martes, 4 de septiembre de 2012

Los búfalos también se engordan a corral


Preocupado por lo difícil que resulta producir más kilos de carne en el norte, un productor de búfalos de Santiago del Estero le planteó a un colega con experiencia en engorde el desafío de mejorar los resultados de esta especie. No se trató de una apuesta sencilla, ya que si bien los búfalos y los bovinos tienen el mismo origen, surgen diferencias importantes en el momento de convertir la celulosa en carne o en leche.
«El búfalo hace un mejor aprovechamiento de todas las fuentes forrajeras, fibrosas o leguminosas, como la alfalfa, con alto contenido de celulosa», explicó Antonio López da Silva, propietario del establecimiento Don Corral, ubicado en la Ruta 34 de la localidad de Beltrán, a 25 kilómetros de la ciudad de Santiago del Estero.
«Si esto lo llevamos en detalle al engorde a corral (feedlot), significa que se puede usar una mayor cantidad de forrajes comparado con el consumo de los bovinos, incluso de inferior calidad», agregó López da Silva a Ambito del Campo. En las dietas suministradas a búfalos se utiliza sin inconveniente el fardo de pasto a base de Gatton Panic, que tiene un menor contenido proteico, y lo más atractivo es que no necesariamente éstas deben incluir granos. Las dietas también están formadas por Grama Rhodes y cascarilla de algodón. Esta última, una fibra que antes se quemaba o se tiraba, ahora es considerada una fuente forrajera. Su uso se incrementó en los últimos años a partir del crecimiento de los feedlot. Los bubillos (el equivalente al ternero vacuno) ingresan a corral entre primavera y verano, cuando comienzan a escasear los bovinos.
El hecho es que López da Silva y su equipo de trabajo investigaron sobre los diferentes aspectos de la producción bubalina, descubriendo que, ajustando algunos parámetros en las dietas respecto de la bovina, resultaba posible obtener una ganancia superior a los 4 o 5 puntos en kilos al gancho respecto de los búfalos terminados a campo, y con un encierro de 60 a 90 días salen a faena con un peso que puede ir desde los 300 hasta los 400 kilos.
El búfalo de campo rinde al gancho entre el 50 por ciento y el 52 por ciento en carne y el terminado a corral da entre el 56 por ciento y el 57 por ciento más de carne. Este producto se vende en Santiago del Estero, Tucumán, norte de Santa Fe, Rosario y Buenos Aires.
En cuanto a la conversión de pasto en carne que hace el búfalo a campo, resulta muy difícil medirla, porque se cría en bajos pantanosos y entonces no hay un trabajo que permite tener un parámetro de referencia. «Sobre la base de los datos que llevamos procesados, sobre la medición de 1.800 animales, la conversión es de 5,6 kilos de materia seca por cada kilo de carne obtenido, con bubillos terminados desde 300 hasta 400 kilos. El precio de referencia que se logró para la comercialización es el que se paga por el novillo mestizo en el mercado de Liniers», añadió López da Silva.
Diferencias
El sistema digestivo de los búfalos marca algunas diferencias respecto de los bovinos porque los preestómagos y el estómago son un poco más grandes. Esto permite realizar un mayor batido de los nutrientes y los jugos gástricos, detalles que permiten una mejor conversión de los nutrientes. El resto del sistema gástrico es muy parecido al de los vacunos.
Los bubillos ingresan a los corrales con un peso promedio que oscila entre los 160 y los 180 kilos por cabeza, el destete se practica a los seis u ocho meses. Los bubalinos, a diferencia de los bovinos, rinden menos en carne porque sus vísceras pesan más y el cuero es mucho más grueso, pero tienen una ganancia diaria de 1,100 kilo y la conversión resulta superior en un 10 por ciento o un 15 por ciento más que el ternero. La producción de un kilo de carne resulta más económica.
«Nosotros somos pioneros en el tema y estamos haciendo apertura de mercados, ya tenemos cuatro frigoríficos importantes que probaron esta carne y nos siguen comprando», destaca López da Silva. El complejo tiene un total de 80 hectáreas, con un stock permanente de 10.000 búfalos, y por año pasan por el establecimiento unos 25 mil animales.
Acuáticos
Los búfalos que hay en la Argentina se denominan «de agua» porque regulan su temperatura corporal estando en el agua, especialmente cuando son muy altas. Por lo tanto hubo que adaptar el corral con un lugar encharcado, donde permanecen los animales para regular la alta temperatura que hay en Santiago del Estero, que suele superar los 40 ºC.
Los corrales cuentan con una instalación de media sombra que alcanza a un 80 por ciento de cobertura respecto de la influencia del sol, para evitar el excesivo calor. Cada animal dispone de 3,5 metros cuadrados para desempeñarse. Los corrales tienen unos 50 metros de comedero por unos 70 u 80 metros de fondo con un promedio de 150 a 200 animales por corral.

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