jueves, 21 de noviembre de 2013

Columna: ¡Valorando a los socios comerciales!

Por Eric Viramontes, presidente VISER
Eric-ViramontesCuenta la leyenda que un día un mexicano y un israelita platicaban y el mexicano se queja diciendo: “Pobre de México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos de América” y el israelita, al escucharlo  le contesta: ” ¡No! estás equivocado, pobre de Israel, tan cerca de Dios pero tan lejos de América.
Es interesante analizar la situación de países como México, que si bien es cierto que tiene la ventaja competitiva de tener como vecino fronterizo al país al que muchos han catalogado como “el mercado más grande del mundo”, habría que estudiar a profundidad lo que esto realmente significa.
Después de 20 años de haberse formalizado el Tratado de Libre Comercio entre los tres países que conforman Norteamérica (Canadá, Estados Unidos y Mexico), en mi país todavía existe la  polémica sobre qué tan benéfico resultó dicho tratado para el sector primario.
Existen datos duros que demuestran que las exportaciones del sector primario destinadas para el vecino de nuestro país, apenas llegaban a 3,500 millones de dólares en 1994 y se estima que al cierre del 2013 ya superarán los 20 mil millones de dólares sólo para Estados Unidos, considerando que el valor total de las exportaciones del sector primario es de 23 mil millones de dólares.
Sin embargo, hay industrias que se han visto fuertemente afectadas por la entrada de productos agropecuarios de origen norteamericano. Las industrias de cárnicos y granos han resentido la competencia de productos extranjeros en su propio territorio.
Por otro lado tenemos el caso de productos como el aguacate, tomate, berries, entre otras variedades de frutales y hortalizas que han crecido exponencialmente sus ventas al extranjero gracias a dicho mercado. Simplemente las ventas totales del aguacate y del tomate a la Unión Americana significan para México más del 11% del total del valor de las exportaciones de su sector primario.
Sin duda el crecimiento de dichas exportaciones se traduce en mayores ingresos, desarrollo económico y generación de empleos.
Visto desde otro ángulo, la parte gris de este análisis es que Estados Unidos es un mercado ciertamente complicado, ingrato e incierto.
No te equivoques, el juego  del mercado globalizado en la cancha norteamericana no es un juego limpio, puede llegar a ser un tanto rudo y hay que ser muy  competitivo si quieres ingresar al mismo.  Por un lado, ellos exigen  a sus socios comerciales el ingreso de sus productos frescos a nuestros mercados, pasando por alto posibles riesgos fitosanitarios y presionando fuertemente a sus autoridades homólogas. Pero cuando sus industrias pierden competitividad ante a la eficiencia de otros países, como fue el caso de la disputa del tomate mexicano en Estados Unidos, son bastante creativos para disfrazar prácticas proteccionistas con eventos tan lamentables como posibles brotes infecciosos o supuestas prácticas de mercado desleales como lo es el supuesto “Dumping”.
Los principales productos frescos del sector primario que México exporta a Estados Unidos, han pasado por algún proceso de litigio internacional, los cuales están bajo rigurosos procedimientos de regulación y supervisión de sus Aduanas, Departamento de Comercio y/o Agricultura, con el propósito de vigilar el cumplimiento de acuerdos, detectar cualquier irregularidad que pudieran suspender la vigencia de los acuerdos y sólo de esta manera nos permiten ingresar a sus mercados.
Y todos estos procesos son tan vulnerables que el día de mañana ante una circunstancia subjetiva se nos pueden cerrar las puertas, impidiendo el paso de nuestros productos por sus fronteras, sin importarles la cantidad de empresas y empleos que serian afectados. Todo justificado desde su óptica y bajo leyes totalmente diseñadas para favorecer sus intereses.
Cuando veo la situación de mi país y confirmo que más del 95% de las exportaciones del campo mexicano depende de dichos criterios, es cuando pudiera estar en acuerdo con el amigo de la historia… “pobre de Mexico, tan cerca de Estados Unidos”.
El análisis se torna aún más interesante cuando nos damos cuenta que aquellos países que están más lejanos del mercado en cuestión, tal como lo son Perú y Chile  con 5 y 14 mil millones de dólares en su valor de exportaciones del sector primario, respectivamente, diversifican considerablemente sus mercados, hoy Estados Unidos es un mercado importante para ellos pero está lejos de ser el prioritario.
Me parece irónico  que siendo Mexico el país latinoamericano con más tratados de libre comercio, destine casi la totalidad de sus exportaciones sólo a Estados Unidos y Canadá.
El mercado más grande del mundo es incierto e ingrato, pero nos toca proveerle porque aún con sus productores de Florida y California y con sus múltiples intereses comerciales, la realidad es que Estados Unidos sí depende de Mexico y Latinoamérica para llenar sus despensas. Además, siendo justos yo pienso que sí le hemos ganado como país en esta dificultosa relación comercial que más bien se ha venido convirtiendo en un beneficio mutuo.
Esa es la parte pequeña de la buena noticia, que tras entender la dependencia de dicha nación para lograr su seguridad alimentaria, es más fácil valorar y cobrar confianza en que Latinoamérica, incluyendo a  México tiene grandes oportunidades en mercados más lejanos.
La enorme ventaja de ser proveedor de Estados Unidos, aún con sus rigurosas normas y requisitos,  es que después de tantos años de estar procurando cumplir con sus demandas y además lograrlo, nos han hecho productores altamente competitivos y eficientes.  Lo he repetido mucho, pero de verdad creo que las buenas prácticas agrícolas, los sistemas de gestión de inocuidad que aplicamos en nuestro campo y empaques son ejemplos internacionales de excelencia. Sin duda hemos superado un sin número de requerimientos de clientes tan rigurosos como lo son las cadenas de autoservicio, distribuidores, mayoristas y minoristas, superando expectativas en cuanto calidad y post cosecha.
Creo que es sano decir que los productos del campo mexicano que han alcanzado la competitividad para sobrevivir en el mercado norteamericano, tendrán una buena aceptación en cualquier mercado del mundo.
Hablemos del verdadero mercado más grande del mundo, creo que el análisis debe fundamentarse en base a oportunidad, eficiencia y a la autoevaluación como proveedores para satisfacer las expectativas de todos estos clientes potenciales. El mercado más grande es el que hoy significa mayor oportunidad de crecimiento y de negocios rentables y sustentables.
Tenemos que considerar a China en la ecuación y sin duda ver qué pasa con el resto de los piases asiáticos,  así como también los europeos y otros mercados altamente especializados. Creo que es necesario crear nuevas relaciones comerciales y sin dejar a un lado al vecino, creo que podemos jugar con altas expectativas de éxito en las canchas de juego de otros continentes.
Qué pobre de México ni que nada, qué bueno que tenemos a un vecino como el que tenemos, nos  enseñó a ser competitivos, eficientes y a dar respuesta satisfactoria a cualquier demanda y capricho que se les ocurre. Gracias a esto podemos estar seguros de que estamos listos para incursionar en nuevos destinos para vender los productos de nuestro campo.

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