miércoles, 19 de julio de 2017

Los retos del control de calidad de los arándanos para los exportadores y la gran distribución



El mercado mundial del arándano ha crecido un 40% desde 2012 y se prevé que superen los 635 millones de kilos en 2017. En la actualidad, los arándanos se cultivan en ambos hemisferios para satisfacer la demanda anual de los principales mercados de consumo de esta fruta, entre ellos Estados Unidos, el Reino Unido, Europa occidental continental y China. Con la aparición en el mercado de nuevos ambiciosos exportadores de arándanos (Perú, México y Marruecos, entre ellos), los productores consolidados como Chile y, en especial, argentina, están empezando a notar la presión. Ante el aumento de la competencia, la calidad del producto es de suma importancia para las empresas que quieren sobrevivir y prosperar en este mercado que se está consolidando y madurando rápidamente.

"Los avances en logística, almacenamiento y soluciones de envasado han aumentado de forma drástica la vida útil de los frutos rojos en las últimas décadas", explica Ignacio Santibáñez, gerente general de AI PIA. "Aun así, en un mundo en el que los productos hortofrutícolas pueden viajar a miles de kilómetros de distancia de su lugar de recolección, puede resultar complicado garantizar una calidad y frescura óptimas en todas las fases desde el campo hasta la mesa. Los arándanos, en particular, son un producto muy sensible y requieren de un control minucioso en todas las fases".



En la campaña 2016-2017, AI PIA inspeccionó cerca de 100.000 muestras de arándanos frescos para productores, exportadores e importadores. Las inspecciones desvelaron que tan solo el 43% de la fruta podía clasificarse como "buena" basándose en los estándares de calidad aplicables. La categoría de calidad "excelente" apenas tuvo presencia, pues menos de un 1% de todos los arándanos inspeccionados pasaron el corte. En torno al 44% de la fruta se clasificó como "aceptable", mientras que la calidad del 11% y el 1,7% de la fruta se clasificó como "pobre" y "mala", respectivamente.

Santibáñez nombra los siguientes retos claves que deben tenerse en cuenta en lo que a la calidad de los arándanos respecta:

  • Condiciones de cosecha variables
    La cosecha del arándano suele coincidir con periodos de mucho calor y humedad, factores que contribuyen a un rápido deterioro de la fruta recién recolectada. Las altas temperaturas en la cosecha propician la maduración, pero los arándanos demasiado maduros son muy propensos a sufrir daños. A su vez, los arándanos húmedos son altamente susceptibles a las enfermedades. Aunque los productores se esfuerzan por garantizar unas condiciones de cosecha óptimas, las fincas a campo abierto dependen fuertemente del tiempo, como se demostró en la campaña 2016-2017 en el hemisferio sur, cuando el aumento de las temperaturas adelantó la cosecha y se tradujo en una temporada difícil tanto para los productores como para los exportadores.
  • La necesidad de una refrigeración inmediata y efectiva
    Entre los arándanos inspeccionados en la campaña 2016-2017, PIA tuvo que clasificar la fruta como "razonable" o por debajo en el 24,3% de los casos por deterioro y en el 16,3% de los casos por moho. La causa más probable del moho y el deterioro de los frutos rojos es una refrigeración poscosecha no lo suficientemente rápida o inefectiva. Los arándanos cálidos, húmedos o dañados son el caldo de cultivo ideal para los organismos causantes del deterioro. Unas temperaturas más frescas incrementan de forma drástica la tasa de deterioro y, por consiguiente, se incrementa la vida útil y la capacidad de transporte de los arándanos.
  • Logística de largas distancias
    No romper la cadena de frío durante el transporte es fundamental para conservar la calidad del arándano en tránsito. La pasada temporada de importación, según datos de AI PIA, dos tercios de los envíos de arándanos a EE. UU., Reino Unido, China, Hong Kong y Países Bajos se enviaron por mar, mientras que un cuarto, aproximadamente, se envió por avión. El envío aéreo permite a los productores vender sus productos 48 horas después de la cosecha, pero no está exento de riesgos. Es posible que todo el envío se vea comprometido si las berries pasan tan solo 15 minutos al sol, lo que podría ocurrir mientras el camión circula por la pista de despegue. Otro problema es que los productos frescos se suelen enviar en los aviones de pasajeros, lo cual entraña sus propios riesgos. Si un pasajero toma la decisión de última hora de viajar con un perro, la temperatura en la bodega del avión se elevaría para permitir la supervivencia del animal, pero iría en detrimento de la carga perecedera.
  • Envasado y presentación
    Al contrario de lo que ocurre con muchas otras frutas, las opciones de envasado para los arándanos son bastante limitadas. Se suelen envasar en los campos y se desaconseja cualquier manipulación innecesaria, por lo que su primer recipiente debe ofrecer la protección y ventilación suficientes, y debe ser adecuado para soportar temperaturas más bajas durante el transporte. Los productores experimentan con distintos materiales (como reemplazar el plástico con materiales biodegradables) y características adicionales (como almohadillas de absorción y amortiguación), pero, desde el punto de vista de la forma, el envase tipo clamshellsigue siendo la norma en la industria. Aunque cumple los criterios funcionales, este envase no se presta a muchos trucos de marketing y los fabricantes deben confiar en el producto visible para lograr la mayoría de las ventas. Ello subraya la importancia de la calidad alta y de una buena presentación visual de los arándanos, pues los consumidores suelen tomar la decisión de compra basándose únicamente en el aspecto de la fruta.


"Para un producto perecedero como los arándanos, cada eslabón de la cadena de suministro está plagado de vulnerabilidades y cualquier fallo se puede pagar caro", advierte Santibáñez. "Comprobamos el estado y la temperatura de la fruta durante todo el camino desde el campo hasta el supermercado. Como ocurre con la mayoría de los productos, la aceptación o el rechazo final depende del consumidor, pero preservando la calidad en cada una de las fases fundamentales, nos esforzamos por inclinar la balanza a favor de nuestro cliente".

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