lunes, 2 de septiembre de 2013

Los “daños colaterales” de la política ganadera oficial

 

 En varios sentidos, el mercado de la carne en Argentina parece el reino del revés. El consumo de carnes rojas, pollo y cerdo, con algo más de 110 kg anuales por habitante, es el más alto del mundo. Los niveles de producción de ganado vacuno se mantuvieron sólidos hasta 2009, cuando sobrevino una fuerte caída y luego una recuperación de la faena a partir de 2011. La producción de pollos y cerdos está en franco crecimiento en los últimos años. Pero en estas cadenas hay quejas por la pérdida de rentabilidad y el desplazamiento de mercados tradicionales.

En menos de una década, la Argentina pasó de ser el tercer exportador mundial de carne vacuna a ubicarse en 2012 en el undécimo lugar. Hoy es el país del Mercosur que menos exporta, superado por Uruguay y Paraguay con rodeos más reducidos. Incluso desde el año pasado, y por primera vez en la historia, el país exporta, en volumen, más pollo que carnes rojas.

“Consumir casi 115 kg de carne por habitante en el año es un problema, porque con mucho consumo crece la oferta, esto deprime los precios y todos perdemos”, dice Juan Ucelli, presidente de la Asociación Argentina de Productores Porcinos (AAPP). Ucelli recuerda que el cerdo tiene el mismo precio al público desde hace 20 meses y admite que la cadena porcina trabaja bien pero tiene “menos rentabilidad que hace un año”.

Roberto Domenech, titular del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), afirma que “el precio del pollo cayó un 12% este año y ya había bajado entre 6 y 7% en 2012” y dice que el mercado doméstico “está sobreofertado de carne”, con costos en alza y precios deprimidos. Pero lo más grave es que “muchas empresas están operando por debajo del costo y se están frenando las inversiones”.

Hoy crece la tendencia a una menor ingesta de carnes rojas y más aves y cerdos, inducida por los precios finales de estos productos. El kilo de cerdo está entre 10 y 15% menos que el vacuno, y el pollo, menos de la mitad. Así, en la última década se duplicó el consumo de carne aviar (de 20 a 39,3 kg anuales per cápita) y el cerdo creció un 70%, hoy en 9,5 kg anuales de carne fresca por habitante, que llegan a 12 kilos si se suman los derivados. Según la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA), el récord de consumo de cortes bovinos fue en 2009 (70,2 kg), tras lo cual se desplomó hasta 55,6 kg anuales per cápita en 2011 y hoy está en 61,8 kg anuales.

Desde hace un año y medio, el Gobierno impulsa una política para el sector ganadero bovino tendiente a desalentar las exportaciones para desacoplar el precio en el mercado interno, algo que tiene impacto en las carnes sustitutas. Un informe de CICCRA advierte que “al deprimir intencionalmente el precio del ganado bovino, impiden el desarrollo de las cadenas avícola y porcina, generando gravísimas pérdidas económicas y en la ocupación”.

El último relevamiento de CICCRA destaca que entre enero y julio de 2013 el mercado interno absorbió 93,2% de la producción total de carne vacuna, apenas 0,7% por debajo del techo alcanzado en 2001. La diferencia es que en aquel entonces los mercados internacionales se cerraron por un brote de aftosa, mientras que en 2013 “fueron las políticas macroeconómicas y sectoriales implementadas por el Gobierno argentino las que dejaron a los cortes vacunos fuera de los mercados internacionales”.

“Llegó el momento de tener una política integral de carnes”, asegura Domenech, quien no oculta su “preocupación porque la cadena de producción de carne bovina no encuentra la manera de enderezar el barco”. La carne vacuna es la que fija precios y de allí los temores en las otras industrias. “Después de octubre, va a tener que haber algún cambio en la política sectorial, las exportaciones bovinas podrían crecer y eso liberaría cupo en el mercado interno”, sugiere Ucelli.

En este escenario preocupa la creciente participación de las hembras en la faena, que en julio alcanzó el 42,3% del total. Desde abeceb.com recuerdan que a partir del 43% de participación empezaría un nuevo ciclo de liquidación de stock por “la relación entre los precios del ganado en pie y los costos de la cría/invernada”. Carolina Schuff, economista de abeceb.com, afirma que este año el consumo de cerdo en el mercado interno creció un 20% “por los precios relativos y también creció el pollo frente a los cortes vacunos. Hoy el problema en el ganado vacuno es que el precio es alto y el consumidor no puede convalidar los aumentos”, destaca.

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