jueves, 5 de septiembre de 2013

CHILE: Técnicos osorninos replican la “receta” neozelandesa en la zona


La fórmula que trajeron Jorge Valenzuela, Hardy Guarda y Lorenko Codjambassis desde los campos de Nueva Zelandia a la Región de Los Lagos es muy simple: trabajo estacional, la eliminación de prácticas poco eficientes y la contratación de mano de obra acotada, pero bien remunerada.
Esos son los factores que unen a estos tres osorninos y técnicos agrícolas que tras su paso por el país oceánico –que es reconocido por ser líder en la producción láctea mundial decidieron adoptaron los sistemas aprendidos en esas tierras y replicarlos en la zona.
Se dieron cuenta que los productores locales realizaban mucho esfuerzo en prácticas poco eficientes, que generan altos gastos y terminan por asfixiar la rentabilidad de sus terrenos, como por ejemplo producir en invierno.
Para graficar las diferencias entre el modelo neozelandés y el sistema “made in Chile”, señalan que en la Región es muy fácil encontrarse con productores que tienen 600 vacas, producen todo el año, emplean a 30 trabajadores agrícolas y utilizan forraje, concentrados y praderas para alimentar a su rebaño. Aún con todos los esfuerzos que hacen para mejorar sus ganancias, siempre las cuentas terminan muy ajustadas.
Hardy Guarda, de 25 años, estuvo cinco trabajando en un predio lechero de Nueva Zelandia y manifiesta que este modelo común en el sur de Chile, es riesgoso en lo económico y poco productivo.
Actualmente trabaja con un rebaño de 600 vacas, que producen de forma estacional (descansan desde mediados de mayo a mediados de julio), se alimentan con praderas y sólo en ocasiones se les agrega algo de concentrado a su dieta.
El osornino, eso sí, trabaja con sólo dos personas y asegura que su campo es rentable.
La diferencia -dice Guarda está en optar por producir de manera estacional y disminuir la cantidad de personal.
“En vez de tener 30 personas que ganan el sueldo mínimo, yo tengo a dos personas ganando tres veces esa cantidad de dinero. Esas dos familias están mejor, más satisfechos trabajando en el campo y produciendo más. Si yo estoy bien, mi gente debe estar bien igualmente”, sostiene.
ORDEÑA ESTACIONAL
Valenzuela, Codjambassis y Guarda señalan que producir leche en invierno es muy caro y que va contra las normas de la economía, por eso prefieren no hacerlo, pues pueden darse escenarios donde además de los gastos abultados propios de la temporada, los precios bajan y se desencadena una crisis.
“Ahí los agricultores dicen que la lechería es mala, pero eso no es así, por el contrario, la actividad lechera es buena, la clave para tener éxito está en aplicar un modelo sencillo y simple”, afirma Guarda, quien retornó a nuestro país en junio de 2012.
Reconoce que su paso por Nueva Zelandia le provocó un cambio sustancial en sus metas personales. Tras egresar como técnico agrícola de la Escuela Agrícola Vista Hermosa de Río Negro, su meta era trabajar en el campo, comprar su auto y casarse, pero tras retornar del llamado también país “Kiwi” llegó con la idea de tener un predio agrícola propio, que le de una mayor independencia y solvencia económica.
En la actualidad, es uno de los dos medieros chilenos (administrador socio) que tiene la firma neozelandesa Manuka en el país, una compañía que tiene predios en las regiones de Los Ríos y Los Lagos.
Guarda tiene a su cargo 170 hectáreas en el sector Chan Chan (Puerto Octay), donde trabaja con un plantel con 600 vacas de diversas razas, las que recientemente comenzaron su proceso de parición. Para esta primavera espera producir con 580vacas en ordeña y su meta es alcanzar un rendimiento de 26 litros diarios por animal.
El sistema de mediero le permite trabajar como socio donde cada uno pone recursos al trabajo. Él aporta el recurso humano, la energía eléctrica, el combustible, la sala de ordeña y Manuka las vacas, la tierra y maquinaria. Luego se reparten las utilidades de la entrega de leche.
“En esta etapa accedo a un 17% de las utilidades y si en el futuro compro todas las vacas pasaría a repartirme el 50%de la producción”, dice Guarda sobre sus planes que apuntan a una producción propia en un plazo de seis años.
CODO A CODO
Otro de los aspectos donde el modelo neozelandés coloca bastante énfasis es en promover que el trabajo de los dueños, medieros o administradores vaya a la par con el esfuerzo de sus empleados.
Así lo cree Jorge Valenzuela, de 32años, administrador de la Sala Chan Chan de Manuka. El predio que se ubica en la comuna de Puerto Octay cuenta con 125 hectáreas y 415 vacas.
El perito agrícola egresado del Instituto Adolfo Matthei de Osorno cuenta que en los cuatro años que estuvo en Nueva Zelandia fue testigo de cómo empleados y administradores trabajan de igual a igual. Los encargados de administrar un predio no se dedicaban sólo a dar órdenes.
“Antes de viajar a Nueva Zelandia trabajaba con mi padre en la producción de siembras y reconozco que muchas veces sólo daba órdenes, pero allá me di cuenta que los dueños o los administradores trabajan junto a ti. Eso permite que las labores se realicen de manera correcta y también el campo rinde más”, dice Valenzuela, quien se levanta a las 5 de la madrugada junto con sus tres trabajadores para presenciar la ordeña, almuerza a la misma hora que sus empleados y está en permanente contacto con ellos.
“El modelo neozelandés funciona porque el dueño o el administrador está cien por ciento metido en el campo. Eso permite un mejor afiatamiento y trabajar a la par con ellos. Los trabajadores se sienten bien”, indica Jorge Valenzuela, quien retornó a la zona recién hace un mes, tras cumplir con su objetivo que era conocer un sistema de producción lechera de alto rendimiento.
Otro aspecto donde se diferencia el trabajo que se hace en Chile con el de Nueva Zelandia está en la formación de las personas que laboran en los campos, ya que mientras en el territorio oceánico la mayoría tienen un basto conocimiento sobre la producción agropecuaria, en Chile se trata de personas que optaron por este tipo de labores, porque no les quedó otra opción.
Además, en Nueva Zelandia el ritmo de trabajo, aseguran los osorninos, es más intenso.
MODELO 70/30
Lorenko Codjambassis estuvo dos años en Nueva Zelandia, tiene 23años y retornó a la zona tras la muerte de su padre y con la motivación de trabajar en Chile, ya que nunca había ejercido en los predios nacionales. Consiguió hacerse cargo de la administración de predios lecheros y cárnicos de la zona.
Antes de retornar a Chile ya tenía una oferta de trabajo desde la Asociación Gremial de Productores Lecheros de Osorno (Aproleche), quienes deseaban que formara parte de un proyecto lechero basado en el modelo neozelandés.
Apenas llegó a Osorno se puso a trabajar en un predio lechero de Ánima La Pampa en Purranque, donde durante dos años y medio se encargó de la producción de 750 vacas.
Actualmente, administra dos predios: uno lechero con un plantel de 450 vacas, que se ubicado en Chacayal (San Pablo), y otro de engorda, en Cancura, camino a Puerto Octay, el cual cuenta con 570 cabezas.
En el predio lechero está cambiando al sistema de producción semiestacional, con una modalidad 70/30, el cual consiste en planificar el 70% de los partos en primavera y el 30% para otoño. “El hecho de tener el 70% de los partos en primavera me permite aprovechar la alta producción de pradera que hay en la zona en esa época, porque si uno opta por tener el 100% de las pariciones en primavera, tendríamos 2 o3 meses muy críticos en el invierno debido a problemas de caja porque la producción se seca”, dice Lorenko.
De esta forma, cuenta que con dejar parir al 30% de su rebaño en otoño aprovecha el peak que existe también en dicha estación en la producción de praderas, que si bien es un poco inferior al de primavera, vale la pena aprovecharlo.
“Eso permite tener un flujo de caja más parejo y también aprovechar el crecimiento de las praderas en otoño”, dice el ex alumno del Liceo Agrícola Vista Hermosa de Río Negro.
Codjambassis afirma que se trata de un sistema donde los partos son estacionales con una característica clara basada en el consumo de praderas y el forraje producido en el campo, ya sea de silo maíz, cultivos suplementarios, triticales u otros.
Para los tres técnicos agrícolas el valor agregado que les dejó su paso por el territorio neozelandés va mucho más allá del modelo agrícola que adaptaron en los campos locales, sino que está asociado al espíritu de emprendimiento enfocado al mundo agropecuario.

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