La patata como fuente de energía motriz

Todos hemos jugado a crear electricidad con una patata, la típica bombilla, la calculadora, gracias a la conexión con el tubérculo. En este caso, Marek Baczynski ha decidido ir más allá, y ha creado el primer coche patata del mundo, ¡y autónomo! Se llama Pontus.

Mediante su conexión a un condensador, se almacena la escasa potencia que genera el tubérculo, que a partir de 2,8 voltios se descarga, lo que permite al coche, totalmente independiente, moverse. Eso sí, puede hacerlo cada 15 minutos y con una autonomía total que ronda los 8 centímetros. Es decir, 32 centímetros a la hora de autonomía. Tiembla, Tesla.

Pontus se caracteriza por un diseño simple, pero interesante. Lleva incorporadas unas placas de control, y con ayuda de un segundo motor, puede girar libremente según su albedrío. Las características aerodinámicas del modelo le ayudan a adquirir la máxima velocidad posible gracias a la menor resistencia al viento, como puede verse del característico perfil en cuña del prototipo.

El invento no es una cuestión menor. Un agricultor de patatas podría tomar su producción, ya que la pagan a tan bajo precio, y crear un modelo a gran escala con el que poder moverse de manera limpia y ecológica por las carreteras. A más patatas, más energía, ergo más autonomía y velocidad.

Lo interesante del proyecto es que se trate de un coche autónomo, y no esté enfocado a un uso simplemente eléctrico del potencial energético de la patata. Sin duda, el nivel de autonomía de Pontus es todavía precario, pero la potencialidad del proyecto no tiene límites.

Otra parte positiva de usar la patata como fuente de energía motriz es que si tienes hambre, te la puedes comer sin problemas, ya que la transferencia eléctrica no afecta a las propiedades nutritivas del tubérculo, como bien demuestra el diseñador de Pontus, que al final del vídeo decide ingerir al único prototipo existente.

No importa. El coche patata ha comenzado su desarrollo, y en poco tiempo podría ser un serio rival para las energías limpias conocidas, y si el diseño mejora, podríamos estar hablando del futuro de la automoción: del campo al coche y al estómago. Reciclaje y ecología en estado puro.