En 1996, después de que Jeppe Robertsson tomara las riendas de la explotación ganadera iniciada por sus padres, se construyó la primera fase de invernaderos. Desde entonces, Gummagårdens ha alcanzado una producción anual de 1.700 toneladas de pepinos, lo que equivale a unos 5 millones de pepinos cultivados en 23.400 metros cuadrados.
Gummagårdens produce prácticamente durante todo el año. Sembrados en diciembre, los pepinos se cosechan de mediados de febrero hasta noviembre. En los meses más fríos, los invernaderos se calientan mediante un sistema de biomasa.
"Cultivamos plantas de pepino sobre piedra pómez en lugar de en lechos de cultivo. Dado que la piedra pómez se puede reutilizar hasta en 10 temporadas, esta decisión ahorra recursos y protege el medioambiente. Este es también un motivo por el que utilizamos control biológico, insectos que son enemigos naturales de las plagas del pepino, además de contar con un sistema de riego cerrado".
Sweden Rock Festival
Una vez al año, a principios de junio, Gummagårdens Gurkodling se ve inmerso prácticamente en el centro de un festival anual de rock llamado Sweden Rock Festival. Linda Lövberg, pareja de Robertsson, explica que el año pasado suministraron fresas al festival.
"Muchos de los asistentes al festival paran en la tienda de nuestra explotación. A muchos de los amantes del rock también les gusta la buena comida. En nuestra tienda se encuentran todas las hortalizas, frutas y berries de temporada, además de flores y artículos para el hogar", añade.
La próxima generación
Aunque los pepinos son el producto principal, también cultivan fresas en túneles, patatas, cereales y remolacha azucarera sobre 140 hectáreas, además de productos ecológicos como col lombarda y blanca, judías mantequeras y cebollas en 4 hectáreas. En solo dos años, Lövberg dice que el cultivo ecológico ha sido un proceso de aprendizaje, pero que ha funcionado muy bien.
La apuesta más reciente de la empresa han sido los pimientos chile, que cultiva el hijo de 11 años de la pareja.
"El año pasado, cuando nuestro hijo nos dijo que quería más paga, le dijimos que tenía que ganársela, así que el año pasado empezó a cultivar dos hileras de chiles en uno de los invernaderos. Ha sido una oportunidad estupenda para que aprenda y para que se involucre más en el negocio", concluye Lövberg.
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