese período, el dólar subió 0,75 punto por cada punto de inflación.
En síntesis, los productores no han vendido soja al ritmo que habitualmente suelen venderla a la espera de una baja en la presión tributaria y/o una mayor alineación del precio del dólar con el resto de precios de la economía.
Estrategia de convergencia
La decisión de conservar la soja se profundizó por la forma en que el Gobierno eligió para revertir el atraso cambiario. El camino seguido fue hacerlo de a poco, cuando lo recomendable era un salto del tipo de cambio y luego una férrea política de estabilización para calmar las expectativas de una nueva devaluación.
A mediados del 2013 comenzó a acelerarse la tasa de devaluación: del 1,7 por ciento mensual de junio se pasó al 2,6 por ciento en agosto, al 2,9 en noviembre y al cinco por ciento en diciembre. Con esa modalidad y ritmo de devaluación, el incentivo a demorar la venta se exacerbó.
En las últimas semanas de enero, se ha producido un cambio en la estrategia del Gobierno. Se ha priorizado un importante salto devaluatorio con suba de tasas de interés para absorber liquidez, reducir los efectos inflacionarios y el combustible disponible para comprar dólares.
Enero probablemente cierre con un tipo de cambio de ocho pesos por dólar. Si esto se convalida, la devaluación punta a punta (de fines de diciembre a fines de enero) llegará al 23 por ciento.
A inicios de la última semana, el Gobierno ha anunciado que el nuevo nivel del tipo de cambio es suficiente para recuperar competitividad externa y estimular la oferta de dólares. En palabras del jefe de Gabinete “la política cambiaria ha alcanzado un nivel de convergencia razonable con los objetivos de política económica”.
Mejora patrimonial
Un mayor tipo de cambio mejora la situación patrimonial de los productores agropecuarios, en función de que los activos de las empresas están en general más dolarizados que los pasivos.
Por caso, los productores dispondrían actualmente de unos 14 millones de toneladas de soja y el 90 por ciento de la deuda que mantienen con bancos está en pesos. También apuntala la rentabilidad de la producción, en particular de la cosecha agrícola 2013/2014, considerando que al menos algunos costos han sido fijados con un tipo de cambio menor.
A mediano y largo plazos, la mejora en la ecuación económica (clave para aumentar la inversión y la generación de divisas a futuro) persistirá en la medida que perdure el cambio de precios relativos a favor de los productos (granos, hacienda o leche).
En otras palabras, si el Gobierno desea hacer crecer la oferta exportable debe tratar que en los próximos meses los precios internos de los productos del agro y las economías regionales se mantengan relativamente altos en relación con los precios de los restantes bienes y factores de la economía.
Panorama
¿Qué ha sucedido hasta el momento? En lo que va de enero, el precio de la soja subió un 26 por ciento en el Mercado a Término de Buenos Aires (Matba, posición Soja Rosario Disponible)
y un 48 por ciento si se compara con fines de enero de 2013.
Con precios de exportación relativamente estables, la soja se ha revalorizado en forma importante gracias a la devaluación. El precio interno de maíz (Matba) ha subido un 10 por ciento en el último mes y un 28 por ciento respecto de un año atrás. En este caso, la devaluación ha servido para amortiguar una importante caída en el precio internacional del cereal.
Por último, el kilo vivo de novillo en el mercado de Liniers ha subido un 15 por ciento en el último mes y un 39 por ciento en el último año. Nótese que la soja y el novillo se han valorizado en términos reales (mejora de precios relativos), no así el maíz, considerando una tasa de inflación anual del 30 por ciento a enero de 2014.
Equilibrio
Un tipo de cambio de ocho pesos por dólar alivia el negocio agropecuario, en particular la producción de soja, para la cual los precios internacionales acompañan. Esa paridad cambiaria genera un poder de compra interesante de la oleaginosa en el mercado interno. Pero hay que tener en cuenta que la soja se proyecta a la baja en el mercado internacional, por lo que el mayor oxígeno puede agotarse en esta campaña.
Ahora bien, la soja seguramente no define la referencia para un tipo de cambio de equilibrio. Las economías regionales más alejadas de los puertos, los productos menos beneficiados por subas de precios internacionales, o los segmentos industriales de bienes de consumo semidurables y bienes de capital, seguramente requieran de un dólar “adelantado” a la inflación interna de los últimos años (los precios se multiplicaron por 8,3 en promedio desde diciembre 2001 a la fecha).
¿Podrá sostenerse?
¿Podrá sostenerse la mayor competitividad cambiaria? Los números anteriores muestran que algunos productos claves del agro se han valorizado respecto de otros bienes de la economía luego de la aceleración de la depreciación.
Pero esta mejora sólo podrá mantenerse (ceteris paribus los precios internacionales) si de aquí en adelante el tipo de cambio sigue el ritmo de la inflación, es decir, no se adelanta ni se atrasa.
Si la tasa de inflación de los próximos meses promediase el x% mensual, el dólar debería depreciarse al x% mensual en el mercado oficial para no perder la competitividad cambiaria ganada.
La devaluación del año 2002 pasó lentamente a precios internos y por eso logró una rápida recuperación productiva. Tres años después, los precios habían copiado sólo un tercio de la suba del dólar.
Lamentablemente, el contexto económico actual no es el de hace 13 años, la economía opera en pleno empleo y con mecanismos de transmisión de la inflación mucho más aceitados que en el pasado.
La clave pasa por encauzar las expectativas hacia un sendero decreciente de inflación y depreciación. El Gobierno debe reconocer el problema inflacionario, explicitar un programa monetario y fiscal consistente con metas de inflación y lograr el compromiso de acompañamiento de los distintos actores sociales (sindicatos particularmente).
El Banco Central tiene herramientas para contener los precios y la fuga hacia el dólar. En las últimas semanas, las tasas de interés vienen subiendo fuerte de la mano de una política de absorción de pesos del Banco Central.
El gran interrogante es si la nueva estrategia monetaria será acompañada de los cambios que requieren la política fiscal y la forma en que se ha venido financiando el Estado en los últimos años.
El autor es economista jefe del Ieral-Fundación Mediterránea.
Rezagado
Precios relativos. Los precios de bienes y servicios de la economía subieron en promedio un 511 por ciento entre diciembre de 2001 y diciembre de 2012 (según fuentes confiables), mientras que el precio del dólar subió un 389 por ciento. En ese período, el dólar subió 0,75 punto por cada punto de inflación.

Volver a cumplir con la cuota Hilton ! ! !


El ministro de Asuntos Agrarios bonaerense, Alejandro Rodríguez, aseguró que es uno de los objetivos de la Provincia.
El ministro de Asuntos Agrarios bonaerense, Alejandro “Topo” Rodríguez, aseguró  que el objetivo de la Provincia es “mejorar los saldos exportables” de carne y volver a “cumplir la cuota Hilton” para incrementar el ingreso de divisas al país.
“La Provincia, en materia de carne vacuna, puede sumarse al objetivo de ayudar a mejorar los saldos exportables para llegar a una ecuación de 80-20: que el 80% (de la producción) se destine al mercado interno, al consumo popular, que es el motor del crecimiento y la justicia social en la Argentina, pero que también podamos tener un 20% de saldos exportables y volver a cumplir con la cuota Hilton”, explicó el funcionario.
En declaraciones a radio Continental, Rodríguez señaló que “la provincia de Buenos Aires puede contribuir a eso y ambas cosas se pueden lograr: recuperar la capacidad exportadora o hacer crecer los saldos exportables y garantizar, de manera armoniosa también, o cuidar de manera armoniosa, nuestro consumo. Podemos hacer ambas cosas”.
La cuota Hilton es un cupo de exportación de carne vacuna de alta calidad que la Unión Europea otorga al resto de las naciones para exportar a los mercados del Viejo Continente.
La Argentina no cumple con su cuota Hilton desde hace varios años, lo que, según la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes de la República Argentina (Ciccra), representa una pérdida de más de cien millones de dólares anuales.
La semana pasada, el Gobierno reconoció que aspira a elevar las exportaciones de carne al 20% del total de la producción, según plantearon funcionarios de Agricultura durante una reunión técnica realizada con representantes de las entidades ganaderas.
En ese encuentro, técnicos de la Mesa de Enlace Agropecuaria presentaron un documento en el que plantearon, entre otros reclamos, el cumplimiento de los acuerdos y contratos internacionales, como la cuota Hilton, para incrementar las exportaciones de carne.
Actualmente, las ventas a mercados externos no superan el 7% de la producción local.
En ese sentido, Rodríguez -quien asumió hace un mes- dijo tener “el acompañamiento del gobierno nacional, en particular del ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Carlos Casamiquela”, para trabajar en el impulso de las exportaciones cárnicas.
Destacó que el gobernador Daniel Scioli lo instruyó “para mejorar la productividad y competitividad del sector agropecuario en la Provincia, que es muy grande y diverso”, en especial “la aplicación de los estándares en materia de carne”.

Incomprensible II


El país necesita divisas (genuinas) pero el Gobierno mantiene restricciones y trabas –escritas y no escritas– prácticamente para todas las ventas al exterior de casi los únicos productos que le pueden dar al país recursos en el corto plazo: los alimentos.
La Argentina precisa aumentar con urgencia sus alicaídas reservas, pero favorece la compra de divisa extranjera, a precios subsidiados y que no queda en el sistema.
Se requiere aumentar rápidamente la cantidad de pesos (sin aumentar aún más la emisión, alias, “darle a la maquinita”), y casi se fuerza la salida de esos pesos para comprar dólares, mientras no se aumentan las tasas de interés como para que resulte de algún atractivo quedarse en los bancos, en moneda local.
La producción no tiene plata y se cortaron, prácticamente, todos los créditos oficiales y comerciales lo cual, a la luz de lo que ocurre, es perfectamente comprensible, ya que los comerciantes saben que los precios a los que tendrán que intentar reponer su stock son sensiblemente mayores a los que tenían hace 2-3 semanas atrás.
Pero si no se puede exportar, y tampoco hay con qué producir, ¿qué es entonces lo que se está pretendiendo el Gobierno?
¿Hacia dónde se supone que se orienta?
El tema desvela a la mayoría de los empresarios, aunque algún distraído siga pensando que la última devaluación “sirve” para favorecer las exportaciones.
En el caso del campo, la liberación total del comercio es clave. Caso contrario, los escenarios de la carne vacuna en 2011/12, o del trigo el año pasado, con precios internos extraordinarios debido al déficit de oferta, se multiplicará en otros muchos rubros. De hecho, no falta tanto para que ocurra también con la leche.
Sin embargo, el Gobierno que sigue dando vueltas con los “diagnósticos” no quiere reconocer los (propios) errores del pasado, e insiste con repetirlos: Roes, precios de corte, cierre de registros, amenazas (muchas infundadas), etc., siguen muy vigentes como si con esas herramientas hubieran logrado algún éxito.
Con semejante escenario, no puede llamar la atención la “inmovilidad” de muchos, y la reticencia de los productores a deshacerse adelantadamente de sus activos. Tanto granos como carne fueron, históricamente, su moneda de anclaje, el lugar en el que se sienten líquidos.
Pero además, ni el campo, ni casi ningún otro sector productivo hoy cree que, efectivamente, las medidas económicas hayan terminado con las de la semana pasada. Al contrario.
Aunque realmente, a la mayoría les cuesta pensar que el Gobierno corrija, excepto cuando ya no les quede más remedio y entonces, como ahora, seguramente se volverá a llegar tarde, y cada vez el abismo está más cerca.
De hecho, si las correcciones que se piden desde hace más de un lustro se hubieran realizado hace 1-2 años atrás, o la misma devaluación de la semana pasada se hubiera llevado a cabo en 2011-2012, probablemente hoy no se estaría hablando de esto.
Por caso, ¿qué pasaría si el Gobierno hubiera corregido su política triguera en 2008 cuando la resolución 125, y ahora, justo en este momento, tuviera 20 millones de toneladas de trigo para exportar, lo que hubiera sido perfectamente factible con otra política?
¿Qué costo estará dispuesto a afrontar el Gobierno con el mantenimiento del gradualismo en las correcciones?
Hasta ahora, como dice el economista Ricardo López Murphy, “(la Administración Kirchner) se comió el capital: reservas, rodeo vacuno, energía”.

El Gobierno prometió a tamberos que no volverán las retenciones a los lácteos


Representantes de la Mesa Nacional de Productores Lecheros asistieron ayer a la convocatoria que les había cursado el Ministerio de Agricultura y se llevaron una promesa.
En un contexto en el que la devaluación despertó el temor del campo sobre un posible aumento de las retenciones, el subsecretario de Lechería, Arturo Videla, tranquilizó a los productores al referirse a los derechos de exportación que fueron eliminados para los productos lácteos en 2009. Videla dijo que no retornará el impuesto al sector.
Según publicó El Cronista, la reunión fue presidida por el viceministro de la cartera nacional, Gabriel Delgado, que asumió tras el cambio de conducción del Ministerio, ahora a cargo de Carlos Casamiquela. Fue el primer encuentro de Delgado con el sector tambero.
Los productores plantearon en el encuentro su preocupación en torno a la rentabilidad del negocio, cuando siguen reclamando una suba del precio que cobran por el producto que entregan a las industrias, hoy en torno a los $ 2,40 por litro de leche.
En paralelo, en medio de los acuerdos con diferentes rubros de empresarios para contener los precios tras la devaluación que permitió el Gobierno hace una semana, la cadena láctea también tendrá su ronda.
Será el próximo lunes, cuando se verán las caras representantes del Ministerio de Agricultura, de Industria y de la Secretaría de Comercio Interior con los tamberos y las industrias lácteas. Las empresas participaron esta semana del encuentro que presidió el ministro de Economía, Axel Kicillof, y del que participó el secretario de Comercio Interior, Augusto Costa, para contener la inflación de las subas de precios tras la devaluación.
Desde el sector productivo indicaron a El Cronista que la convocatoria del lunes sigue la línea de trabajo que pautó el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, con la misma intención con la que se reunió, a mediados de enero, la cadena de ganados y carnes con funcionarios nacionales.
Esta línea es la de trabajar con cada cadena de valor para incrementar la producción. Para la cadena láctea, el objetivo es ampliar la producción nacional de leche a 14.500 litros anuales, desde los 11.000 actuales.
Pero cuando se celebró la anterior reunión, la cadena de la carne, el dólar orillaba los 6,40 pesos. Ahora con un dólar ?de convergencia?, como lo llama el Gobierno, instalado, al menos hasta el momento, en $ 8, es probable que el planteo de la devaluación y las subas de precios se cuele en la reunión.
El acuerdo de precios cuidados incluye 23 productos lácteos. Se trata de seis presentaciones de leche fluida, entera y descremada, dos leches en polvo, dos mantecas, cuatro quesos ?duros, rallados y untables?, dos cremas, seis postrecitos y un yogur con cereales.

La Lehmann modificó su estructura organizacional


El ex gerente de Cereales asumió la Gerencia General de la Cooperativa en diciembre de 2013.
Además, a partir del próximo sábado 1 de febrero Mauricio Tschieder se hará cargo de la gerencia de Hacienda, en tanto que Rogelio König seguirá vinculado al área como asesor.
Con el propósito de continuar en sintonía con un contexto siempre cambiante y que demanda suma atención, la Cooperativa Guillermo Lehmann ha implementado una serie de adecuaciones en su organigramaempresarial, específicamente en lo relacionado con sus niveles gerenciales.
Concretamente, las medidas comprenden la designación del Cr.
Gonzalo Turri como Gerente General de “la Lehmann”, y la del MP Mauricio Tschieder como nuevo Gerente de Hacienda.
En el caso de Gonzalo Turri, la puesta en funciones ya fue efectivizada el pasado mes de diciembre, en tanto que las actividades y labores relacionadas con la Gerencia de Cereales (cargo que hasta fines de 2013 desempeñó Turri) fueronredireccionadasaotros funcionarios del área, modalidad que se mantendrá al menos durante un tiempo.
En cuanto a Mauricio Tschieder, a partir del próximo sábado 1 de febrero reemplazará en la Gerencia a Rogelio König, quien continuará como asesor del área de Hacienda durante algunos meses más. Las funciones relacionadas con el cargo de Coordinador Comercial de Hacienda, que correspondía a Mauricio, también serán absorbidas en lo inmediato por otros funcionarios del área.
Al momento de oficializar todos estosanuncios, elpresidentedelConsejo, Cr. Oscar Picco, destacó la necesidad de que la Cooperativa esté en sintonía con los tiempos que corren, al tiempo que resaltó la integridad profesional y humana tanto de Rogelio (todo un símbolo de la institución) como de Gonzalo y Mauricio, todos ellos valores 100 por ciento “Lehmann”, para finalmente remarcar la convicción y satisfacción de todo el Consejo por considerar que se han tomado las mejores decisiones pensando tanto en el corto, como en el mediano y el largo plazo.

Pesca: creció la exportación 17%


Las exportaciones de pescados superaron los u$s 1.500 millones y alcanzaron un “récord histórico” al crecer un 17% en 2013 en comparación con 2012, informó la Subsecretaría de Pesca, al tiempo que detalló que los ingresos por infracciones a la Ley 24.922 sumaron $ 76,5 millones, con un aumento del 67% con respecto al año [...]
Las exportaciones de pescados superaron los u$s 1.500 millones y alcanzaron un “récord histórico” al crecer un 17% en 2013 en comparación con 2012, informó la Subsecretaría de Pesca, al tiempo que detalló que los ingresos por infracciones a la Ley 24.922 sumaron $ 76,5 millones, con un aumento del 67% con respecto al año anterior.
La Subsecretaría que preside Néstor Miguel Bustamante precisó, respecto de 2012, la captura de merluza hubbsi creció un 4%, la de langostino un 17% y la de calamar un 92%. Además destacó que se incrementó la presencia de las empresas bajo el signo distintivo común de “Mar argentino, salvaje y austral”, lo que generó la apertura y crecimiento de nuevos mercados.
El caso más relevante es el de China, que pasó de ser el sexto importador de productos del mar argentino en 2012, con 40.718 toneladas, a convertirse en el tercer importador en 2013, con 70.046 toneladas. La cartera destacó, además, que la recuperación de la competitividad que se vislumbra para 2014 brinda un panorama favorable a fin de consensuar políticas de crecimiento en el sector, “privilegiando un mayor valor agregado en los productos destinados a la exportación”, se dijo.