jueves, 24 de enero de 2013

Columna: Los desafíos de la sequía en la agricultura


Por Santiago Farinati, Gerente de Marketing para BASF Chile y Perú
De acuerdo a un Informe de la Dirección General de Aguas de noviembre del 2012, el volumen de los embalses en Chile llegó al 34% de su capacidad. En un año han disminuido su capacidad en un 24% y en un 50% respecto a su promedio histórico. A la fecha, el volumen total disponible en el país representa sólo un 33% de la capacidad total de almacenamiento.
Ya nadie discute que la escasez hídrica en una amplia zona del territorio llegó para quedarse. Es la realidad de este siglo y lo que hagamos o proyectemos hoy va a impactar en la seguridad hídrica de las futuras generaciones. El país en su conjunto debe consensuar y trazar una hoja de ruta, una política pública, sobre cómo vamos a hacer frente a la escasez del recurso agua. Las medidas deben involucrar una alianza entre todos los sectores, productivos y no productivos, al Estado y también a la ciudadanía.
La sequía implica enormes desafíos para la agroindustria. Afecta el riego de los cultivos  y con ello la producción, perjudicando directamente la competitividad de los productores. Actualmente, un tercio de las comunas del país ha sido declarada en emergencia agrícola por la sequía.
Una de las zonas más afectadas es Copiapó, zona en que la producción agrícola bajó en un 40%, especialmente en la cosecha de hortalizas y uvas.  En la V región la producción de paltas ha disminuido en un 30% su producción nacional Asimismo, en la región del Maule hay más de 12 mil hectáreas afectadas por la sequía. La región tiene un 80% de la producción de arroz a nivel nacional y las hectáreas plantadas han caído de 25 mil a 21 mil, porque algunos productores optaron por cultivar maíz, ante la falta del agua para el riego.
A pesar que la Comisión Nacional de Riego aumentó a 41 mil millones de pesos su respaldo a proyectos de riego y drenaje durante el año 2012, es necesario avanzar en el uso racional del agua y sobre todo en el riego eficiente.
Sabemos que nadie tiene la fórmula para terminar con la sequía, pero es fundamental  invertir e incentivar las propuestas que apunten hacia la solución de este problema.
Aquí la innovación es fundamental y los aportes de empresas en desarrollar soluciones para apoyar a los productores agrícolas, son clave.
En BASF hemos desarrollado a nivel global la tecnología AgCelence,  una innovadora tecnología presente en algunos fungicidas que al ser aplicados de manera preventiva, preparan mejor a la planta para soportar los duros efectos de sequías y heladas. Estos beneficios están comprobados en varios cultivos en Chile.
El uso de esta tecnología  ayuda a aumentar la productividad del agricultor que anualmente está expuesto a dichos problemas, y constituye un aporte en la carrera por prevenir los daños que esta condición climática extrema genera a nivel nacional y mundial.

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