jueves, 5 de septiembre de 2013

Aplicaciones Periurbanas

Subcomisión de Buenas Prácticas Agrícolas del CPIA



La humanidad enfrenta un desafío: producir alimentos para una población creciente, en una superficie limitada (el mundo) y con el mínimo impacto posible al ambiente. La agricultura industrializada surgió como respuesta a la creciente demanda para abastecer:
- a la población mundial en aumento.
- al consumo de productos de mayor calidad y menos eficientes energéticamente.
- la producción de biocombustibles.
- la creciente población de mascotas y consumos para animales.
A lo largo de la historia reciente, se ha resuelto la carencia de alimentos con el aumento de producción. En nuestro país, dicho aumento de producción de granos fue de 234% entre 1960 y 2010, en gran parte por la aplicación de tecnología y el comienzo de la implementación de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA).

Argentina se encuentra entre los primeros 5 países del mundo en disponibilidad de tierra, agua y conocimiento para la producción agropecuaria. Un agricultor argentino promedio durante la campaña 2011-2012, alimentó a 1513 personas y una hectárea promedio produjo 1,24 ton, con una inversión de 1945 $. Haciendo una analogía, la producción nacional alimenta a 10 Argentinas y uno de cada tres puestos de trabajo en el país, se deben al sector agropecuario y agroindustrial.

Es difícil resolver la ecuación sostenibilidad ambiental - alimentación cuando para el 2030 alcanzaremos las 9.200 mill personas. El compromiso de realizar una producción sustentable, cuidando al ambiente y a la sociedad, comenzó hace años:
- disminuyendo la toxicidad de los productos fitosanitarios.
- incorporando tecnologías como: Siembra Directa, Agricultura de Precisión que permite, ésta última, una utilización más racional de insumos, sin necesidad de aplicar a todo el lote.

Una de las prácticas necesarias es la utilización de fitosanitarios, considerando los beneficios en los rendimientos que generan, si bien es cierto que su uso en forma inapropiada conlleva riesgos que hay que minimizar. (Es comparable a la utilización de remedios en medicina humana). Por otro lado, el crecimiento urbano y periurbano implica un avance permanente de la ciudad hacia tierras productivas, sin un marco que lo regule tanto en la planificación de las ciudades, como en las normativas de las actividades agropecuarias que se desarrollan. La interfase periurbana es la transición entre la ciudad y la zona rural, no como un área claramente definida y concreta, sino como un territorio de límites difusos, de avance constante, dinámico y cambiante. 



Uno de los principales conflictos entre ambos sectores es debido a la prohibición excesiva en la regulación sobre la aplicación de productos fitosanitarios, que, en algunos casos, compromete la productividad de campos. Ante esta situación sus propietarios terminan saliendo de la actividad, vendiendo sus campos a nuevos desarrollos urbanos y se vuelve a correr la frontera poblada, renaciendo el conflicto hacia otro productor agropecuario… y la historia se repite. En ninguno de estos casos se considera la preservación de la producción de alimentos y adicionalmente, se corren los cultivos a zonas de menor calidad de tierras.

Por lo expuesto es indispensable generar normas para minimizar los conflictos campo - ciudad sin afectar la producción y cuidando la salud de las personas y el ambiente.
En Estados Unidos la expansión urbana consumió más de un millón de acres por año (404.686 has) entre 1960 y 1990. O sea 12.140.580 has. durante dicho período. Es por ello que a partir de los últimos años, cada uno de los estados ha comenzado a legislar para preservar el uso del suelo productivo como un paliativo para mantener la producción alimentaria.

En países avanzados se considera que en el derecho de uso de la tierra tiene prioridad el de mayor antigüedad; se aplica la fórmula "primero en el tiempo, primero en los derechos".

Desde CPIA, la intención es hacer un aporte a la concientización, el manejo responsable, la revalorización y necesidad de contar con un profesional responsable habilitado para el asesora- miento productivo.
Recomendaciones

Es importante cada vez más un uso seguro y responsable de productos fitosanitarios para garantizar a las comu- nidades la utilización bajo Buenas Prácticas Agrícolas (BPA).
Sugerimos las siguientes normas:
Contar con un técnico matriculado, habilitado para que:
- Evalúe la proximidad a zonas pobladas, cursos de agua, colmenas.
- Analice el terreno a fin de planificar la aplicación para evitar su contaminación.
- Realice un estudio profundo del lote y decida la necesidad o no de la aplicación (umbral de daño económico, Manejo Integrado de Plagas, MIP).
- Seleccione los productos a aplicar en base al menor riesgo toxicológico y eco toxicológico (productos autorizados y registrados en SENASA) con el debido respeto las indicaciones que figuran en la etiqueta o marbete del producto fitosanitario.
- Seleccione el tipo de herramienta adecuada para la aplicación.
- Supervise el buen funcionamiento de la maquinaria y la limpieza previa.
- Solicite que la maquinaria esté registrada e informe al productor y a las autoridades la fecha de aplicación.
- Informe a las autoridades fecha tentativa de aplicación.
- Emplee tecnologías que reduzcan al mínimo la deriva: pastillas antideriva, tamaño de gota adecuada para la zona.
- Analice las condiciones climáticas, previamente a la aplicación, mediante el uso de centrales meteorológicas de mano, casillas meteorológicas en la periferia de la población o mejor aún, con la instalación de una central meteorológica y GPS en el botalón conectada al pulverizador y que envíe los datos a una PC (técnico) y al monitor del operario.
- Considere la intensidad del viento y que la dirección no sea desde el lugar de aplicación hacia el poblado sino a la inversa.
- Tenga en cuenta la temperatura y humedad relativa.
- Ajuste a lo largo del día la calibración en función de las condiciones climáticas que se van modificando.
- Constate que la máquina a contratar esté habilitada para aplicaciones periurbanas y utilice los elementos de seguridad (tanto de la maquinaria como aplicador).
- Supervise que el operario haya recibido capacitación en aplicaciones de fitosanitarios. Controle que se realice el triple lavado inutilizando los envases mediante perforado y se almacenen en depósito a campo identificado, bajo techo, cercado y con llave. Dichos depósitos deberán estar lejos de cursos de agua, donde los envases quedarán hasta ser llevados a los centros de acopio regional, para su reciclado y/o disposición final en plantas habilitadas.
Zona Buffer o de amortiguamiento

La zona buffer o de amortiguamiento es una de las soluciones propuestas en áreas agropecuarias lindantes con poblaciones que requieren el tratamiento de BPA periurbanas, para garantizar la conservación del espacio protegido, sin entorpecer las actividades productivas. Podemos distinguir dos niveles, una zona de exclusión, en la que no se pueden realizar aplicaciones, y una zona en la que sí se puede pulverizar con restricciones. 



En el establecimiento de la zona de exclusión, deberá estar presente el profesional matriculado habilitado quien, de acuerdo a sus conocimientos y experiencia, deberá decidir hasta que zona es factible realizar la aplicación sin afectar al ambiente. También es necesaria la actualización de la normativa sobre ordenamiento territorial, de parte de los organismos estatales, para diseñar estrategias productivas garantizando la seguridad de las áreas urbanas.
Anexo

Antecedentes legales:
Un equipo multidisciplinario convocado por Minagri está desarrollando un compendio de las posibles BPA (Buenas Prácticas Agrícolas) que, en el caso de los fitosanitarios, son las técnicas tendientes a que un producto pueda expresar su máxima capacidad disminuyendo al máximo los efectos ambiente.

No hay una ley nacional de fitosanitarios que fije distancias o zonas buffer por ello se están realizando estudios para tomar posición al respecto.
E.E.U.U.: en algunos Estados depende del tipo de centro urbano, varían entre 30 y 400 m la exclusión para aplicaciones aéreas y 15 a 400 m para terrestres. Los 400 m son sólo para una familia de productos altamente volátil.
Uruguay : aplicaciones aéreas 500 m y terrestres 300 m y 30 m a cursos de agua.
Brasil: aplicaciones aéreas 500 m a poblaciones y 250 a cursos de agua, viviendas unifamiliares y animales y en Mato Grosso la aplicación terrestre 90 m de poblaciones. (En decretos anteriores esta distancia variaba de 150 a 300 m).
Chile: en aplicaciones aéreas zonas buffer de 100 m en zonas linderas de casas habitadas y prohibidas en predios que limitan con zonas urbanas. Australia: se está evaluando un esquema de producto por producto e intensidad del viento.
Reino Unido: para aplicaciones terrestres y una lista de productos se establece zona buffer mayor a 5 m con técnicas de pulverización asistida. Países desarrollados se han establecido distancias de 30 m (Pompe y col 1992).
Bibliografía

La problemática de las aplicaciones periurbanas, algunos criterios para su enfoque integral - Ing. Ramiro Cid - INTA Castelar. Evaluación de barreras vegetales para mitigar la deriva de pulverizaciones - Lic. Walter Javier Copes - Universidad Nacional del Comahue. De la tierra al país - Radiografía del gasto e inversión 2011 - 12 - Trabajo realizado por la Mesa de enlace con financiamiento del Fondo Federal Agropecuario - I&D Movimiento CREA.

Pautas sobre aplicaciones de fitosanitarios en áreas periurbanas - CREA Comisión de Agricultura, con aportes de CPIA, Minagri, etc.- El Mercado Mundial de Alimentos. Tendencias, perspectivas, oportunidades y amenazas. Ing. Agr. Hugo Cetrángolo, Facultad de Agronomía, Universidad de Buenos Aires.
Tendencias de la Demanda, Ing. Agr. Fernando Vilella, Facultad de Agronomía Universidad de Buenos Aires. Tendencias de la Oferta, Ing. Fernando Vilella, Facultad de Agronomía Universidad de Buenos Aires. Fitosanitarios, La Responsabilidad es de Todos: "Crisis u Oportunidad" Ing. Marcos Blanda.

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