Las olas de calor y la sequía están afectando a la agricultura en gran parte de la costa Mediterránea en España, incluso en zonas de la costa Atlántica, como Huelva. Tal de los cítricos en la Comunidad Valenciana, que están siendo de los productos más afectados por los golpes de sol y las alta temperaturas.

Cítricos quemados por el sol y las altas temperaturas.
"Este año tendremos una merma muy importante en nuestra producción de naranjas y mandarinas debido a los fuertes calores en este mes de junio, que están provocando unas abundantes caídas de fruta por deshidratación y en algunas variedades habrá pérdidas significativas", explica el productor e ingeniero Carlos Arenes.
De acuerdo con el especialista, con temperaturas superiores a los 30 grados, las plantas cierran los estomas de las hojas para no deshidratarse, ya que es superior la pérdida de agua que la que ella misma puede captar del suelo.
"Es una medida natural de seguridad para no deshidratarse y morir. Sin embargo, los frutos no tiene esta capacidad, se deshidratan mueren y caen al suelo".

Para evitar problemas como este, Carlos Arenes ha desarrollado un sistema mixto de control de heladas y golpes de calor mediante baja aplicación de agua.
"Con nuestro sistema conseguimos aplicar agua encima de la planta y protegerla de los golpes de calor. Técnicamente, cada gramo de agua que evaporamos por encima de la planta 'le roba' el calor a la misma, ya que cada gramo de agua evaporado absorbe 580calorías por gramo. Por eso, si aplicamos 12 metros cúbicos por hectárea y hora son 12.000 litros, lo que se traduce en 12.000.000 de gramos de agua. Si cada gramo absorbe 580 calorías nos dan un total de 7.000.000.000 calorías que robamos a una hectárea y hora de cultivo", calcula el ingeniero
"Conseguimos que la temperatura de la parcela, en un día de más de 40 grados al sol, sea aproximadamente de entre 24 y 25 grados y a la sombra una temperatura de un poco superior a unos 27 grados, ya que tenemos menos sol, y éste es el principal factor de evaporación, seguido del viento", afirma Carlos Arenes.
"No es fácil, ya que necesitamos que el agua evapore en el cultivo la máxima cantidad posible sin saturar la atmósfera de humedad ya que, si esto pasa, tendríamos el efecto contrario. Es por eso que la aplicación de agua tiene un tamaño de gota controlado par que el agua viaje hasta el cultivo y la evaporación se produzca encima de la planta, sin saturar la atmósfera de humedad y sin ningún quemazón por el tan temido 'efecto lupa'".
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