- El ingeniero Gustavo Ferraris, del INTA Pergamino, mostró junto a Fertilizar distintas estrategias para reponer nutrientes en campos donde se utiliza el monocultivo.

Si bien no es lo deseado, Fertilizar quiso investigar cuáles son las mejores formas de reposición de nutrientes cuando se hace soja sobre soja. Gustavo Ferraris, técnico especializado del INTA Pergamino, participó de la experiencia llevada a cabo en Ferré, a 343 kilómetros de la Capital Federal, quien igual aclaró que esto no es lo ideal para asegurar rendimiento y sustentabilidad.
“Estuvimos haciendo recorrida por ensayos de soja. Vimos de larga duración, que se siguen en el tiempo y todos los años se va evaluando una respuesta a la práctica de cultivo. Son distintas estrategias de fertilización sobre lotes con monocultivo de soja. No es lo ideal, pero muchos casos es una realidad”, manifestó.
El objetivo de estos ensayos, desarrolló Ferraris, es “ver cómo en esos sistemas limitados e ineficientes podemos hacer para aprovechar el mejoramiento. El monocultivo de soja trae aparejado distintos problemas como mayor presión de plagas, malezas y enfermedades, además del deterioro de la calidad física, química y biológica. Atendemos uno de los aspectos, que es el desbalance de nutrientes”.
“En este ensayo se puede comprobar-continuó- cómo estrategias mejores de fertilización que concentran una mayor reposición de nutrientes, más la división y aplicación de fertilizantes produce aumentos de rendimientos aun en estos sistemas con restricciones”.
Sin embargo, estos sistemas adolecen de una baja capacidad para reponer los nutrientes: “En una de la parte de la recorrida mostrábamos que en estos sistemas de monocultivo había recuperación del fertilizante aplicado que no pasaba del 15%. En otros ensayos similares, bajo rotación, alcanzaba el 40%”.
Según Ferraris, “la forma de mejorar la eficiencia de los nutrientes es con secuencias más intensificadas. La soja tiene un periodo de alta demanda de nutrientes entre el inicio de floración al llenado de granos. Son 40 días, desde R2 a R5. Donde hagamos una secuencia más intensiva, de ciclo más largo, la eficiencia aumenta en su conjunto”.
“Hacer un cultivo de cobertura, un trigo o avena, nos ayuda a movilizar esos nutrientes para que estén en formas químicas mejores. La intensidad de la rotación tiene que ver con la zona y calidad de ambiente. En general, se mide por el número de cultivos por año”, aseveró.
La intensidad recomendada es de 1,33, cuatro cultivos en tres años. Si bien el planteo ideal “depende mucho de la zona”, Ferraris recomienda hacer “Soja de primera, trigo-soja o cebada- soja, y maíz, para volver a un cultivo de soja de primera”.
Por último, Fertilizar convoca al Simposio de Fertilidad que se realizará el 22 y 23 de mayo en el Centro Metropolitano de Rosario. El mismo promete “reunir a los mejores profesionales del sector”, según nos contó María Fernanda González San Juan, integrante de la organización.
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