sábado, 22 de julio de 2017

“Es momento de industrializar más”



Empecemos por ver el vaso medio lleno. Las medidas tomadas a partir del 10 de diciembre de 2015 impulsaron la producción de los cereales, fundamentalmente de trigo y maíz. En el primer caso, la cosecha saltó de 11,3 millones de toneladas en la 2015/16 a 18,40 en la 2016/17. El incremento neto fue de 7,1 millones de toneladas o el 63 % en términos relativos. 

También el maíz sumó una nueva marca histórica. Las 49,5 millones de toneladas que el ministerio de Agroindustria estima que se recolectarán esta campaña resulta en una diferencia de 9,7 millones de toneladas respecto de 2015/16 o el 24% .

La pequeña salvedad que habría que hacer -pero que no hace al fondo de la cuestión de este artículo- es que el avance del trigo y el maíz, en alguna medida se hizo a expensas de la cebada y la soja, que en conjunto resignaron 2,22 millones de hectáreas y una producción de 5,4 millones de toneladas.

Dicho lo cual viene sí el planteo de fondo. ¿A dónde se destinará el plus de producción que se logró tanto en maíz como en trigo?

De acuerdo con las previsiones oficiales, la industria de la molienda de trigo procesará 400.000 toneladas más esta campaña o el 6% del aumento de la cosecha. El grueso de las 7,1 millones de toneladas irá a la exportación o a engrosar el stock final de la campaña.

En el caso del maíz, la industria transformadora llámese molienda seca, molienda húmeda, balanceado y bioetanol, sólo absorberá 100.000 toneladas más que el año pasado, mientras que la producción de proteínas animales otras 900.000. Este millón de más que queda en el circuito local es el 11% del aumento de la producción. La previsión es que los embarques de maíz tal cual crecerán de 21,45 a 30 millones de toneladas de la campaña pasada a esta.

Desde RIA Consultores monitoreamos en forma permanente los segmentos industriales de la cadena agro. Así observamos que durante 2016 la industrialización del trigo se ubicó 152.000 toneladas por debajo de 2015, mientras que la del maíz también procesó 288.000 toneladas menos. En tanto, la industria de la cebada redujo su actividad en 70.000 toneladas. En proporción resultaron caídas del 3, 5 y 7% respectivamente.

El Gobierno viene realizando un fuerte trabajo de apertura de nuevos mercados y ha implementado medidas positivas a favor de la industria como la reposición de los reintegros a la exportación de las manufacturas. Son hechos y señales muy positivas.

La industria asociada al agro no sólo genera empleo y divisas, sino que le agrega valor a la tonelada promedio que exporta la Argentina. Hay casos muy exitosos como es el cluster del limón del NOA, cuya inserción global se potencia con la acción pública, por caso la recuperación del mercado brasileño.

Pero es necesario potenciar al gigante dormido que es la agroindustria local y que podría ser tan potente como la estadounidense o la brasileña en los mercados globales.

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