martes, 29 de enero de 2013


Divergencia oficial por área de soja

URUGUAY : Según DIEA habrá 890.000 hectáreas de la oleaginosa; para Opypa la superficie llegará a 1,25 millón de hectáreas
Criticados, polémicos o asimilados por el mercado, los informes mensuales de oferta y demanda del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por su sigla en inglés) son un mojón en la operativa mundial de granos. Pueden mover a los mercados abruptamente o aportar información que ya estaba “descontada” en los precios.
Pero siempre son esperados por provenir del gobierno de la principal potencia agrícola mundial. En Uruguay nadie pretende un nivel de seguimiento tan estrecho sobre el mercado pero sí que, al menos, las proyecciones oficiales no muestren disensos relevantes entre sí o con los que manejan los operadores privados.
El Anuario de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (Opypa) reveló con claridad esta distorsión. La agricultura creció exponencialmente en volumen, saldo exportable e ingreso, pero no así el seguimiento, la cantidad y calidad de la información pública sobre la actividad.
Las exportaciones ligadas a la agricultura son equivalentes o, a veces superiores, a las del complejo pecuario que sí tiene un sistema de información periódica y que es convalidado por el mercado. Quizá sea 2013 el año en que las cifras oficiales sobre la agricultura sean convergentes y den un panorama que se acerque lo más posible a la realidad. Que el proyectado Sistema Nacional de Información Agropecuaria (SNIG) genere más datos, con más frecuencia, y que sean realmente una referencia para los operadores privados.
Los datos y proyecciones de Opypa sobre los principales granos del país revelaron una distancia muy marcada respecto a los números de la  Dirección de Estadísticas Agropecuarias (DIEA), acercándose, a la vez, a lo que manejan los principales operadores del mercado. Tanto los datos pasados como las previsiones para el ciclo en curso marcaron una distancia más que considerable entre dos oficinas que son dependientes del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP).
Cuando el 26 de setiembre la DIEA informó que el área cosechada de soja de la zafra 2011/2012 había sido de 876 mil hectáreas y que la producción totalizó 2,11 millones de toneladas, la reacción del mercado fue de asombro. Es que los números de Aduanas desde marzo a setiembre marcaban exportaciones por 2,56 millones de toneladas. Por más que hubiera soja de la campaña previa, los números no cerraban si se cotejaba con los datos de stocks del Plan Nacional de Silos.
Al 1° de marzo de 2011 las existencias de soja declaradas sumaban algo más de 23 mil toneladas. Si bien este registro no incluye los granos en bolsones o en acopios con capacidad inferior a 1.000 toneladas, los números no cerraban.
En cuanto al área también había divergencia entre lo marcado por DIEA y por la información manejada por el Instituto Nacional de Semillas o por la Asociación Civil Uruguaya para la Protección de los Obtentores Vegetales, conocida como Urupov.
Además de reportar los principales números sobre la campaña sojera anterior, DIEA marcó una tendencia respecto al ciclo 2012/2013 previendo una estabilidad en el área de soja. Se estableció una referencia preliminar para el área de cultivos de verano de 1,105 millones de hectáreas, de las cuales la soja ocuparía más del 80% (casi 890 mil hectáreas).
Menos de tres meses después, el informe de Gonzalo Souto, de Opypa, estimó un crecimiento en el área de soja de entre 5% y 8%, lo que la ubicaría en un rango entre 1,2 millones y 1,25 millones de hectáreas. Para ello Souto relevó y consultó a operadores privados, como proveedores de insumos y servicios así como empresas agrícolas, entre otros.
Souto indicó que la expectativa de estabilidad en el área de soja manejada por DIEA “podría haberse visto modificada en las semanas posteriores a la recolección de la información, como respuesta a las condiciones del entorno (mercados, dificultades de los cultivos de invierno, etc.)”. En el informe se marcan no solo diferencias hacia adelante respecto al área de soja sino también se revisan los datos hacia atrás.
Los datos de DIEA marcan una producción promedio entre las zafras 2009/2010 y 2011/2012 de 1,82 millones de toneladas, cuando las estimaciones de Souto apuntan a una media de 2,3 millones de toneladas. Souto plantea claramente lo que los operadores privados esgrimen desde hace años.
Y es que las estimaciones de DIEA “han mostrado inconsistencias de cierta magnitud respecto de otros indicadores, lo que podría indicar que estarían subestimando los volúmenes producidos”. Indicó que la producción media de 1,82 millones de DIEA es un volumen “bastante inferior” al volumen exportado anualmente, según las cifras de Aduanas. Esa subestimación se vería con claridad al “contrastar la producción estimada con el uso de algunos insumos, particularmente semillas”.
En su informe 2012 Opypa no solo utiliza cifras distintas a las de DIEA respecto al área sino que también hace un cruzamiento razonable con datos disponibles como el de stocks y el de exportaciones que provienen de fuente oficial. En cuanto a las diferencias en el área, Souto indicó que “es posible” que éstas se originen en la “subestimación de la superficie sembrada y sean producto de las dificultades impuestas a la metodología (encuesta) por una agricultura –y un cultivo- especialmente dinámico en el pasado reciente”.
Esta afirmación es cierta en la medida que nuevos actores han incursionado en la agricultura, como los ganaderos o tamberos, que le han dado espacio a los cultivos en sus establecimientos para mejorar sus márgenes a la vez que intensifican la actividad pecuaria. También se puede señalar que quienes ocuparon áreas dejadas por grandes grupos de siembra en las últimas campañas –esencialmente en áreas más “marginales”– no estén incorporados a la encuesta.
En la zafra 2012/2013 se incorporaron áreas arroceras al cultivo de soja aunque no fueron tan relevantes como las manejadas inicialmente dado que finalmente las lluvias aportaron el agua necesaria para el cultivo del cereal.
Un primer paso en la definición de áreas puede darse a través de la información que arrojó el Censo Agropecuario y al cruce de información con otras entidades públicas y privadas sobre la venta y comercialización de semillas, así como los stocks remanentes.
El objetivo de tener “fotos” de alta definición sobre una de las principales actividades productivas del país no se conseguirá en el cortísimo plazo pero sí es posible con la coordinación entre entidades públicas y un fluido intercambio con las empresas y productores que hacen posible la agricultura.
Crece participación en exportaciones
En 2012 la participación de la soja despegó dentro de las exportaciones de bienes del país. Entre enero y noviembre las ventas externas de la oleaginosa representaron 17,2% del total medido en dólares. Habitualmente el grueso de las exportaciones de soja se da entre marzo y setiembre, y con eso le alcanza para ocupar el primer o segundo lugar, alternando con las colocaciones de carne vacuna congelada.
Entre enero y noviembre de 2011, las ventas externas de soja totalizaron el 11,7% apenas por debajo de las exportaciones de carne vacuna congelada. Hace tres años atrás, en 2009, las ventas al exterior de soja concentraron el 8,3% del total contra el 13,6% de la carne vacuna congelada.
En los primeros 11 meses de este año las colocaciones de soja, arroz y trigo concentraron el 28,5%. En todo 2009 estos tres productos representaron el 23,3% del total de las colocaciones. Este incremento en las colocaciones agrícolas se da en un contexto de expansión ininterrumpida de las exportaciones del país.
En el año 2009 las exportaciones de carne vacuna congelada y refrigerada representaron 17,5% del total, mientras en los primeros 11 meses de 2012 sumaron el 15,4%. Si se suman las ventas de productos lácteos, lana y ganado en pie, se da un porcentaje similar o algo superior al representado por los granos.
Todos los boletos a la oleaginosa
Luego de los números rojos de la última campaña de cultivos de invierno, la soja es vista por los productores como la fuente genuina de ganancias para el año comercial 2012/2013 en el país. En general, los productores salieron con muy buenos márgenes de la zafra anterior de la soja. Eso permitió compensar las pérdidas generadas especialmente por el menor rendimiento, tanto del trigo como de la cebada.
Desde el punto de vista agronómico, la actual campaña de soja viene con resultados positivos con el grueso del área cerrada en los primeros días de enero. Si bien se dieron resiembras por los temporales y tormentas, se logró un buen nivel de implantación y nacimiento de los cultivos. A nivel comercial, los agricultores tomaron posición vendiendo soja a futuro y tomando posiciones en el mercado de opciones. Cuando los valores de la soja llegaron a sus máximos en setiembre pasado en Chicago, los productores pudieron fijar negocios por la producción 2013 entre US$ 550 y US$ 560 por tonelada.
Los agricultores también tienen herramientas de opciones por las que pueden asegurar precios sin comprometer volumen físico. Una de las herramientas más utilizadas es la de asegurar un piso de precios pagando una prima. De esa manera, si el precio es mayor a ese piso el productor solamente paga la prima. En cambio, si los valores caen el agricultor se asegura un nivel de precio que le permite cubrir sus costos más algún margen. Con ese tipo de herramienta se mitiga el riesgo precio en mercados que son volátiles y se queda básicamente con el riesgo climático

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