domingo, 31 de agosto de 2014

El miedo a perder el trabajo es un trastorno muy actual


El fantasma del desempleo provoca problemas de sueño, irritabilidad y malestar general
La falta de previsibilidad e inestabilidad a nivel país, con las reglas de juego que cambian con prisa y sin pausa, atenta contra la confianza de los inversores y es un tema presente en la mayoría de los foros económicos. Pero también influye en la salud de las personas que habitan en ese país, que viven en permanente estado de alerta por considerar que su vida, en este caso laboral, está en riesgo.

Un estudio de la Universidad de Michigan mostró que los trabajadores que se preocupan mucho por perder sus puestos de trabajo dijeron que tenían un peor estado de salud y más síntomas de depresión que quienes efectivamente estaban sin trabajo. La conclusión de la autora del estudio, Sarah Burgard, fue que el miedo a perder el trabajo es peor que el desempleo. Lo que mata es la ansiedad, la incertidumbre, el miedo.

A principios de 2013, una encuesta de Poliarquía publicada por LA NACION definía que el 45% de los argentinos tenía miedo de perder el trabajo propio o de algún familiar. Hoy esa cifra subió al 56 por ciento.

Así analiza el doctor Matías Bonanni, director médico del Instituto de Neurociencias Aplicadas a la Clínica (INAC), la situación actual de miles de argentinos. “En un contexto de falta de previsibilidad, el nivel de ansiedad de toda la población aumenta”, dice. Este año notó un incremento considerable de consultas de personas con angustia profunda, que temen perder su medio de sustento y después no poder reinsertarse en el mercado.

Las razones de este temor son concretas y reales. “Hay una salida de gente del mercado laboral de manera sostenida, o una no renovación de vacantes”, dice Bernardo Hidalgo, director de la consultora que lleva su nombre. “Son malas noticias que se dicen en voz baja, en forma de acuerdos para evitar el enojo del Gobierno -continúa-. Es una realidad que las empresas están sacando gente, y en todos los ámbitos, quizá con la excepción del petróleo, la industria farmacéutica y los bancos. La única manera de aumentar el empleo es mejorando la economía.”

Ante estas situaciones críticas, los argentinos activan un nivel de ansiedad que según los expertos forma parte de su ADN, porque históricamente vivimos en contextos inestables. “En este país se gatilla la ansiedad fácilmente. Hay dos variables, la individual, donde juegan factores de mayor o menor predisposición (el ansioso percibe un riesgo constante), y por otro lado un contexto donde las personas notan un alto nivel de riesgo de perder el trabajo. Cuanto más estable es el contexto, menos ansiedad existe.” Define ansiedad como “un mecanismo biológico que te defiende de lo desconocido y del peligro. Estamos hechos para vivir ansiedades cortas, no crónicas”.


Escenarios que cambian

Para el psiquiatra, “a veces es bueno, porque nos adaptamos fácilmente a escenarios cambiantes, pero también es malo, porque somos violadores seriales de reglas. No estamos acostumbrados a la estabilidad, a la tranquilidad. No estamos acostumbrados a seguir protocolos”.

A la hora de combatir el radiopasillo, gran generador de temor y ansiedad, Miguel Carugati, director de la consultora Michael Page, recomienda “no entrar en pánico ante rumores y generar un canal directo de comunicación con el reporte directo para que se pueda esclarecer la situación de la compañía y tener información real de lo que sucede”. Sectores como el industrial en general, automotriz en particular, construcción (donde se perdieron 20.000 puestos de trabajo, según los dirigentes gremiales), alimentos y bebidas sufren recortes por goteo o más notorios.

“Una vez que se tiene claro el contexto de la compañía y qué perspectivas hay a mediano plazo, si el profesional optara por abrirse al mercado para evaluar un cambio es importante que tenga en cuenta aquellas industrias en alza (energía, por ejemplo), y que no descarte los sectores que se encuentran más tranquilos porque en los mismos también se produce rotación”, recomienda.

Para Bonanni, el hecho de tener un plan B a nivel laboral siempre ayuda en situaciones de ansiedad. El cerebro se relaja, sabe que tiene escapatoria. También alimentarse sana y ordenadamente, bajando la cantidad de carbohidratos y dulces. Hacer ejercicio por lo menos 40 minutos 4 veces por semana a buen ritmo, transpirar. Dormirse alrededor de las 22.30 u 23. Y vivir el presente, ya que el ansioso es futurista. Abandonar las rutinas es una mala idea.

Hidalgo recomienda para quienes estén trabajando en una compañía “hacer su trabajo lo mejor posible, sabiendo que las circunstancias externas no son las más favorables. Es un momento para potenciar el desempeño, redoblar el esfuerzo, repensar los reclamos”. El consultor aclara que son las pymes las grandes dadoras de trabajo y es clave apoyar procesos (no necesariamente despidos) que les permitan seguir adelante. Y aconseja tener afiladas las redes sociales y las redes de contactos.

Alejandro Mascó, socio de Humanbrand, recomienda tener una actitud positiva, seguir trabajando con alto rendimiento y comprender que son factores que no dependen de nosotros. “Es interesante como ejercicio formar un espacio de creatividad en un grupo pequeño de compañeros para cambiar el foco de atención y trabajar en ideas o emprendimientos que se podrían llevar adelante. Este es un camino que permite convertir lo negativo en positivo y el miedo en oportunidad.”

“Desde una mirada sectorial, el panorama para 2014 resulta desafiante, pero a la vez se prevé una mejora hacia 2015″, pronostica Carugati. El antídoto más esperado.


Un contexto económico y social que no ayuda

“Este año plantea una coyuntura delicada que no sólo se ve reflejada en lo económico, sino también en los planos político y social. El marco regulatorio relacionado a la importación y la exportación continuará impactando en el acceso a insumos y bienes de capital”, dice Miguel Carugati, director de la filial local de la consultora Michael Page.

“Costos en dólares en aumento, demanda estable y mayor competencia internacional son los factores que determinan las dificultades que deberán enfrentar las producciones regionales”, agrega Carugati.

Según el últimopárrafo confuso informe de SEL Consultores sobre la base de una encuesta entre gerentes de RR.HH. de empresas líderes, la cantidad de personal afectado por despidos para lo que resta del año alcanza en promedio un 3% de la dotación, llegando en las empresas del sector de bienes durables a un 7%. Hay unos 2000 puestos perdidos en el segundo semestre.

Un 24% de las empresas informa una disminución de sus dotaciones durante el año y en todas las categorías ocupacionales, es decir, en toda la organización. Por otro lado, un 35% de las compañías suspendió el ingreso de personal nuevo, llagando al 50% en las empresas de producción.

Según el Observatorio de la Deuda Social, de la UCA, en 2013 casi 4 de cada 10 hogares en la Argentina consideraban insuficientes sus ingresos para satisfacer sus necesidades y patrones habituales de consumo. Sólo uno de cada 10 declaró haber tenido capacidad de ahorro. “En el proceso de desaceleración de creación de puestos de trabajo, en 2013, uno de cada 4 activos ingresó al escenario laboral como desocupado o fue cesanteado en el último año”, dice el informe.

En este escenario, los niveles más desfavorecidos vieron aumentar el riesgo de desempleo, pero también el nivel medio profesional. “La incidencia del desempleo y del riesgo de desempleo se incrementa veinte veces y cinco veces, respectivamente, al comparar la situación de los trabajadores residentes en hogares cuyo jefe posee un estrato económico-ocupacional trabajador marginal con aquellos pertenecientes a un hogar medio profesional.”

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