lunes, 28 de enero de 2013

Inflación en dolares limita             
   el aumento de la producción agropecuaria.                                                        
El sector agropecuario debe asumir que en el actual contexto económico, todo reclamo sectorial carece de viabilidad si antes no hay una corrección de las políticas macro. Publicado el 21/01/2013 en Columnas 
 
Buenos Aires, 21 enero (Especial para NA, por Arturo Navarro*) -- El sector agropecuario debe asumir que en el actual contexto económico, todo reclamo sectorial carece de viabilidad si antes no hay una corrección de las políticas macro.
   Por lo tanto, fue muy oportuna la decisión de las entidades agropecuarias de hacer una nueva apuesta a la tranquilidad social del país, postergando una medida de fuerza sectorial, para dar lugar al diálogo, que sigue siendo la única manera para poder encontrar soluciones viables a la difícil situación del país.
   Pero para producir los cambios generales que necesitamos, primero es necesario que todos asumamos el estado de la actual situación económica y social.
   Después se podrán hacer las propuestas mínimas sectoriales para la coyuntura con el fin de aumentar las producciones y las exportaciones, y poder frenar la inflación que se está haciendo crónica y pegando muy fuerte al conjunto de la sociedad, especialmente en los pobres, que representan el 25% de población, porque la suba de los alimentos holgadamente está arriba del 26% promedio de la inflación anual del 2012.
   El cepo cambiario se tuvo que implementar por las limitaciones discrecionales a las producciones y exportaciones del sector agropecuario y agroindustrial. Se le puso un cepo al único sector que le genera dólares genuinos.
   Los derechos de exportación demostraron que no limitan la suba de los alimentos y sacan competitividad para poder exportar.
   La política cambiaria y la inflación resultantes son consecuencia directa de esta misma política.
   Al sector, especialmente en las economías regionales y más alejadas de los grandes centros de consumo y de los puertos, no le alcanza actualmente con la eliminación de las retenciones para mejorar su política cambiaria.
   Necesita, como todos los otros sectores de la economía, un dólar efectivo que sea competitivo con el mundo para poder exportar e importar.
   Los cambios múltiples terminan siempre con brechas cambiaras que provocan decisiones muy traumáticas para el conjunto de la sociedad.
   Al terminar el 2012, en un trabajo realizado por CREA por encargo de la Comisión de Enlace, se demostró que el sector agropecuario invirtió en el ciclo 2011-2012 un importe de 236.317 millones de pesos, representando un 27% más, que fue el aumento de la inflación, si lo comparamos con la campaña anterior de 185.715 millones.
   La pregunta que dejó el trabajo: ¨Cuánto más podrían haber sido la inversión, producción y exportación, si el gobierno acompañara al sector?
   En tanto, la respuesta a esta pregunta estaría en el trabajo "La demanda mundial de alimentos 2010-2020", de Juan Jose Llach para la Fundación Producir Conservando, en el cual afirmó que por restricciones cuantitativas, proteccionismos discrecionales y costo de oportunidad, el sector agropecuario y agroindustrial dejó de percibir en esta gestión de gobierno más 20.000 millones de dolares de producción y 15.000 de exportaciones.
   ¨Cuál sería el objetivo inmediato del sector agropecuario para terminar con el cepo cambiario y la inflación?
   Aumentar las inversiones, las fuentes de trabajo, las producciones y las transformaciones, para incrementar las exportaciones con valor agregado a todos los mercados del mundo y de esa forma abastecer mejor el consumo interno.
   ¨El ejemplo a imitar? El de los emprendedores que motorizan diferentes clusters regionales en todo el país. Ellos logran integrar eficientemente las producciones y rompen la dinámica de la expulsión territorial de los trabajadores.
   Relativizaron el costo del flete transformando la materia prima en origen y agregando valor a lo transportado: este es el ejemplo a imitar y a generalizar en el país.
   Se trata solamente de poner al complejo agroindustrial -el más eficiente y competitivo del país-, en igualdad de condiciones con los otros sectores de la economía. Y de integrarlo en un proyecto nacional basado en valores fundamentales y con objetivos económicos generales y sectoriales.
   No es tan difícil, si hay voluntad de cambiar. Con sentido común se lo puede hacer rápidamente porque el mundo nos sigue esperando ya que nos necesita como país productor de alimentos.
   Hay que dejar atrás los enfrentamientos del pasado y las ideologías cuando se discute cómo aumentar las producciones.
   Se debe asumir que la actividad privada y los emprendedores son los únicos que generan las riquezas de un país, siempre que estén acompañados por un Estado que cumple con todas las funciones indelegables y con pleno funcionamiento la división de poderes.
  
   

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