jueves, 13 de julio de 2017

Aftosa prende alarmas


La presencia de un nuevo brote de aftosa en Cundinamarca aumenta los riesgos de una mayor diseminación del virus. Las autoridades sanitarias deben aplicar los controles y los ganaderos apoyarlas
Colombia dispone de vastas tierras (dispersas en toda la geografía nacional) dedicadas a la ganadería bovina (de carne y de leche) lo que ha permitido garantizar el abastecimiento del mercado interno y realizar exportaciones de ganado, de leche y de sus derivados.
Adicionalmente, en varios de los TLC vigentes, uno de los sectores con mayor potencial de exportación es el de la carne bovina. De allí que durante los últimos años se hayan adelantado las gestiones necesarias para cumplir con las normas y los protocolos sanitarios establecidos en estos mercados para así asegurar la entrada de nuestras exportaciones.
El país tiene, entonces, en la ganadería bovina un muy importante potencial de desarrollo (tanto en diversas regiones como entre diferentes tamaños de ganaderos) y, por ende, de generación de riqueza y divisas.
Por ello es que la aparición reciente de dos brotes de aftosa (uno primero en el departamento de Arauca y otro reciente en Cundinamarca), constituye motivo de gran preocupación, pues el daño que esta enfermedad puede llegar a causar en el hato ganadero es de gran magnitud.
Si hay una cosa que en materia de sanidad animal se ha hecho de manera exitosa en Colombia es la campaña eficaz que, de tiempo atrás, el Gobierno y los ganaderos han adelantado para asegurar la erradicación de la fiebre aftosa.
Esto ha facilitado que el país haya asegurado su estatus sanitario en materia ganadera a nivel mundial y, por ende, permitido la apertura de mercados externos para la exportación de carne, los que se caracterizan por sus estrictas medidas de control.
Aunque en el caso de Arauca se sospecha que el brote de aftosa proviene del contrabando de ganado de Venezuela (nación que está afectada por la enfermedad y que ejerce un control sanitario poco eficaz), el de Cundinamarca no solo involucra un mayor número de animales infectados sino que el municipio de Yacopí (en donde se presentó el brote) está dentro de la frontera agropecuaria del país y es colindante con la región ganadera del Magdalena Medio.
Esta situación debería llevar a una acción más decidida por parte de las autoridades sanitarias no solo para establecer el origen y la procedencia del virus de la aftosa sino para adoptar estrictas medidas de control en la extensa zona de frontera con Venezuela y de control y movilización de ganado en las regiones afectadas.
La situación amerita que las autoridades correspondientes vayan más allá de aplicar los correctivos del caso y entiendan que existe un riesgo importante de que, dado el alto tráfico de ganado en pie que se registra en el territorio nacional, se presenten nuevos focos de infección en otras regiones ganaderas.
La agria discusión que a raíz de la presencia de la aftosa se ha dado entre el Gobierno y algunos sectores de los ganaderos no ayuda a aclimatar un ambiente de colaboración con las autoridades sanitarias.
Los ganaderos deben ser conscientes de que son ellos los principales interesados en frenar el avance de la enfermedad y que, por tanto, deben darle el total apoyo a las decisiones y las acciones que emprendan las autoridades correspondientes.
Por su parte, el Gobierno, a través del Ministerio de Agricultura, debe liderar las gestiones necesarias para erradicar la aftosa y asegurar el estatus sanitario al tiempo que, para hacer efectiva su actuación, aglutinar a su alrededor a los ganaderos.

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