viernes, 31 de agosto de 2012

El agro, fuente genuina de divisas


“El sector agroindustrial sigue siendo la única fuente genuina de divisas”. Esa frase corresponde al analista Ezequiel Tambornini, para quien la Argentina no podría existir como país sin los dólares generados por el campo. Por eso el desconcierto por lo que consideran ataques a su actividad es moneda corriente entre los productores, que en su [...]

“El sector agroindustrial sigue siendo la única fuente genuina de divisas”. Esa frase corresponde al analista Ezequiel Tambornini, para quien la Argentina no podría existir como país sin los dólares generados por el campo. Por eso el desconcierto por lo que consideran ataques a su actividad es moneda corriente entre los productores, que en su mayoría integran la franja de pequeños y medianos que son los castigados por las políticas que agobian al agro.
Se trata del cepo al dólar, dilación en el conflicto lechero, aumento de retenciones en biocombustibles, posible pesificación de las garantías de los mercados de futuros, intervención de los mercados de trigo y maíz, entre otras cuestiones. La analista Susana Merlo las denominó políticas de “castigo” y evaluó que el empresario agropecuario tiene un perfil inusual ya que está acostumbrado a arriesgar, a que le vaya mal por el clima, a compensar un año con otro, pero todo tiene su límite y en los últimos años desaparecieron unos 70 mil productores Pymes.
Desde Valor Soja, Tambornini destacó algunos números que hacen incomprensible que el campo se sienta agobiado. Por ejemplo, en el primer semestre de 2012 el ingreso neto de divisas (cobros por exportaciones – pagos por importaciones – utilidades giradas al exterior) generado por el sector “oleaginosos y cereales” fue de 15.968 millones de dólares. En segundo lugar se ubicó el sector “alimentos, bebidas y tabaco” con 3614 millones de dólares ingresados en los primeros seis meses del presente año.
La cuestión es que los demás grandes sectores de la economía argentina consumen muchísimos más dólares de los que generan y son “subsidiados”, en términos cambiarios, por el sector agroindustrial, indicó el especialista. Como muestra, en el primer semestre de 2012 los rubros automotriz, industria química y comercio necesitaron “absorber” divisas por 6859 millones de dólares para poder desarrollar sus respectivas actividades.
Otro número que brinda una idea de la intensa actividad económica del sector agropecuario lo señaló la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Hasta el 25 de julio, el sector industrial y exportador había comprado por los cuatro principales cultivos (soja, trigo, maíz y girasol) 64 millones de toneladas de granos, cifra que resulta superior en un 3,5% a las 61,8 millones de toneladas de la campaña anterior al mismo momento del año. Sin embargo tampoco se entiende por qué la intervención de los mercados es persistente y quita el incentivo a los cultivos de maíz y trigo.
Esta semana la Bolsa porteña dio por concluida la siembra de trigo que alcanzó a cubrir 3,6 millones de hectáreas en todo el país, que podría dar unas 10 millones de toneladas en este ciclo 2012-2013, cuando a mediados de los 90 se lograron 16 millones de toneladas del cereal. Los productores pequeños y medianos sobrevivientes podrían colaborar en la producción de entre 120 y 130 millones de toneladas de granos y no los 100 millones que apenas se arañan. Para eso, verdad de perogrullo, necesitan reglas de juego claras, en un mundo que además está preocupado por el aumento de los precios de los alimentos.
En este sentido, hay que hacer la salvedad que en términos generales, la materia prima sólo interviene en un promedio de 10 por ciento en la formación del precio alimentario argentino. Confederaciones Rurales (CRA) sacó cálculos: por ejemplo, la brecha entre lo que se le paga al productor de tomate (0,11 centavos) para una lata que se vende a 6.50 pesos al consumidor, supera el 5800 por ciento. Así los temores a una crisis alimentaria mundial por los precios llevó al G20 a analizar la posibilidad de realizar una reunión donde se analizarán también las consecuencias de la sequía de Estados Unidos.
En Argentina, mientras tanto, el tema genera polémica: para el Gobierno una persona puede comer con seis pesos por día cuando un alfajor cuesta 5 pesos. CRA también midió: una dieta muy magra para cuatro personas que toman sólo agua y cuyo almuerzo en total son 250 gramos de arroz, con las cuatro comidas, da que esa familia no puede comer por menos de 42 pesos diarios. Mientras tanto, el productor golpeado hoy apuesta al clima bueno para justificar su actual inversión en el ciclo agrícola y tal vez piensa: ya vendrán tiempos mejores.

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