lunes, 16 de septiembre de 2013

COLOMBIA: El nuevo ministro de Agricultura y Desarrollo Rural

COLOMBIA : Rubén Darío Lizarralde Montoya, fue nombrado el 5 de septiembre como Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural. Es un vallecaucano, abogado y economista. Graduado de prestigiosas universidades como la Pontificia Javeriana y la Universidad de Miami. Sus bonus están enfocados a la gerencia y el derecho laboral, y su experiencia, ha estado orientada a asuntos como: hacienda, desarrollo económico, rentabilidad y eficiencia.

Sus cursos extra le otorgan un estatus de experto en temas económicos y empresariales, más no demuestran nada respecto a política agraria, crecimiento rural, manejo de estrategias para el campo, comprensión de los problemas del agro ni experticia en resolución de crisis relacionadas con el campesinado. Así que, de ahí, se puede concluir que quizás la elección de Santos no fue sincera, sino estratégica, como lo plantea la teoría de juegos. Tal vez el nombramiento de Lizarralde corresponde a una maniobra para el mejoramiento de cifras pero no para el aumento de la calidad de vida de aquellos que viven del agro.
Además, ha sido el gerente general de una polémica empresa ‘prestadora de servicios logísticos para propietarios de predios’, Indupalma. Los proyectos de inversión de esta compañía no han sido lo más transparentes posibles, ha tenido relación con diversos casos polémicos de abuso de las S.A.S (Sociedad por Acciones Simplificada). No es ilegal, lo que ha hecho Indupalma, más no es visto con buenos ojos; en tanto que se pone al servicio de propietarios que son más empresarios que beneficiarios, son personas con alto grado de poder -como la ministra Campos-, no campesinos. Sumado a esto, Rubén Lizarralde afirma que no conoce de los casos de los terrenos del Vichada -donde Indupalma tiene sus proyectos-, lo cual no lo deja muy bien parado.
Sin embargo, y sin llegar a construir ideas conspirativas, Rubén Lizarralde ha sido gerente general de Indupalma desde 1994. Desde este año, comenzó un ‘cambio organizacional’ en esta empresa que redujo de 3000 a 220 sindicalistas de Sintraproaceites. No cabe duda de que el historial académico del nuevo ministro lo posiciona como un excelente economista y experto en toma de decisiones que produzcan mayor rentabilidad y eficiencia de los procesos, sin embargo, su historial laboral deja ver que sus lineamientos ideológicos no se compaginan –ni en lo más mínimo- con los de los campesinos.
Realmente dudo que un tecnócrata como Lizarralde abogue por las necesidades de los campesinos, quienes por cierto han luchado mucho por organizarse y manifestar sus exigencias de forma estructurada. Es bastante improbable que el mismo sujeto que prácticamente acabó con el sindicalismo palmicultor en una época, vaya a liderar un proceso que beneficie a miles de campesinos en otra.
Quiero reiterar que no se trata de ideas conspirativas, sino de sentido común. No soy una de esas ‘mamertas’, pero tampoco soy una ‘facha’, simplemente hago conexiones neuronales que desembocan en conclusiones lógicas. Lizarralde no será el ministro condescendiente y amigable que necesita el agro en este momento, sino que actuará como un inquisidor de todo aquello que desde su educación le enseñaron como perjudicial, tal como lo ha demostrado en Indupalma desde hace casi 20 años.
El Paro Agrario que puso a temblar a Francisco Estupiñán, no trastorna en lo más mínimo el Sistema Nervioso Central de Rubén Lizarralde. Él tiene métodos de resolución de conflictos más agresivos y temerarios, que no son afines a lo planeado en el Pacto Nacional Agrario que arrancó el pasado jueves.
Lo afirmado anteriormente es confirmado por las palabras del mismo Lizarralde en la entrevista que le hizo Yamid Amat en CMI recientemente.
Rubén Rizarralde es un hombre con visión de empresario, no de gobernante, por lo que su tendencia está inclinada a favorecer la industria y su rentabilidad, no la lentitud de los procesos de extracción de recursos naturales como los que tiene el campo. No es un pecado que el país se mueva a través de los negocios, pero quizás este nuevo ministro no es quien necesita Colombia en el momento, sobre todo, ad portas de iniciar un Pacto Nacional Agrario y en momentos de posible finalización del conflicto armado, donde se abrirán muchos interrogantes sobre la tierra y sus poseedores.

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