sábado, 15 de julio de 2017

La mujer que apostó a los novillos en plena zona núcleo


En Cañada Rosquín, Fernanda Deni integra un ciclo ganadero completo con la soja, el maíz y el trigo. Un esquema diversificado, sustentable y de altos rendimientos.
En el límite norte de la zona núcleo, hay dos mujeres que de verdad le tuvieron fe a la ganadería, cuando la soja parecía el único negocio posible. La primera es Fernanda Deni, una profesora de historia y docente que heredó el campo de sus padres, y la segunda es su asesora, la ingeniera agrónoma rosarina María Eugenia Racciatti.
En Cañada Rosquín (unos 140 kilómetros al noroeste de Rosario), hace veinte años comenzaron a soñar y a construir paso a paso un esquema para integrar la ganadería con la agricultura, que despertaba el escepticismo de casi todos.
Ahora, lo empiezan a mirar con lupa y fue el eje de una jornada del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), que se desarrolló hace algunas semanas.
La mujer que apostó a los novillos en plena zona núcleo
La alfalfa tiene un rol clave no solo en la alimentación del rodeo, sino también para mejorar la porosidad y fertilidad de los suelos.
Cuando Deni tomó el timón de los campos, la preocupaba lo desparejos que eran los rendimientos agrícolas por la pérdida de fertilidad. A mediados de los ‘90 engordaba novillos Holando y hacía agricultura en 251 hectáreas que se dividían en tres campos: Adita María, El Carmen y La Recría.
“Con mi asesora nos pusimos el objetivo de lograr un sistema que sea viable desde lo económico y sustentable, en comunión con la naturaleza”, sostuvo Deni, en una entrevista con Clarín Rural.
Mientras todos vendían las vacas y se pasaban a la agricultura, ella pegó el volantazo e invirtió los recursos de la soja para comprar las primeras 40 vaquillonas para apostar a la cría y al ciclo completo.
La mujer que apostó a los novillos en plena zona núcleo
Deni junto a su asesora María Eugenia Racciatti en una jornada que el Ipcva organizó en su establecimiento, en Cañada Rosquín.
“El arranque fue muy difícil porque Fernanda tenía que convertir quintales de soja en un plantel de madres. Y había que destinar lotes agrícolas a sembrar pasturas. Pero sabíamos que en los campos que se rotaban con los animales había una diferencia de rinde de entre 8 y 15 quintales, por como se mejoraban los suelos. La decisión fue que la apuesta más fuerte iba a ser la carne”, destacó Racciatti.
No fueron años fáciles. Había que sostener -económicamente y desde las convicciones productivas- un proyecto distinto frente a la vista de todos (la ruta nacional 34 divide el establecimiento Adita María).

“En su momento, varios productores me decían ‘la vas a hacer fundir’ -en referencia a Deni-. Ahora, esos mismos están considerando volver a engordar novillos a los potreros”, reconoció esta ingeniera (el otro asesor clave del equipo es el veterinario Jorge Luis Leguizamon).
Muchas veces Deni sostuvo el proyecto con los recursos que generaba la agricultura, pero ahora -en un contexto de cotizaciones más bajas de los granos- son los novillos los que hacen la diferencia y esa es una de las ventajas de haber planificado un sistema integrado, que se apuntala en las sinergias y le ajusta todas las tuercas al modelo de la “chacra mixta”.
La mujer que apostó a los novillos en plena zona núcleo
Los novillos se terminan con un peso que oscila entre los 360 y los 380 kilos. La carne es de gran calidad, ya que se engorda con pasto y solo al final se suministran granos.
El esquema productivo tiene tres patas: la fábrica de terneros, con un plantel de 240 madres, está en las 90 hectáreas de El Carmen. Aquí los animales se crían con alfalfas puras y en algunos lotes, eventualmente, también se hace agricultura (para forraje o para grano). La carga animal, en este caso, es de 4 vaca equivalente por hectárea. La genética es Angus y Hereford. “Buscamos mucho el vigor híbrido en los cruzamientos”, explicó Deni.
En Adita María, en las 69 hectáreas que están al este de la ruta 34 se hace agricultura permanente (porque es complejo hacer cruzar los animales por un ruta nacional) y en las 59 hectáreas del oeste las pasturas para engordar los novillos se rotan con la soja, el maíz y el trigo. La carga es de 3,66 vaca equivalente por hectárea.

Las rotaciones La secuencia agronómica puede comenzar con una alfalfa -como mínimo tres años-, que en el cuarto año se intersiembra con avena. Después viene la soja, que con este manejo llega a los 50 quintales por hectárea, luego el trigo, el maíz y la rueda vuelve otra vez a la alfalfa.
Con este manejo, los indicadores del suelo se recuperaron. Deni asegura que el nivel de pH se mantiene, que el sistema radicular de la alfalfa (las raíces alcanzan a explorar hasta los cinco metros) le da otra porosidad a los perfiles y, además, está la bosteo de los animales, que incrementa la materia orgánica.
“No es lo mismo la fertilización química que la natural, que viene del estiércol. Es materia orgánica que está rápidamente disponible. En cambio, lleva mucho tiempo lograr el mismo efecto con los rastrojos en siembra directa”, indicó la ingeniera.

En la Recría, un campo de 33 hectáreas que está pegado a Cañada Rosquín y en el que no se pueden utilizar agroquímicos por la legislación provincial, se hace la recría de las vaquillonas en pastizales naturales, que vienen de una primera alfalfa.
La carga es baja para la zona: 1,25 vaca equivalente por hectárea. La alimentación se suplementa con rollos que salen de El Carmen y de Adita María, en donde también se siembran verdeos invernales y de verano.
Los novillos se terminan con un peso que oscila entre los 360 y los 380 kilos. La carne es de gran calidad, ya que se engorda con pasto y solo el último golpe de terminación se hace con granos.
“La experiencia del campo de Fernanda ahora se analiza en serio porque es difícil mantener los rendimientos a lo largo de varias campañas y el sistema agrícola muestra otros síntomas de agotamiento, como la resistencia de las malezas, la aparición de nuevas plagas y la acumulación de agua en las napas, que agrava las inundaciones”, concluyó Racciatti.-
Fuente: Clarín Rural.-

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