jueves, 13 de julio de 2017

La ganadería vuelve a enamorar


Hay ambientes que ya no cierran para los módicos números de la agricultura actual, y las vacas empiezan a recuperar el territorio que alguna vez fue suyo. Las cuentas les dan la razón
Cero exitismo. La ganadería no vive ningún boom ni nada que se le parezca, pero despejadas las trabas que en el pasado la condicionaron -derechos de exportación y ROE- muchos empiezan a mirarla con especial cariño, sobre todo si se considera que en los ambientes menos favorecidos las cuentas de la agricultura ya no cierran o lo hacen muy dificultosamente. Claro, paralelamente corren las pasiones personales por una actividad que forma parte de nuestra mejor historia productiva.
Humberto Groenenberg maneja el campo familiar ubicado en el partido San Cayetano, cerca de estación Ochandio, en el sur de la provincia de Buenos Aires. Se trata de una explotación mayormente agrícola en la cual alguna vez, como sucedió en gran parte del país, la siembra de cultivos comerciales se extendió de una punta a la otra del campo, atravesando todos los ambientes. Groenenberg se desempeñó hasta hace muy poco como presidente del Grupo Asegurador La Segunda, lo que le demandó tiempo extra y lo llevó a postergar muchos proyectos en su propio campo. Cumplido el mandato, y habiendo retomado plenamente el timón del campo, pone ahora todas las fichas en la explotación agropecuaria. Y con él vuelve el planteo mixto, que se había dejado de lado los últimos años de la mano de otros precios agrícolas y la insólita proscripción de la ganadería por parte del gobierno anterior.


Excelente genética
Mientras explica sus proyectos Groenenberg nos muestra un lote de vacas y vaquillonas de excelente calidad, Limousin y Limangus, “razas que siempre tuvimos y que nos gustan mucho”. Desde luego, no son exclusivamente razones económicas las que impulsan a este productor. “Toda la vida me gustó la ganadería. A eso se suma que tenemos algunas partes del campo que no reúnen condiciones suficientes para considerarlas claramente agrícolas y buscamos optimizar la producción global del establecimiento mediante el armado de un esquema ganadero en serio”, explica nuestro entrevistado.
El de Groenenberg es un sistema de cría que provee terneros de calidad a un tercero; es un conocido que se lleva toda la producción, con lo cual la demanda está asegurada. La idea es consolidar el planteo y si las cosas siguen como hasta ahora el próximo paso es incorporar la recría. Por ahora apuntan a llenar la capacidad de los bajos y en 2018 comenzaría la etapa de expansión. Cuando este proceso se dé seguramente la agricultura deberá ceder un poco más de su superficie a la ganadería; el objetivo es crecer en base a pasturas bien implantadas. Desde luego la posibilidad de usar granos también está contemplada, aprovechando la producción del propio campo. Fiel a su filosofía, Groenenberg no analiza el día a día sino que prefiere concentrarse en el resultado final, que muchas veces compensa costos que puntualmente asustan.

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