La aceleración del cambio tecnológico va a transformar la economía
mundial en la próxima década. La riqueza de las naciones estará sustentada en
buena medida en los avances de la bioeconomía.
Así lo indicó Juan Enríquez, director de Excel Venture Management,
durante una conferencia ofrecida en el XX Congreso Nacional CREA que se está
llevando a cabo en la ciudad de Córdoba.
“El poder de generar nuevas compañías a través de la tecnología es lo
que realmente importa. Piensen en grandes empresas estadounidense que no
existían hace 20 años. Ahora piensen eso mismo pero con empresas europeas. Van
a entender que, si bien Europa tiene grandes marcas y empresas, no tiene muchas
grandes nuevas empresas y por eso algunas países de esa región tienen tasas de
desempleo elevadas”, explicó Enríquez.
“Los países que entendieron las oportunidades que aparecieron con la
tecnología digital crecieron muy rápido. La productividad agrícola puede
crecer a tasas del 2% al 3% anual. Pero la capacidad de la industria digital se
duplica cada 18 meses”, añadió.
“Muchas de las grandes compañías de la próxima década van a ser aquellas
que generen innovaciones en el código de la vida. La noticia es que la aceleración
del cambio en ese ámbito es mucho más elevada que en el campo digital”, comentó
el director del fondo de inversión dedicado a financiar a empresas
biotecnológicas emergentes.
En 2010 se creó el primer microorganismo artificial creado por el hombre
(la bacteria Mycoplasma
mycoides); eso lo hizo un grupo de investigación liderado por Craig Venter
(quien en 2000 logró secuenciar el primero borrador del genoma humano), el cual
pudo reconstruir el código genético de un microorganismo desde cero, es decir,
lograron ensamblar fragmentos de ADN elaborados artificialmente hasta completar
un genoma completo.
La creación de organismos de diseño abrió nuevas posibilidades: ya no se
trata de diseñar un organismo con los “materiales” genéticos existentes, sino
de pensar en lo que queremos y construir organismos en función de objetivos
concretos
“Podemos modificar algas para comenzar a fabricar combustibles, vacunas,
plásticos o químicos. Las algas son ideales porque tienen una gran eficiencia
fotosintética”, apuntó.
“Pero a través de esa tecnología, el día de mañana la producción de
aceites y proteínas (para consumo humano) también puede cambiar drásticamente”,
indicó Enríquez. Es decir: se trata de una tecnología que eventualmente podría
comenzar a competir con la agricultura tradicional.
“La agricultura y la ganadería van a cambiar a partir de las
innovaciones generadas por la biología sintética”, concluyó.
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