sábado, 15 de julio de 2017

Rafael Bielsa: “Le preguntaría a Cristina si su equilibrio y mesura de hoy es una táctica o una estrategia”


El ex canciller habló con Infobae sobre su nueva novela, la actualidad política y por qué no es importante si el Papa Francisco viene o no a la Argentina
“Escuchame bien y que no se te vaya a borrar la cinta. Si andás de caño, no podés tener miedo. ¿Miedo de qué? Nosotros, chabón, nosotros somos el miedo”. Eso le dice el “Pachorra” a uno de los compañeros de banda que trafican droga y que viven en una ciudad que se parece mucho a Rosario. Es que en Rojo Sangre (Ed. Planeta 2017), la última novela de Rafael Bielsa, los bulevares y las calles que caminan los protagonistas rememoran a Rosario. Las villas de la zona sur, los frigoríficos y las industrias empobrecidas, todo huele a la ciudad natal del autor.
Ex canciller del gobierno de Néstor Kirchner, dos veces candidato a gobernador de Santa Fe, ex diputado -cargo al que renunció luego de perder en su tierra como modo de demostrar que en política no hay que aferrarse a los cargos-, Rafael Bielsa vuelve al género de ficción realística. Sus personajes son inventados. Sus historias, un espejo de lo que pasa día a día. El tono es electrizante. La trama, siniestramente posible.
En una extensa y afable charla con Infobae, este hombre deslumbrante por su formación intelectual habla de la droga, de Mauricio Macri (“Es la restauración del neoliberalismo”), del peronismo (“nunca me fui del lugar en donde siempre estuve”), de Cristina Kirchner (“me gustaría saber si su nueva modalidad de equilibrio es una táctica o una estrategia”) y de su propio futuro (“Yo no dejé la política. Ella me dejó a mí”).
Aquí sus 10 principales definiciones:
-Me parece que es un gobierno de restauración de ideas liberales sin orden ni concierto.
-Argentina circula por una delgadísima línea donde las satisfacciones de los más postergados y la renta de los menos postergados es evidentemente asimétrica.
-Hoy vemos una Cristina menos admonitoria. Vemos una Cristina más moderada en su manera de expresarse, excepto en las grabaciones que difunde Lanata.
-Me parece que carece de interés interpretar si el Papa viene a la Argentina, si no viene, por qué viene, por qué no viene.
-A Macri le diría que no le tenga miedo al pueblo y que lo convoque.
-A Cristina le preguntaría si esta modalidad de escucha, de equilibrio, de amplitud, de generosidad, de desprendimiento, es una táctica o es una estrategia. Si es una táctica, descreería; si es una estrategia, me quedaría en el lugar en el que estoy porque nunca me moví del lugar en donde estoy.
-Si Evita viviera, sería crítica. Muy crítica.
-El problema del narcotráfico en ciudades como Rosario no es de grandes cárteles de droga. Es enfrentamiento de bandas muy rudimentarias.
-Me duele mucho cuando muere uno de estos muchachos y alguno dice “uno menos”.
-Yo no vuelvo más a la política.
-En nuestros 12 años de gobierno hubo muchas cosas que fueron muy buenas. Hubo muchas cosas que se hicieron mal y muchas cosas que no se hicieron. Eso hay que decirlo, reconocer la falibilidad no es un argumento de debilidad.
Entrevista completa:
— ¿Cuánto de nuestro “rosarinismo” empujó a tu última novela?
— A ver: mi última novela, como la mayoría de las cosas que escribo, estuvo empujada básicamente por la angustia de haber sido y por el dolor de ya no ser. Rosario, la ciudad que conocimos vos y yo, yo antes que vos, de niños, era una ciudad industrial, era una ciudad industriosa que se jactaba de esa productividad. Y hoy es muy distinta. Mirá, el otro día a propósito de la muerte de mi madre naturalmente me pasé de largo, entonces, no entré por Oroño, entré por Ovidio Lagos, 40 cuadras desde la autopista hasta el parque Independencia. Vi los barrios otrora industriales, que tenían malvones, jardincitos, estaban bien pintados, la permeabilidad social ascendente, eso no existe más. Y te juro, bueno, era el dolor de la pérdida de mi madre pero a ese dolor se sumó la percepción de en qué medida nos equivocamos al elegir un destino de servicios, frente a un destino de producción. No es gratis. Si vos le sumás a eso el problema que realmente tiene la Argentina, Rosario, Córdoba, Bariloche, Comodoro Rivadavia, Tucumán, Salta, que es el paco, que es pasta base, entonces bueno, eso más las historias, más la mente calenturienta, diría mi madre, de uno mismo, eso motivó el libro.
— Uno leyéndolo encuentra claramente una narco ciudad con bandas que se pelean, con territorios en lugares industriales e industriosos como vos decís y algo que a mí me impactó en el comienzo de la novela es la muerte de los inocentes y un viejo periodista, hermoso, que nosotros hubiésemos querido tener como jefe, que se resiste a relatar la historia como un hecho policial.
— Es una hermosa reflexión. Ese protagonista que se ganó espacio en la novela, cuando uno empieza a escribir una novela los personajes empiezan a hablar. ¿No? Y la verdad que era un personaje secundario y después empezó ganando centralidad y bueno, tuvo el papel que tiene al final de la novela a expensas del propio autor. ¿No es cierto? El tipo empezó a hablar por sí mismo. Un siciliano judío que ocultó su judeidad para zafar de las leyes raciales de Mussolini, su padre fomentó esto, y se vino a los 11 años a la Argentina. Llegó en el 53, 54, el año de mi nacimiento. Y él conoció esa ciudad, la ciudad de Julio Vanzo, la ciudad de Castagnino, él conoció la ciudad de pensadores, de médicos, de abogados que eran reconocidos a nivel mundial, tipos que reciben premios en la Sorbona sin haber pisado la Sorbona y sin haber ido a la Sorbona a recibir el premio ¿No es cierto? Eso era Rosario. Yo llegué a conocer esa Rosario, una ciudad orgullosa. Una ciudad que tenía un costado comercial pero tenía un costado cultural potentísimo. La ciudad de Riestra. La ciudad de Fontanarrosa. La ciudad de Baglietto. La ciudad de Fito Páez. La ciudad de tantos tipos maravillosos, inclasificables, absolutamente únicos, ¿no? Y bueno, a mí me parece que haber perdido eso y haberlo reemplazado, por un lado, por un excesivo prestigio del dinero contante y sonante y por otro lado, por una degradación de enormes capas de la sociedad, digamos, victimizadas por la sojización de la economía, me produce nostalgia y me resisto a que eso desaparezca. Y me parece que lo que hace ese personaje, Riessi, Mario Riessi, es recordar todo el tiempo, ‘ojo muchacho, no descalifique a Rosario, eh, Rosario es esto pero sigue haciendo esto otro porque yo lo conocí y lo recuerdo’. ¿No? Esto me pareció muy de Riestra, ¿no? Tanto del papá de Sebastián como de Sebastián.

— Te corro un segundo de la ficción para ir a la realidad. ¿Por qué Rosario quedó cooptada por el narcotráfico como San Martín? digo, ¿no supieron, no quisieron, no hicieron?
— Bueno, hay varias razones. Empecemos por decir que el narcotráfico en Rosario no es un problema de cárteles ni es un problema de grandes bandas, ni es un problema de la posibilidad de que surja un Escobar, ni es la posibilidad de que surja un señor de los cielos. No, eso no es Rosario, Rosario es un territorio surcado por el problema de bandas muy rudimentarias, muy amateurs, por eso las miles de páginas de desgrabaciones a las que yo pude tener acceso para escribir la novela, y la vista gorda durante un cierto momento por parte de las autoridades políticas, la complicidad activa y proactiva de la policía y muchísima gente que no tiene chances como vos y yo. Vos fuiste a un colegio bilingüe, yo fui a un colegio Superior de Comercio donde la mayoría de los profesores eran universitarios, donde uno recibía clases del mismo profesor que después se iba a encontrar en la Facultad de Derecho o estudiando idiomas en la Alianza Francesa. Bueno, ese Rosario retrocedió frente a esto que pasó. Entonces, ningún fenómeno de esta magnitud, Luis, tiene una sola explicación. Porque buscarle una sola explicación o es una manipulación política o es una simplificación para dejar en paz tu conciencia. Una cosa que a mí me duele mucho, me imagino que a vos también, cuando uno lee los posteos en los diarios, en La Capital o en Rosario 3 que ahora empezó con los posteos, es que muere uno de estos muchachos entonces la extra grande mayoría de los que opinan dicen, uno menos. Un Brian menos, juegan con los nombres, una Cloe menos. Bueno, eso es una simplificación que deja en paz a las almas bellas. En realidad, nosotros podríamos ser un Brian, mi hijo podría ser un Jonathan, si tuviera alguna hija, tengo cuatro varones, podría ser una Cloe. Entonces, es la cuestión de si algo de lo humano te es ajeno. A mí nada de lo humano me es ajeno, no depende de mí, depende de mi formación, depende del lugar de donde vengo, depende de mis opciones de vida. Que volviendo al libro del gen, una historia familiar, a lo mejor no lo predeterminé yo.
— Hay algo muy impactante en el relato de tus personajes chicos que es una interpelación que lacera, que duele, de verlos ahí no por elección, sino porque es casi una salida de vida única que vos los pintás y sabés que están rodeados de la pulsión de muerte permanente.
— Es que no hay chance Luis, no hay chance. Porque fijate, hay episodios económicos, hay episodios policiales, hay episodios demográficos, que se terminan transformando en una subcultura. Entonces en los lugares más vulnerables, más vulnerados de Rosario, de la Capital Federal, de Córdoba, de muchas otras ciudades, de Santa Fe. ¿Qué les pasa a estos chicos? Una vez me dijo una mamá en uno de estos barrios aquí en Buenos Aires: “Las chicas no quieren ser botineras, quieren ser narqueras”. ¿Por qué? Porque el prototipo de identificación es el chico que tiene las llantas, las zapatillas que corresponden, la moto que corresponde, la gorrita que corresponde, el dinero para consumir y para tomar alcohol y vestirse como corresponde, ¿De dónde vienen esos insumos? De la televisión. De la televisión que cree hablarle a la clase media o a la clase media aspiracional y le habla a todo el mundo. Vos vas a cualquier villa de cualquier lugar de la Argentina y lo primero que encontrás es un televisor mejor que el tuyo y que el mío encendido. Lo primero. Todos te conocen, te conocen mucho más que en tu barrio, que en los barrios de clase media. Mirá, Luis, Villa Oculta en Ciudad de Buenos Aires, la avenida Eva Perón hacia adentro de la villa y la avenida Eva Perón hacia la parte urbanizada, explica más las diferencias culturales que pasar de Entre Ríos a Uruguay. Vos cruzás de Entre Ríos a Uruguay, de un país a otro país, y eso no te dice nada porque el que está en la otra orilla, está igual que vos. En cambio, el que está en la avenida Eva Perón hacia la villa tiene otro lenguaje, tiene otra jerga, otras costumbres, otros prototipos de identificación. Su papá posiblemente no trabajó y posiblemente no lo conozca y él no lo conozca. Quizás no sepa lo que es una familia como la conocemos nosotros, un papá que trabaja, que provee, enseña y que como enseña te manda al colegio, no existe la permeabilidad social ascendente. Entonces yo a veces leo, veo, esta cosa de magnificar el fenómeno del narcotráfico; el fenómeno del narcotráfico es muy preocupante pero no por las razones que habitualmente se exponen. En la República Argentina se descubrieron dos laboratorios, un laboratorio hecho y derecho, el de Ingeniero Maschwitz, y uno en ciernes en las afueras de nuestra ciudad, en Funes, que estaba por ser laboratorio. El resto son cocinas absolutamente precarias. Ahora, eso es un gran problema como para pensar en un problema que no tenemos.
— Claro. Ahora, dejame pensar un poco de la actualidad. ¿Vas a volver a la política alguna vez?
— No, no creo.
— ¿Ya no más?
— A ver, hay que decir la verdad, Luis, y sin tomar vino, la política me dejó a mí. Yo me presenté en dos elecciones, una en la Capital Federal donde peleé el segundo puesto con Carrió, estuve a milésimas, y ganó Macri. La sociedad me dijo algo. Y luego, gané una interna y fui candidato a gobernador a Santa Fe, saqué muchísimos votos, cerca de 700 mil, pero no gané, me ganó Binner. La sociedad me está diciendo algo. ¿Qué me está diciendo? Bueno, que por distintas razones o la persona no persuade o el discurso no persuade, o el sector no persuade. Entonces, como dice Fito ¿Viste? Yo vengo a ofrecer mi corazón. La política tiene que ser eso, tiene que ser un acto de servicio. La política tiene que ser algo… Digamos, no un medio de vida, tiene que ser un modo de vivir. Cuando se empieza a transformar en un modo de vida, a mí me deja de interesar. No tengo nada en contra de los que hacen de la política una profesión.
— Pero no vos.
— No yo.
— Entonces hablemos con más libertad todavía. Casi 18 meses del gobierno de Mauricio Macri. ¿Le encontrás una impronta política? ¿Podés definir en pocas frases qué es el gobierno de Mauricio Macri?
— Sí, absolutamente. Me parece que es un gobierno, una restauración de ideas liberales sin orden ni concierto. Me parece que hay sectores que tienen dentro de lo que se llama el liberalismo, visiones encontradas, no es claramente compatible las metas que se fija respecto a la política monetaria Sturzenegger, con las metas que se fija en cuanto a la recuperación de las tarifas petroleras Aranguren. No digo ni que Sturzenegger esté equivocado ni que Aranguren esté equivocado. Por otra parte, tanto Sturzenegger como Aranguren, que a Sturzenegger lo conozco más, a Aranguren menos, son personas muy respetables, pero esas dos políticas no pueden coexistir. Me parece que hay un elemento rector, que sería un ministro de Economía, no te digo Poincaré pero un ministro de Economía que ordene las dos visiones, que eso no existe, y me parece que los que más sufren son los que sufren siempre. Y esto no es un reclamo partidario porque no pido el voto de nadie, es una constatación real que yo compruebo todo el tiempo, en todos los estratos sociales a los que me toca frecuentar. Como empresario, por un lado sectores acomodados y como responsable de un sector de responsabilidad social empresaria, con el paco en distintas villas de la Capital Federal. Entonces, ¿qué creo? Bueno, creo que si yo tuviese que decirle a la sociedad argentina le diría: muchachos, sangre, sudor y lágrimas. ¿Para quiénes? Para todos. ¿Por cuánto tiempo? Por tanto tiempo. ¿Para qué? Para esto, esto, esto y esto. Si me votaran, lo llevaría adelante, y si no me votaran, mejor que no me voten si la sociedad no comprende que se trata de un sacrificio colectivo y proporcional ¿No es cierto? Proporcional, los que más tienen más tienen que aportar y los que menos tienen, tienen que aportar su trabajo, y tener un trabajo ,Luis, tener un trabajo es una bendición. Entonces, si eso no se entiende, bueno, entonces yo le estoy hablando… Estoy arando en el mar, dijera Bolívar.
— Pensé sangre, sudor y lágrimas, este gobierno debería haberlo planteado como una etapa refundacional y ahí se cruzó Jaime Durán Barba que dijo la gente no quiere escuchar malas noticias. ¿Tenés opinión de Durán Barba?
— Mira, acabo de leer su libro. Me parece un libro interesante, me parece un libro… Tiene muchos datos muy interesantes que a mí me sirven. ¿No? Ahora, también es cierto que un especialista en fotos no es un experto en cine. Me parece que un especialista en fotos es una especialidad. Y me parece que un cinéfilo o un comentarista de cine, un crítico de cine, es otra especialidad. Yo siempre creo en los procesos, nunca creo en los momentos. Vos me dirás, los procesos están hechos de momentos, sí, pero tenes que meterle un elemento, la Argentina. La Argentina es un país muy complejo de gobernar, sumamente complejo, donde a diferencia de Chile, de Uruguay, o de Brasil, por aquí pasó el peronismo. O sea, el peronismo qué significa, que en la conciencia de mucha gente, de manera expresa o de manera implícita, está que hay cosas que se consideran un derecho y se exigen como tal. No digo ni que esté bien ni que esté mal, digo que es una realidad en su lógica.
— Es, es.
— Cuando eso no sucede, la gente sale y te rompe la vidriera de Modart. Entonces, esa es la Argentina. Entonces a mí me parece que la Argentina circula por una delgadísima línea donde las satisfacciones de los más postergados y la renta de los menos postergados es evidentemente asimétrica.

— Qué te dice la reaparición de Cristina en la arena estrictamente electoral.
— Inevitable. Inevitable porque siendo duranbarbista, los focus group y las encuestas marcan una realidad. Entonces a mí me parece que Cristina se hizo cargo de algunas de esas mediciones, porque vemos una Cristina mesurada, menos admonitoria,  más moderada en su manera de expresarse, excepto en las grabaciones que difunde tu colega Lanata. Vemos esa Cristina y a mí me parece que es un registro de un deseo colectivo. Esto por un lado. Por otro lado. Yo soy peronista, y a mí me parece que en el peronismo hoy nadie expresa lo que para mí debiera ser el peronismo, nadie lo expresa como Cristina. ¿Qué es lo que falta a mi modo de ver? En nuestro gobierno, en 12 años, hubo muchas cosas que fueron muy buenas. Hubo muchas cosas que se hicieron mal y muchas cosas que no se hicieron. Eso hay que decirlo, reconocer la falibilidad no es un argumento de debilidad, es un argumento de autocrítica, y para mí las ideas entre los seres humanos mejoran en función de la controversia.
— ¿Pero no es un oxímoron Cristina y autocrítica?
— Puede ser, pero eso sería un abordaje psicoanalítico o psiquiátrico, y yo no me quiero meter en eso. Lo que digo es cómo quisiera yo que fuese el mundo ¿No? La Argentina vivió varias veces esto, lo vivió en la renovación de Cafiero. Lo volvió a vivir en la renovación por afuera de Bordón y Chacho y con el gobierno de la Alianza. Hay muchos intentos de reformulación, la Argentina es un país muy imperfecto Luis. Y fijate que paradoja, un país extraordinariamente rico, extraordinariamente poderoso en expectativa, eso por un lado es algo maravilloso, pero por otro lado, retrasa el inevitable golpe aterrador con la realidad. Hay una película muy buena, En orden de desaparición se llama, que empieza así, dos killers van en un auto, nieve, nieve, nieve, nieve, nieve, nieve. ¿No? Entonces el killer de la derecha le dice al conductor: “qué país espantoso donde vivimos. ¿No?” y entonces el conductor le dice: “Por eso es grande”. “¿Cómo?”, le dice su compañero. “Claro, vos fijate, todos los países que son bellos y generosos están fracasando, en Cuba se puede bajar una banana de un árbol, se puede vivir. En Brasil lo mismo. Hasta en Estados Unidos California está quebrada, porque es un sector donde no hay que luchar contra la naturaleza”. Esto es profundamente weberiano, y creo que es real, yo creo que es real. La riqueza de Argentina, la potencia de Argentina, hace que todas las crisis tengan un aterrizaje suave, un soft landing. Bueno, hay algún momento en el cual uno se mira al espejo y dice, como decía Bioy Casares, el naufragio es para cuando para las mujeres somos invisibles. ¿No? En algún momento eso llega y el espejo te lo dice. Entonces, está en tu grandeza o en tu pequeñez aceptarlo y darle paso a los que vienen después de vos que son los mejores, o no aceptarlo y obturar ese tránsito indispensable.
— Te sé un hombre muy creyente y muy religioso, cómo vivís el pontificado del papa Francisco.
— Bueno, a ver, yo digo, hay una vieja frase latina. ¿No? Suaviter in fortiter, suaviter in re, suave en las formas, fuerte en las cosas. A mí me parece que es un papado más suave en las formas y menos fuerte en las cosas. Me parece que hay una prédica, vos sabes que yo viajo permanentemente a Italia, particularmente a Roma, ciudad que amo profundamente, y leo habitualmente los diarios romanos y además, escucho una radio romana, Radio Radicale, que me encanta, la escucho a la mañana en casa que son las 12 del mediodía de Roma. Y evidentemente es un Papa muy carismático, es un Papa que le habla a la gente, es un Papa que tiene un lugar, su prédica tiene un lugar. Ahora claro, los cambios y sobre todo, los cambios en el dogma en una institución como la Iglesia Católica, requieren de una cierta ponderación. No te voy a decir como Beatriz Sarlo, a la que adoro, que está harta de Francisco.
— Acá dijo ayer que está fatigada.
— Sí, sí, lo leí.
— Del hartazgo pasó a un poco de fatiga.
— Fatigada, sí. Un hermoso reportaje le hiciste, sin desperdicio, como es de esperar de ese cerebro. Yo en lo particular, bueno, uno siempre espera más.
Mauricio Macri junto al papa Francisco (Presidencia).
Mauricio Macri junto al papa Francisco (Presidencia).
— ¿Sos de lo que explican la no visita del Papa? Viste que todo el mundo explica por qué el papa Francisco no viene a la Argentina. Hay nuevos intérpretes, hay exégetas autodenominados como tales. ¿Sos de preguntar o de darte una explicación de por qué el Papa no viene a la Argentina?
— Soy de interpretar todas esas interpretaciones como un síntoma argentino. ¿No es cierto? Es el Papa, o sea es el pastor de una grey de 1.500 millones de personas. Me parece que carece de interés interpretar si viene, si no viene, por qué viene, por qué no viene. Mira, va a venir o no, qué sé yo, la pregunta es: ¿es relevante que venga? A un país donde nosotros utilizamos cosas inutilizables como argumento de campaña. Nosotros lastimamos, nosotros le faltamos el respeto a cosas extraordinariamente sensibles Luis, extraordinariamente delicadas, por cuestiones de campaña. Entonces, por qué la Secretaría de Estado vaticana no podría estar pensando -diplomáticos con centurias de biblioratos que les enseñan a comportarse- en cómo va a ser interpretada, manipulada, la visita del Papa. Nosotros recibimos la visita de Juan Pablo II en el 82, no?
— No me acuerdo, pero fue a principios de los 80.
— Pero por ahí. ¿No? Bueno, fue un evento, vos te acordás, Totus tuus. Todo el mundo con las banderas amarillas y blancas, la bandera celeste y blanca. Bueno, a ver, hoy sería muy equívoco en Argentina un evento tumultuario de esa naturaleza. Entonces, sea políticamente desde este punto de vista o sea desde nuestro de punto vista, la Argentina, hay que decirlo con todas las letras, no es un país relevante. O sea, una promesa es una promesa, como una fruta que está alcanzando su madurez hasta que deja de ser madura y nadie la sacó del árbol. A partir de ese momento empieza un proceso de putrefacción. La Argentina en el mundo, yo por mi trabajo soy un lector obligado de varios diarios internacionales por día, la Argentina no es relevante, no es relevante. La participación en el G20 se debe a un golpe de ingenio de Cavallo, no a nuestra incidencia. Acabo de leer hoy un artículo de un profesor de economía, Rodick, muy interesante, no me acuerdo dónde, creo que en el Financial Times, no estoy seguro, y él habla de los países relevantes y está Indonesia. Está Indonesia como uno de los países que puede confrontar con Estados Unidos, con Trump, en materia de reciclaje de residuos tóxicos. En materia de protección del medioambiente por la vía de no emitir dióxido de carbono con el consumo del carbón. No estamos nosotros. Entonces hay que aceptarlo Luis, si vos medís 1,40, sacando la película de Francella, no podés salir con una mina de 1,80. Hay que aceptarlo, es así. Ahora, nosotros seguimos evitando esto. Y tenemos ese sueño de grandeza, que yo creo que es una de nuestras grandes debilidades, a mí me parece que con un sueño de humildad, nos iría mejor. Quizás nos uniríamos más de lo que nos unimos. ¿O acaso no nos une más una derrota como Malvinas, que tantas victorias hipotéticas?
— Un tal Marcelo Bielsa dio una charla una vez en una escuela, en el Sagrado Corazón si no me equivoco, en Rosario, sobre la importancia de la derrota. A mí me valió algunas discusiones con algunos colegas pero llamo a buscarla en YouTube, que la van a encontrar. ¿Cómo está tu hermano? ¿Bien?
— Bueno, a ver, está en un lugar físico que tiene todas las condiciones de infelicidad como para que él esté bien. ¿No? Que es Lille, una ciudad donde llueve más que en Seattle, imaginate. ¿No? Los cielos grises de Flandes, lo dicen los poetas, lo dijo Quevedo. Entonces sí, está bien, está haciendo lo que a él le gusta y como a él le gusta, construyó una nueva villa de concentración. Ahora, también te quiero decir lo siguiente, es verdad eso que vos decís, a mí me parece que a los periodistas les pasa una cosa rara con Marcelo, están todo el tiempo pidiéndole que hable con ellos y cuando habla con ellos, se aburren. Bueno, tendrían que pensar qué les pasa. ¿No? Yo sé que hay muchos antibielsistas, los escucho permanentemente. Algunos convencidos, que sé yo, estoy pensando en Gustavo López ¿No? Y otros menos convencidos, estoy pensando en Eduardo Feinmann. Algunos lastiman y otros critican desde su convicción futbolística. Dicho esto, me parece que es una gran verdad que la victoria intoxica, en tanto embriaga.
— Claramente.
— Y que la derrota enseña, en cuanto introvierte. Uno vuelve sobre sí mismo, uno se va a un rincón a lamerse las heridas y a lo mejor encuentra la mejor versión de uno mismo ¿No es cierto? También puede ser que le eche la culpa a los demás. También puede ser…
— Es verdad.
— Te interpela.
— Y en un momento de soledad te interpela en serio.
— Te interpela en serio.
— Voy a buscar algún título. ¿Cuántos años de política tenes? ¿Cuándo empezaste?
— Desde los 15, tengo 64, imagínate.
— Bueno, 50 años de política. Te llama mañana Mauricio Macri y te pide un consejo, qué le decís.
— Voy y se lo doy.
— Y qué le decís. Qué consejo le das.
— Ah, ¿me dice aconsejame sobre algo?
— Sí.
— No les tengas miedo a los discursos de Churchill, no les tengas miedo. No hay que tenerle miedo a la guerra del hombre. No hay que tenerle miedo a que los nazis oscurezcan el cielo con su fuerza. Hay que tener convicción. Hay que llevar adelante lo que uno piensa que hay que llevar adelante, lo que vos pensás no es lo que yo pienso pero hay que tener convicción, convicción. Fuerza, fuerza moral, decisión. Y hay que explicarle a la gente. Y hay que ayudar, hay que ponerse del lado de los que más sufren, no de los que más tienen. Yo le diría eso. A ver, es una tontería lo que estoy diciendo. Son cosas de sentido común y no creo que Mauricio pierda ni cinco minutos de tiempo en consultarme. Pero esto es lo que le diría. Yo le diría: mirá, me parece que la Argentina entiende. Hay una vieja frase que es “Al pueblo no solo equivocarlo ni invocarlo, hay que convocarlo.” Es distinto, convocarlo es hacerlo formar parte de una gesta. Bueno, yo creo en eso, creo en una gesta.
— Te llama Cristina, ¿qué le decís?
— Bueno, le diría, le preguntaría si esta modalidad de escucha, de equilibrio, de amplitud, de generosidad, de desprendimiento, es una táctica o es una estrategia. Si es una táctica, descreería; si es una estrategia, me quedaría en el lugar en el que estoy porque nunca me moví del lugar en donde estoy.
— Si Evita viviera sería…
— Crítica. (Risas)
— Como me dijo una vez Lorenzo Pepe, yo dije: si Evita viviera sería kirchnerista, sería qué sé yo, massista, y él me dijo: si Evita viviera sería la jefa, no me joda.
— (Risas) Posiblemente, qué sé yo, no sé. Sería crítica, sería muy crítica. Evita de verdad, a mí me parece que… Bueno, vuelvo a la genética ¿No? Algo le decía el alma, el sentimiento, su aparato anímico, algo le decía a Evita que se moría. Y entonces ahí aparecen la verdad y la mentira. Las dos caras de la moneda. Vos podés elegir engañarte, poner primera y salir arando, o vos podés decir, de lo que me queda voy a hacer lo mejor que puedo hacer. Yo creo que en Evita esa conciencia, expresa o implícita de la muerte, puso de manifiesto lo mejor que ella tenía que era su identificación con los humildes. Que en realidad vos me decís, bueno, pero a ver Rafa, decime por qué sos peronista. Por esto, por eso, porque si tengo que elegir entre dos lugares de la sociedad para sumar el mínimo aporte que uno puede hacer, yo estoy de este lado, del lado de los que no tienen, del lado de los que empiezan.
Fuente: Infobae.-

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