Fue por unanimidad poco después de la medianoche, dejó un sabor amargo a los agrodiputados.
Pocos minutos después de la medianoche de este jueves, ya sancionada la ley del canje de deuda, la Cámara baja aprobó por unanimidad y mandó al Senado una ley para promover la ganadería en zonas áridas y semiáridas.
El autor de la ley es el diputado del FPV Omar Félix de la provincia de Mendoza que fue acompañado por el formoseño Luis Basterra y el chubutense Mario Pais, ambos del bloque oficialista.
La iniciativa amplía y profundiza el actual Plan de Ganados y Carnes del Bicentenario creado por el Ministerio de Agricultura en la época de Julián Domínguez, haciendo foco en las zonas marginales ganaderas.
De ese modo se adicionan 100 millones de pesos anuales a los 230 millones del actual Programa cuya aplicación es para la financiación de proyectos ganaderos que presenten los productores en coordinación con los municipios o las provincias.
Con la ley se permitirá que las nuevas tecnologías y oportunidades ganaderas que ofrecen las regiones no pampeanas sean aprovechadas por los pequeños productores “y no solo por los ganaderos de la región pampeana que trasladan su hacienda a esas zonas del país”.
Para el presidente de la Comisión de Agricultura y Ganadería de Diputados y miembro informante en el debate, la norma “avanza en el concepto de equidad territorial” para que productores de regiones menos favorecidas tengan las mismas oportunidades que los de la región pampeana.
En disidencia con la ley habló el formoseño Ricardo Buryaile (UCR) quien planteó sus diferencias con el “fondo” del proyecto aunque no tanto con el objetivo que persigue.
Desde un enfoque empresario, el diputado y ruralista, consideró que la mejor forma de promover la ganadería no era la que se proponía en la ley ni desde las políticas del gobierno sino la de elevar la rentabilidad del negocio.
Sin embargo “no puedo votar en contra” reconoció el diputado radical a regañadientes, y aclaró que su voto afirmativo sería una forma de compensar tantas “pérdidas” ocasionadas por el gobierno a la ganadería aunque fuera de manera simbólica.
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