viernes, 6 de septiembre de 2013

“No hay motivos para no involucrarse y participar”

 
“No existen empresas exitosas en sociedades que fracasan. Habría que revisar los conceptos de empresa y éxito”.  
Así lo indicó el politólogo Lisandro Blas, quien moderó un panel sobre desarrollo y construcción colectiva en el XX Congreso Nacional CREA que se lleva a cabo en la ciudad de Córdoba.
Para entender la construcción colectiva del desarrollo, Blas dio espacio a protagonistas que lograron romper paradigmas.
Uno de ellos fue Matías Luna, director ejecutivo de la Fundación Defensores del Chaco, que brinda a sectores postergados  la posibilidad de proyectarse hacia el futuro y crecer como personas. “Nos atrevemos a creer que podemos alcanzar todo aquello que nos proponemos”, contó.
Luna señaló que “una sociedad más justa es posible”, aunque para lograrla es necesario articular entre todos los sectores, “porque un barrio solo no puede hacerlo”. La experiencia comenzó hace 20 años con el arte, la educación y el deporte como cimientos de una base que hoy forma líderes que inciden en otras organizaciones de todo el país.
Para lograr que las utopías devengan en eutopías, (donde se desarrollaría la sociedad perfecta) hay que cuestionar y mucho lo supuestamente dado. Es vital también que los funcionarios no se perpetúen en el poder y, por ello, se estableció que las autoridades de la Fundación no pueden tener más de 30 años de edad.
La Fundación impulsó la práctica mixta de fútbol a partir de un reglamento propio. Así el partido prevé tres tiempos. El inicial, donde los dos equipos establecen los parámetros que se valorarán al momento de determinar el resultado final. Luego viene la disputa deportiva y el tercer tiempo es el de la evaluación, donde los equipos analizan si se cumplieron las normas especificadas al inicio. Entonces, un partido que concluyó en goleada puede cambiar sustancialmente si el conjunto ganador desconoció las normas. Y el árbitro se ocupa de morigerar culpas o exonerar a jugadores; interactúa también un moderador que habilita el debate y el análisis de los objetivos cumplidos o no.
“Así se promueven valores sociales que generan nuevas conductas de rechazo a la discriminación sexual, el triunfo a toda costa y la violencia en todas sus formas”, contó. Esta metodología fue replicada en otras latitudes latinoamericanas (paralelamente al Mundial de Fútbol de Brasil 2014 habrá una cita ecuménica en Sao Paulo, adelantó Luna).
Por otra parte, la Red Ciudadana Nuestra Córdoba busca contribuir a la construcción de una ciudad “justa, democrática y sustentable, y para ello es necesario democratizar los procesos de toma de decisiones, promover el debate entre los distintos actores sociales e instalar en la opinión pública y en la agenda política aquellos problemas que constituyen obstáculos estructurales para avanzar hacia una mejor calidad de vida”, reseñó Rafael Velazco, rector de la Universidad Católica de Córdoba e integrante del grupo coordinador de la entidad.
La organización tiene incidencia política no partidaria, trabajando en red buscando problemas que generan debates y soluciones para mejorar la vida de la ciudad.
“Las soluciones están en las políticas y por eso debemos tender puentes para encontrar soluciones, sobre todo para aquellos sectores que carecen de herramientas”, manifestó. Sobre las motivaciones que lo llevaron a actuar socialmente, explicó que los ciudadanos deben hacer bien su trabajo para que lo políticos también hagan el suyo correctamente y evaluó que el diálogo entre posturas diferentes “es muy enriquecedor” y permite alcanzar logros que realmente valen la pena.
Velazco consideró que se habla mucho de “involucrarnos”, pero son pocos los que se animan a hacerlo en tareas que distan mucho de ser sencillas. Involucrarse implica erigir puentes “respetando y construyendo lo colectivo desde la diversidad, asegurando la participación de absolutamente todos, incluso de aquellos que no tienen el hábito de inmiscuirse en los hechos públicos”.
El dirigente social también pregonó la necesidad de “escapar del debate subjetivo (yo creo, yo pienso) para promover un debate objetivo con información pública y confiable” que nos permita conocer qué tipo de ciudad somos y cómo se puede cambiar positivamente. A partir del accionar de la Red, el gobierno de Córdoba fue pionero y aprobó una ordenanza de plan de metas claras y medibles, que permite a los ciudadanos ejercer un control y llevar adelante la rendición de cuentas, de modo tal que “los beneficios sean para todos y no sólo para algunos sectores”, analizó.
Paula Cardenau, directora de Njambre, organización “aceleradora de empresas sociales”, sostuvo que el gen de la integración siempre estuvo activado en su ADN razón que la llevó a trabajar en espacios de pobreza extrema donde aprendió que “la pobreza no es un problema de recursos, sino la falta de accesos a los mismos, que brindarían las soluciones pertinentes”.
Imaginando nuevos paradigmas, y a sabiendas de en 2015 habrá más del mil millones de personas que vivirán con menos de un dólar por día en el mundo, se propuso crear modelos alternativo para los vastos sectores que no tienen acceso a la salud y la educación, innovando con un modelo de negocio puesto al servicio de las soluciones sociales. Esa fue la causa del apoyo a Mama Grande, empresa social biotecnológica que transforma los efluentes humanos en agua recuperada.
Sebastián Lagorio, cofundador de la ONG Mama Grande, aseguró que el hombre suele responder a una lógica de negar o esconder lo que no le gusta, aunque muchas veces se descubren potenciales enormes actuando con cosas que “dan asco, como la materia fecal humana o de las reses encerradas en feedlots”.
En Totoras, Mama Grande, con una tecnología mínima y la interacción con el gobierno comunal, logró cambiar algunos parámetros. Con bacterias y plantas que se nutren de los elementos contaminantes de la materia fecal, obtienen agua limpia, aunque no potable. Y a la vez desarrollan plantas cuyas semillas tienen un alto contenido de almidón no comestible, que deviene en ácido láctico, materia prima del bioplástico.
“Incorporamos gente al sector productivo y conseguimos un alto valor agregado. La tonelada de bioplástico, dependiendo de su pureza, puede costar entre 1300 y 1400 dólares. Paralelamente, mejoramos la calidad de vida ya que promovemos el uso de plásticos biodegradables que dejan de dañar el medio amiente. Los beneficios son inconmensurables”, reseñó Lagorio.
“La tecnología está, al igual que la gente. Lo importante es convertirse en agente de cambio, involucrándose para y armar soluciones conjuntas e integradas a diferentes problemas sociales”, indicó Lagoria.
Sobre el final, el moderador echó mano a aquellas palabras de Jean Paul Sartre que sostienen que “un hombre es lo que hace con lo que hicieron de él”, y que “estamos arrojados a nuestras posibilidades”, concluyendo en que “no hay excusas para no elegir la posibilidad”.

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