lunes, 28 de abril de 2014

¿Cómo funciona la stevia en nuestro cuerpo?


Breve reseña de la historia reciente de la planta que revoluciona con sus propiedades la industria de alimentos y otras, como la farmacéutica, cosmética y agrícola.
Desde que en 2008 la Food and Drug Administration (FDA) de los Estados Unidos ha permitido el uso de los glicósidos de esteviol, la stevia y sus derivados han llegado para quedarse y masificarse. El número de lanzamientos de alimentos que han incorporado este edulcorante como ingrediente crece exponencialmente cada año, aprovechando dos características requeridas por los consumidores: “natural y cero calorías”.
No es el fin de este informe discutir por qué le llevó tanto tiempo a las autoridades sanitarias de occidente (incluso a las Naciones Unidas a través de la FAO) incorporar un ingrediente utilizado milenariamente por los indios guaraníes, el cual fue redescubierto y utilizado masivamente por los japoneses y todo lejano oriente desde la década de 1960.
Lamentablemente esta contradicción de redescubrir tardíamente algo tan bueno y tan antiguo, hace que la población sospeche de su seguridad. Probablemente habrá que agradecerle esto a la industria farmacéutica y a sus patentes sobre los edulcorantes artificiales.
La profesión que abrazo apasionadamente me obliga a realizar una enmienda sobre esta situación. Intentaré informar las características de seguridad en el uso de la stevia y sus azúcares (glicósidos de esteviol) de manera objetiva y didáctica.
Composición de la planta
Para entender mejor de qué se tratan los glicósidos de esteviol, les propongo descubrirlos desde su origen vegetal: la Stevia rebaudiana bertoni.
La parte de mayor valor comercial de este cultivo son sus hojas, que se conservan secas (9% de humedad). Como en cualquier vegetal, un poco más de la mitad de la composición de dichas hojas está dada por fibras y carbohidratos como soporte estructural, mientras que la potente sensación de dulzor se debe a los azúcares de la stevia (glicósidos de esteviol), presentes entre un 10% y 18% aproximadamente (dependiendo de la variedad y la calidad de la hoja).
Existen 11 glicósidos de esteviol  identificados en las hojas de stevia, 3 de los cuales conforman alrededor del 95% de dichas sustancias dulces: el Steviósido, el Rebaudiósido-A y el Rebaudiósido-C.
Recientemente la Junta de Expertos del Comité de Aditivos Alimentarios de la FAO/OMS (JECFA) estableció un umbral del 95% de pureza mínima de cualquier mezcla de glicósidos de esteviol, apuntando al equilibrio entre un producto seguro y sensorialmente aceptable al paladar, mientras mantiene alejados los intereses de multinacionales farmacéuticas para que se apruebe sólo uno de dichos azúcares (Rebaudiósido-A), sobre el que recae una patente de aislamiento y purificación.


Qué le hace nuestro cuerpo a los glicósidos de esteviol (farmacocinética)
Repasemos un poco la anatomía básica y acompañemos a los glicósidos de esteviol a lo largo del aparato digestivo y los procesos bioquímicos que ocurren en cada parte del mismo:


Como vemos en el cuadro anterior, no existen enzimas en nuestro cuerpo capaces de degradar los glicósidos de esteviol.
Los glicósidos de esteviol son degradados tardíamente por las bacterias de la microflora habitual de nuestro intestino grueso (Salmonella, E. Coli y B. Subtilis). Allí cada molécula de glicósido de esteviol se “rompe” y se liberan moléculas de glucosa y una molécula de steviol (aglicona).
Como la absorción de glucosa en el intestino grueso es prácticamente nula, nuestro cuerpo es incapaz de absorber la energía que aporta.
El resultado: CERO CALORÍAS.
Por otro lado, la parte no azucarada de la molécula de glicósido de esteviol se absorbe rápidamente en el intestino grueso, entra en sangre, pasa por el hígado y se conjuga (glucuronización) formando varios hidroxi y dihidroxi derivados por vía citocrómica (complejo enzimático). Estas sustancias son luego eliminadas totalmente por orina.


Qué le hacen los glicósidos de esteviol a nuestro cuerpo (abordaje farmacodinámico desde el diseño de productos para la salud humana)
Existen numerosos estudios médicos que demuestran los efectos antihiperglucemiantes (que disminuye la glucosa) de cada uno de los glicósidos de esteviol (estudiados por separados, combinados y en extractos acuosos de hojas de stevia), lo que pone de manifiesto su potencial utilización en el tratamiento de la diabetes mellitus tipo II, por sí solo o como adyuvante para mejorar los tratamientos con sulfonilureas o con insulina.
Sólo para citar el caso, el estudio realizado utilizando steviósido, demuestra la estimulación de la secreción de insulina directamente en las células beta del páncreas administrando tan solo una dosis de equivalente a un saquito diario de té de hojas de stevia. De esta manera, el aumento de insulina disminuye los niveles de glucosa en sangre, disminuye la liberación de glucosa desde el hígado y disminuye la concentración de triglicéridos y ácidos grasos libres.
A partir de esta última propiedad, se estudió la administración  de glicósidos de esteviol combinados con otras sustancias reductoras de triglicéridos y ácidos grasos libres como la proteína de soja. El resultado fue un efecto sinérgico sobre el tratamiento de la dislipidemia (enfermedad que por sí sola es causal de arteriosclerosis y enfermedades coronarias) que afecta al 30% de los pacientes diabéticos.
Asimismo, los glicósidos de esteviol disminuyen los niveles de glucagón en sangre (hormona que controla los niveles de glucemia), favoreciendo la disminución de la cetoacidosis diabética (reduce uno de los principales causantes del coma diabético).
Otros estudios científicos han demostrado que el uso crónico de la stevia puede considerarse como una alternativa o terapia suplementaria en el tratamiento de la hipertensión arterial por su demostrada acción cardiotónica; es decir, que puede producir un fortalecimiento moderado del corazón y del sistema cardiovascular. Esto se produce debido a que el steviósido produce un significativo decrecimiento de la presión sistólica y diastólica por vasodilatación generada por inhibición de vasopresina (hormona antidiurética), inhibición de angiotensina II (hormona de acción vasoconstrictora) e inhibición de ingreso de calcio a los vasos sanguíneos.
El desarrollo actual de productos con stevia y glicósidos de esteviol va más allá de los alimentos y suplementos dietarios. Durante la última década se ha investigado sus propiedades en campos tan diversos como el de la cosmética, veterinaria y hasta agricultura.
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Seguridad de uso
Existen dos hechos históricos que garantizan la seguridad de la stevia y sus azúcares:
•    su consumo tradicional y milenario por parte de los indios guaraníes hasta nuestros días, masificado en la población de Paraguay, noreste de Argentina y sur de Brasil.
•    los más de 40 años de uso continuo en Japón, extendido a todo lejano oriente y sudeste asiático.

A pesar de este historial, las autoridades sanitarias no hicieron excepción alguna con los glicósidos de esteviol y debieron realizarse rigurosos ensayos de seguridad alimentaria antes de aprobar el uso masivo de este “nuevo” edulcorante.
Como cualquier aditivo debió pasar largos ensayos de seguridad toxicológica, que son los equivalentes a los realizados para el lanzamiento de una nueva droga farmacéutica:
•    Estudio de toxicidad en animales a corto y largo plazo.
•    Carcinogenicidad (estudios de desarrollo de cáncer).
•    Toxicidad genética.
•    Toxicidad reproductiva (antes y durante el embarazo).
•    Teratogenicidad (estudio de malformaciones fetales).
•    Estudios clínicos como análisis de sangre en diabéticos.

En estos ensayos se determina también la Ingesta Diaria Aceptable (ADI, en inglés). Para calcular esto, se determina el nivel máximo donde los animales testeados no presentaron ningún efecto adverso y se aplican múltiples factores de seguridad que tienen en cuenta, tanto la diferencia entre la especie humana y el animal testeado (por ejemplo, el valor de ADI en humanos toma un factor de seguridad de 100 frente al mismo ADI en ratas), así como la diversidad de la población (adultos, niños, embarazadas).
Para los glicósidos de steviol, la Ingesta Diaria Aceptable es de 12 mg/Kg/día, que es el equivalente a que un adulto de 70 Kg. consuma casi 9 gramos de hojas secas por día.
A esto hay que agregarle la ventaja que tienen los glicósidos de esteviol a autolimitar su ingesta accidental por su potencia edulcorante de 300 veces superior a la de la azúcar. O sea, los 9 gramos de hojas, organolépticamente se sentirían en la boca como comer más de 2 kilos y medio de azúcar.

En resumen, la seguridad de la stevia está avalada por:
•    Su larga historia de uso.
•    Más de 200 estudios realizados en varias especies durante toda su vida, monitoreando el consumo de altas dosis para determinar el nivel de ingesta segura para los humanos.
•    La ausencia de efectos secundarios en humanos (incluso en niños y embarazadas), aún utilizando niveles de ingesta mayores a los recomendados.
El momento de la stevia: el interés sanitario más allá del marketing
Más allá de que las empresas y sus departamentos de marketing han aprovechado las características “natural y cero calorías” para el desarrollo de nuevos productos, existe el interés de las autoridades sanitarias en la stevia debido a la creciente preocupación (especialmente en los países desarrollados) por controlar el consumo de azúcar de su población, causante de una epidemia de sobrepeso y obesidad que derivan en el principal factor de riesgo para desarrollo de diabetes tipo 2.
Por otro lado, se busca desarrollar una alternativa natural a los edulcorantes artificiales (sacarina, ciclamato, acesulfame K y aspartamo) a los que numerosos estudios les atribuyen efectos secundarios nocivos.
Así, en 2006 los países miembros del MERCOSUR formalizaron la aprobación del consumo de las hojas de stevia y de los steviolglicósidos, de acuerdo con la Resolución GMC Nº 11/06: Lista General Armonizada de Aditivos Alimentarios y sus Clases Funcionales.
Siguiendo esta tendencia, las autoridades sanitarias de todo el mundo comienzan a incorporar los steviolglicósidos en sus códigos alimentarios. Tal es el caso de Australia, Nueva Zelanda, Suiza, Estados Unidos, Francia y la Comunidad Europea, entre otros. De esta forma, cada vez son más los países que continúan sumando en sus leyes alimenticias el uso de esta beneficiosa planta.
*Farmacéutico (MN 16224)
Presidente de ANEDUM Latinoamérica.

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