viernes, 28 de septiembre de 2012


La industria cárnica intenta salir de su laberinto

La faena mejora, pero a ritmo muy lento. Prevén fuerte mortandad de terneros por las inundaciones en zonas clave. El consumo interno dio señales de avance.
 La faena de ganado vacuno se ubicó en julio por encima del millón de cabezas, con lo cual la industria frigorífica acumuló siete meses consecutivos de recuperación, según consignó en su último informe mensual la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra).
No obstante, hay que tener presente que dicha recuperación tiene como punto de comparación un piso muy bajo que se alcanzó el año pasado.
Por este motivo es que el acumulado de los primeros siete meses del 2012 no sólo resultó inferior al registrado en iguales períodos del 2007, 2008 y 2009, años caracterizados por niveles récords de liquidación de vientres, sino que aún no alcanzó los niveles observados en enero-julio de los últimos veintitrés años (sólo en 1998 se faenó una cantidad inferior de animales).
Según el informe de Ciccra, en julio de este año la faena de ganado vacuno habría rondado el millón de cabezas, cifra que representó una variación positiva del 12,4% respecto de junio y 19% mayor a julio del 2011. En términos absolutos, la faena habría crecido en 163.300 cabezas.
En los primeros siete meses del 2012 la faena total habría ascendido a 6,652 millones de cabezas, con lo cual habría experimentado una expansión del 8,6% anual. Esto implica que en lo que transcurrió del 2012 se habrían sacrificado alrededor de 529.000 cabezas más que en los primeros siete meses del año pasado.
En tanto la fase de recomposición de vientres, y por lo tanto de existencias, continuó durante julio, habiendo cumplido 27 meses consecutivos. Pero, conforme transcurre el tiempo, la misma va perdiendo intensidad. La participación de las hembras en la faena total fue de alrededor del 41,6% en julio y el promedio de los primeros siete meses del año ya se ubicó en 40,1%.
En julio, la producción de carne vacuna habría llegado a las 229.000 toneladas res con hueso (tn r/c/h). Respecto del mes previo, el incremento habría sido del 12,4% y según julio del 2011, alcanzaría el 16,5%. En términos absolutos, la producción habría crecido en 32.400 tn r/c/h con respecto a julio del 2011. Al comparar los primeros siete meses del 2012 con igual lapso del 2011, la producción habría ascendido a 1,5 millones de tn r/c/h y se habría ubicado un 6,4% por encima de la registrada en enero-julio del año anterior.
CONSUMO INTERNO

La recuperación de la actividad de la industria frigorífica vacuna y la pérdida de atractivo de los negocios de exportación hicieron que tanto en julio como en el acumulado de los primeros siete meses del año el mayor volumen de carne producido se orientara al mercado interno. Esto llevó a que el consumo fronteras adentro mejorara sus indicadores.
En enero-julio del 2012 el consumo per cápita de carne vacuna ascendió a 58,2 kilogramos/año y acumuló una recuperación de 9,6% anual. No obstante se mantuvo 15,4% por debajo del máximo registrado en igual período del 2009.
Cuando se considera el promedio móvil de los últimos doce meses, el consumo por habitante de carne vacuna llegó a 57,6 kilogramos/año en enero-julio del 2012 y experimentó un aumento del 4,3% anual. En este caso también se mantuvo un 17,4% por debajo del pico de enero-julio del 2009.
La participación del consumo interno en la oferta total de carne vacuna llegó al 93% en el acumulado del 2012, cuando un año atrás era del 89,5%. Lógicamente, estos 3,5 puntos porcentuales los perdieron las exportaciones, que bajaron su importancia relativa del 10,5% a sólo 7% entre los períodos considerados (en igual lapso del 2001, las exportaciones absorbieron 7,2% de la producción total).
DURO EDITORIAL

Como ocurre desde un tiempo a esta parte, el informe sectorial preparado por Ciccra vino acompañado de un duro editorial que pretende explicar el deterioro de la cadena de la industria cárnica.
Al respecto, la Cámara sostiene que, en materia de precios, a partir de agosto del 2010 el del ternero comenzó a deteriorarse en términos reales. Y, en particular, la brecha en relación con la tasa de inflación ‘bien medida’ se amplió considerablemente en los últimos doce meses, ya que el valor del ternero aumentó levemente, pero la tasa de inflación se mantuvo por encima del 23% anual.
Y si se toman los últimos doce meses, el valor real del ternero registró una pérdida superior al 14% anual, que llegó a 16,6% en el caso del ternero de Liniers y que ascendió a 22,1% en el del Rosgan PIRI.
Es importante destacar que la persistencia de este deterioro (gradual) hace que el criador de hacienda vaya perdiendo incentivos para aumentar la productividad y, por lo tanto, el nivel de producción, ya que se enfrenta a una disminución continua de la rentabilidad del negocio, por lo que es dable esperar que en el futuro cercano caigan las inversiones productivas (verdeos- pasturas), lo que haría caer también la producción y, por supuesto, la recuperación del stock.
Y el valor de la hacienda no puede seguir creciendo, debido a que el negocio de la industria frigorífica argentina se encuentra imposibilitado de exportar. Concretamente, enfrenta aumentos sistemáticos de costos en pesos y en dólares que no son correspondidos por los precios internacionales de los cortes vacunos, lo que se traduce en una importante pérdida de competitividad.
La “frialdad” de los mercados externos, una demanda interna limitada y el deterioro de la competitividad de la industria frigorífica argentina impiden que el valor de la hacienda pueda seguir creciendo más allá del reajuste verificado entre las primaveras del 2009 y del 2011.
Las actuales condiciones climáticas obligan a pensar que los daños en la producción no se harán evidentes de manera inmediata pero, sin duda, la mortandad de terneros de la presente campaña será elevada en virtud de que las pariciones se están produciendo en muchos casos en campos inundados.
Por otra parte la mala alimentación que están recibiendo las vacas también generará bajos índices de preñez en la campaña a iniciarse. Es decir que el solo hecho de minimizar los efectos de la sequía a principios de año y de la inundación actual no logrará evitar los daños a la producción y, además, generará una prolongación de la crisis de la industria frigorífica que, al no aumentar la oferta ganadera para faena, deberá seguir trabajando a pérdida o con márgenes que sólo permiten mantener operando a pocos establecimientos.

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