martes, 25 de julio de 2017

Ajustan controles en Patagones ante la nueva plaga: el jabalí


Los incendios del verano corrieron a una población de 30.000 ejemplares hacia los campos del Partido de Patagones. Buscan prevenir la caza ilegal.
Aun cuando está en discusión el mapa de crecimiento de la población de jabalíes en Patagones, las autoridades del Partido se preparan para contener a los cazadores y que las capturas a los tiros estén lo suficientemente controladas. El disparador fue una autorización de la Dirección de Flora y Fauna bonaerense al considerar una plaga a esa especie introducida.
La disposición Nº 54 autoriza esa práctica limitada a solo 33 establecimientos y 37 cazadores buscando frenar así el interés de otros aficionados de las provincias vecinas que averiguan cómo son los procedimientos para llegar al Partido en forma masiva desde distintos puntos del país; según se pudo constatar en distintos ámbitos oficiales de esta ciudad.

Indica a la directora de Producción del municipio de Patagones, Agustina Saldías, a promover medidas de bioseguridad y le otorga responsabilidades ante “las consecuencias que pudieran derivar ante la falta” de esos recaudos. Asimismo, deberá elaborar y girar a la directora provincial Mónica Casciano.
La funcionaria provincial tomó esta decisión caracterizando a la especie exótica de ocasionar perjuicios y daños en la producción agropecuaria, por caso haber diezmado cuadros de centeno habilitados solamente como alimento para el ganado vacuno y ovino.
Al parecer, los últimos incendios veraniegos provocaron un corrimiento obligado de esta especie hacia otros campos que no se caracterizaban por contar con esa especie silvestre.
“Nosotros hablamos con Fauna (bonaerense) y no es que quedó habilitada la caza sino que se regula para determinados lugares”, aclaró a DeViedma la secretaria de Desarrollo Territorial de la comuna maragata, Eloísa Gaído.
El Dato: una licencia de caza cuesta en el Partido de Patagones 1.300 pesos por cada uno de los ocupantes de un vehículo. Habría unos 30.000 ejemplares y que generan un daño estimado de u$s 200 anuales por ejemplar, según un informe del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable.
Para fiscalizar estas prácticas, la Patrulla Rural bonaerense tuvo que apelar a una serie de normativas –de distintas índole- para evitar inconvenientes, y sus efectivos siguen desarrollando controles nocturnos para evitar inconvenientes y que se mezclen los cazadores habilitados con los furtivos y con intenciones de abigeato.
También se dispuso que cada cazador autorizado debe avisar a la Policía antes de trasladarse hacia el predio. Esa sección perteneciente a la Policía bonaerense tiene órdenes de controlar los caminos vecinales, exigir la habilitación del dueño del establecimiento agropecuario para ingresar a un determinado predio, y de verificar el aval del Municipio al daño agropecuario.
Alto riesgo de enfermedades para el ganado bovino y porcino
El “chancho cimarrón” constituye un serio riesgo para la producción pecuaria en el noreste Patagónico, particularmente en el Valle Inferior de Río Negro y el partido de Patagones, según una investigación de la carrera Licenciatura en Ciencias del Ambiente de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN), Sede Atlántica.
El estudio, llevado adelante desde el año 2014 por Diego Birochio, Marina Winter y Sergio Abate, contó con la colaboración de cazadores de jabalíes de la Comarca. Mediante análisis, los investigadores determinaron la circulación de bacterias causantes de tuberculosis y brucelosis.
Esos resultados demostraron la circulación del virus de la enfermedad de Aujeszky -que genera serios trastornos reproductivos en ganado porcino- en aproximadamente un 50% de los ejemplares estudiados, un porcentaje que los investigadores consideran alarmante y que atenta contra el programa nacional de enfermedades de los porcinos que lleva adelante el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agropecuaria (Senasa).
Desde la institución se recomendó “llamar la atención de los servicios de sanidad animal y las carteras de producción pecuaria de las provincias involucradas, particularmente porque en la región se cuenta con un centro de inseminación artificial porcino registrado ante el Senasa, y un centro de producción porcina”.
Agregan que “considerando que la reglamentación actual no contempla el análisis, identificación y eliminación de porcinos infectados por enfermedad de Aujeszky en aquellos establecimientos con reducido número de madres o para consumo familiar -como son la mayoría de los establecimientos de la región- esto constituye un serio riesgo para el aumento de la circulación de la enfermedad”.
Abate sostuvo que “debiera abrirse un laboratorio de análisis de Aujeszky en nuestra zona, que permita evaluar la posible circulación de este virus en los porcinos de pequeños productores, ya que se desconoce la prevalencia de esta enfermedad en sus animales, quienes pueden interactuar con jabalíes de vida libre”.
Además, el equipo de trabajo demostró la existencia del parásito de la triquinelosis mediante estudios serológicos, cuyo alcance todavía está en estudio. Sin embargo, la ocurrencia de casos de triquinosis en humanos en otras regiones cercanas -zona andina de Neuquén y Río Negro- por consumo de carne y subproductos de jabalí, constituye una evidencia que alerta sobre esta problemática potencial en la zona de estudio.
Por último, la investigación detectó Leptospira en el jabalí de la región -Valle Inferior de Río Negro y el partido de Patagones-, representando un riesgo para la ocurrencia de leptospirosis en ganado bovino y porcino.
Esta enfermedad es endémica en Argentina y constituye una de las graves enfermedades bacterianas que puede reducir marcadamente la producción, generar abortos, muertes perinatales y trastornos reproductivos. La presencia de jabalíes portadores, además de ser un riesgo para la salud humana, pone en riesgo el negocio agropecuario, que incluye múltiples actores de una compleja cadena productiva.-

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