lunes, 31 de julio de 2017

Hein Deprez quiere saber qué ocurre en la cadena



Cultiva narcisos en el Reino Unido, nueces de macadamia en Sudamérica, higos en Turquía, piñas en Sudamérica y pronto cultivará pimientos en Frisia. ¿Cómo les va a las empresas de cultivo de Hein Deprez y de The Fruit Farm Group?

La meta de Hein Deprez es tener bajo control toda la cadena, del campo a la mesa. "Cuando empezamos a cultivar champiñones hace 35 años, pronto quedó claro que no nos era posible llegar al consumidor final. Prensa, radio, televisión; costaban mucho dinero. Las marcas no existían en el sector hortofrutícola, así que el consumidor no podía volver a encontrar un producto, aunque tu producto tuviera un mensaje". Deprez vio que la gran distribución representaba al consumidor y que los almacenes buscaban el surtido adecuado para los productores. "El enlace con la gran distribución resultó ser la fundación de Greenyard". Ahora, la empresa trabaja en el sector hortofrutícola y en la transformación de estos productos en otros con una vida útil más larga.


Charles-Henri Deprez, Marleen Vaesen y Hein Deprez, de Greenyard. 

Empresa de cultivo
A comienzos del siglo XXI, Deprez empezó a adquirir otras empresas de cultivo. De este modo, la cadena se cierra un poco más. "Producir en colaboración con el consumidor", como él lo llama. Con el paso de los años, ha crecido hasta tener 10 instalaciones de producción repartida por Sudáfrica y América Central y del Sur. Además, tiene un vivero en Europa. El pasado viernes, incorporó la primera empresa alimentaria de frutas y hortalizas a la cartera.

No es ningún secreto en el sector que las hortalizas de invernadero ocupaban un puesto destacado en la lista de deseos de Hein Deprez. Anteriormente, ya se había hablado de una posible compra en la provincia de Zelanda. "Estamos en una constante búsqueda del cliente. El cliente quiere productos producidos de forma sostenible. El cultivo de invernadero es la forma más sostenible de producir alimentos para nuestros clientes. Se trabaja de forma local y se puede producir calidad máxima en una superficie pequeña con residuos mínimos. Se utiliza CO2 y se trabaja de manera eficiente. Es la suma del comercio justo", afirmó el viernes durante el anuncio de la adquisición de AC Hartman: 72 hectáreas de cultivo de invernadero, la mitad de las cuales ecológicas.

La cadena
Con la adquisición de Hartman, Deprez estrecha la cadena hasta llegar a Albert Heijn. Bakker Barendrecht forma ahora parte de Greenyard. ¿Qué opina de otros actores de la cadena, como Vezet? ¿Les presentará una oferta? "Nosotros somos proveedores de Vezet, la empresa en sí misma añade valor. Trabajando de esta forma, nos complementamos y podemos suministrar un producto uniforme a Albert Heijn, quien coordina y controla la cadena".

Cuando se le pregunta, Deprez indica que no tiene ninguna otra adquisición concreta en mente. "Evidentemente, siempre estamos atentos a lo que ocurre en el sector, pero por ahora tenemos trabajo suficiente y estamos centrados en ello". Sí que confiesa que está interesado en el cultivo hidropónico de lechuga. "Es muy interesante. Sin duda, es una de las cosas para las que vemos futuro".

Rechazo
La historia demuestra que las empresas que comienzan a cultivar, tienden a rechazar esta actividad. Capespan, Del Monte, Chiquita; todas ellas se han desprendido de sus cultivos propios por su ineficiencia. Deprez también ha decidido dejar de incluir sus actividades de cultivo en el grupo Greenyard, con cotización en bolsa. En 2014, puso las empresas de cultivo en manos de su familia: The Fruit Farm. "No se compra tierra para hoy o para mañana, se compra para dos generaciones como mínimo. Hay que tener carácter para poder pensar a largo plazo en un sector donde los márgenes son reducidos. Eso solo se puede hacer en el seno de una familia".

Greenyard y The Fruit Farm describen su relación en internet como "socios estratégicos". ¿El objetivo de Deprez es la plena supervisión de la producción de Greenyard? Todavía le queda mucho para llegar ahí. "Tan solo es una cantidad muy limitada del total. The Fruit Farm factura 200 millones de euros; Greenyard factura 3.200 millones. La producción de The Fruit Farm tampoco se destina enteramente a Greenyard", detalla Deprez. "Vendemos producto localmente en Sudamérica, por ejemplo. Se requiere un amplio espectro de posibilidades de ventas cuando se trabaja con frutas y hortalizas frescas. Hay que buscar calibres complementarios en otros mercados".

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