lunes, 9 de septiembre de 2013

El trigo luce como el ganador de la campaña

 

 Entre los últimos días de agosto y la primera semana de septiembre los precios externos del trigo se mantuvieron en sus mínimos de los últimos 13 meses, afectados por los últimos avances en los trabajos de recolección en el hemisferio norte y la recuperación de los saldos exportables entre los países del Mar Negro. Los futuros de trigo blando cotizantes en Chicago ajustaron el viernes a u$s 233,3/ton, con una caída de u$s 3/ton respecto de la semana pasada.

El mercado internacional ha descontado que en la campaña 2013/14 la producción experimentará una considerable recuperación, alcanzando un récord suficiente para enfrentar el crecimiento del consumo. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura - FAO, la cosecha mundial totalizará 710 millones de toneladas, en suba 7,6% respecto del año pasado. La entidad sostuvo que esta expansión contribuyó a deprimir los precios durante los últimos meses, aunque de ocurrir nuevas caídas es probable que no sean tan pronunciadas como las ya observadas.

Asimismo, parte del declive de los precios en Estados Unidos obedece a los problemas de competitividad de su sector exportador, al que le resulta extremadamente difícil colocar trigo en puertos del norte de África -donde se encuentran los principales compradores- a valores inferiores a u$s 265/ton con flete incluido, en paridad con los ofrecimientos de Rusia, Ucrania y Rumania. Por estos días, el precio FOB Golfo de México del trigo blando ronda los u$s 270/ton, cifra a la que luego debe sumarse el flete oceánico.

Aun así, exportadores tradicionales como Estados Unidos y Francia pueden mantener elevados ritmos de exportación debido a la firmeza de la demanda mundial. En el primer trimestre de la campaña el país del norte acordó embarques por un total de 9 millones de toneladas, mientras que en la Unión Europea las ventas acumularon 4,5 millones de toneladas en los últimos dos meses. En el mismo período del año pasado se habían exportado apenas 2,1 millones de toneladas en el viejo continente.

Sin embargo, al margen de estos factores de oferta y demanda, los traders que operan en Chicago no han encontrado en los últimos días fundamentos nuevos y potentes que impacten en el mercado y hagan atractiva la operatoria. En parte por ello los precios han perdido volatilidad y el volumen de negocios cayó a la mitad de los registros observados entre finales de julio y principios de agosto.

En cambio, el panorama de mercado en Sudamérica continúa ganando cierta trascendencia, en un marco de creciente nerviosismo por la falta de lluvias en Argentina y la condición de los cultivos en Brasil luego de las heladas del invierno. Las actuales circunstancias obligan a tomar cautela para formular proyecciones de cosecha y saldo exportable, aunque el consumo no parece correr riesgos.

En nuestro país transcurrieron meses de clima muy seco, en los que se combinaron fuertes vientos con registros de precipitaciones anormalmente bajos. En localidades como Rosario y Río Cuarto cayó apenas 1mm durante agosto, frente a una media usual que se encuentra entre 20 y 30mm. Sólo el sudeste de la provincia de Buenos Aires exhibió un comportamiento algo más satisfactorio, aunque también lejos de lo usual. En Tres Arroyos cayeron 9mm y si bien la temperatura promedió valores normales, hubo alta dispersión con días cercanos a 30°C y varios otros con valores bajo cero.

Las perspectivas climáticas deben tenerse cuidadosamente en cuenta puesto que el cereal se aproxima a su etapa de floración y en el corto plazo se avizora difícil que los suelos puedan recuperar totalmente su perfil de humedad, incluso con los pronósticos de lluvia anunciados para este fin de semana. Si bien la situación no es extrema, sirve para encender luces de alarma sobre la producción habida cuenta de que el área sembrada sólo experimentó una mezquina recuperación.

La campaña brasileña también se ve afectada por las pobres condiciones climáticas. En el estado de Paraná -la principal zona de producción- el comienzo de los trabajos de recolección arrojó rendimientos y condiciones de calidad muy por debajo de las expectativas, como consecuencia de las excesivas lluvias en las etapas iniciales de desarrollo de los cultivos y las heladas de la última semana de julio. Distintas estimaciones advierten que la cosecha del distrito caerá un 10% respecto del año pasado, pese a registrarse un incremento del área sembrada cercano a 180.000 hectáreas.

Para el conjunto del país esto implica que crecerá la proporción de trigo al que puede asignársele uso forrajero o de exportación, mientras que crecerán las necesidades de importación de trigo de calidad panadera. En el extremo de que Brasil necesite importar unas 8 millones de toneladas del cereal en la campaña 2013/14, deberá buscar al menos un cuarto de esa cantidad afuera de Sudamérica, enfrentando una fuerte desventaja de costos.

En nuestro país la cuantía del saldo exportable es incierta, pero difícilmente pueda superar las cuatro millones de toneladas. Las perspectivas de una mayor producción enfrentan un consumo interno en ascenso y la necesidad de reconstituir los delgados inventarios de cierre de este ciclo. No obstante, dado que la amplísima mayoría de la producción exportable no se ha comprometido aún con el exterior, existen grandes posibilidades de aprovechar la demanda brasileña en una amplia dimensión.

El volumen adquirido por los exportadores locales en negocios forward no supera el medio millón de toneladas, exhibiendo un considerable retraso frente al comportamiento del año pasado. Los participantes del mercado son muy cautos en lo que refiere a los parámetros de calidad, negociándose mayormente mercadería en condiciones Cámara.

Los precios a cosecha mantuvieron una tendencia ascendente durante el último mes, llegando a u$s 215/ton durante algunos tramos de esta semana. A este valor el cultivo de trigo se avizora como uno de los que mayor rentabilidad podría asegurar obteniendo rindes promedio en planteos a campo propio. Esta visión optimista se refuerza con las perspectivas de una considerable fluidez comercial y la vigencia de valores de mercado en línea con la capacidad teórica de pago de la exportación.

La oferta permanece retraída, pero a medida que transcurra el ciclo de los cultivos las coberturas tomarán mayor forma. Desde la óptima de un productor, los precios actuales pueden cubrirse con potencial de suba empleando contratos de opciones. En el Mercado a Término de Buenos Aires es posible combinar la venta de futuros con simultánea compra de calls, pudiéndose armar distintos pisos con precios de ejercicio a u$s 210 y 230 por tonelada.

Los productores que liberen temprano sus lotes tratarán de hacer valer la escasez de mercadería y pelearán por valores intermedios entre los precios a cosecha y las cifras actuales del segmento disponible. Pero a medida que se transite el empalme la plaza sufrirá la presión bajista de toda aquella mercadería que se vuelque en la búsqueda de compradores. Este contexto recién cambiará a partir de marzo y abril. De hecho, los futuros con entrega diferida hasta estos meses continúan en valores históricamente muy atractivos.

Cuando se produzca el regreso del sector exportador a la puja con la industria molinera los precios encontrarán un techo en el FAS teórico, variable determinada por las cotizaciones internacionales. Es por eso que el escenario de precios superiores a u$s 400/ton está pronto a concluir, aunque el mercado pueda presentar cierta inercia. 

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