La actualización de precios en el sector llegó para quedarse a pesar de las jugadas oficiales por forzar una baja.
En las últimas tres semanas el Gobierno nacional –a través de la Secretaría de Comercio Interior–comenzó a restringir al máximo los permisos de exportación (ROEs) de carne vacuna. El objetivo oficial, claro está, es lograr forzar una baja de precios en el mercado interno.
Sin embargo, lejos de alcanzar tal objetivo, los precios locales de los principales cortes cárnicos vienen mostrando en lo que va de febrero una firmeza poco habitual en los últimos años a partir de los negocios sostenidos que se registran día a día en el Mercado de Liniers.
Pero, ¿por qué el hecho de cerrar las exportaciones de carne ya no alcanza para bajar los precios del producto en los comercios minoristas?, fue el interrogante que La Política Online planteó a varios de los especialistas más reconocidos del sector ganadero.
En este sentido, cabe recordar que en 2006, cuando Néstor Kirchner decidió cerrar las exportaciones, los valores internos en los dos extremos de la cadena de valor (productores y consumidores) se desplomaron a tal punto que miles de ganaderos se retiraron del negocio por falta de rentabilidad.
Justamente en el periodo 2006/2010, y producto del cierre de las exportaciones dispuesta por el presidente de ese entonces, el stock ganadero argentino cayó poco más de 10 millones de cabezas dejando a la Argentina prácticamente afuera del mercado internacional de carne vacuna.
“Hasta el año 2005, antes de la intervención del Gobierno nacional, el país exportaba 770.000 toneladas de carne ubicándose entre los mayores exportadores del mundo. En 2013, la Argentina exportó apenas 180.000 toneladas”, describió el analista Víctor Tonelli.
“Es decir que cerrar las exportaciones ya no implica aumentar de manera significativa la oferta interna para provocar una baja de precios”, explicó Tonelli, para luego agregar que “esa medida dio resultado en 2006, pero ahora no necesariamente lo hará”.
En tanto, según los últimos datos difundidos por el Senasa, en marzo de 2013 el stock bovino argentino era de 50,9 millones de cabezas versus 57,5 millones en marzo de 2008 (lo que muestra la imposibilidad del sector de recuperar los niveles anteriores a 2006).
Asimismo, un informe de la Cámara de la Industria de la Carne (CICCRA), muestra que en 2013 la faena total de bovinos a nivel nacional fue de 12,7 millones de cabezas, una cifra 11,5% superior a la de 2012.
“Lo que ha ocurrido en el sector ganadero es una actualización de precios después de la devaluación; y da la impresión que esta actualización en los valores de la hacienda llegó para quedarse”, comentó el especialista Ignacio Iriarte.
Los datos son contundentes: en el último remate realizado a mediados de febrero en el Rosgan, el ternero registró un valor promedio de $ 17,25 por kilo. Se trata de una cifra 9% superior al promedio de diciembre de 2013 cuando se negoció a $ 15,82 por kilo.
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