lunes, 30 de junio de 2014

Financistas proponen acciones para limitar el cambio climático


El cambio climático no es algo que va a pasar en el futuro de sus hijos. Ya está pesando hoy sobre la vida de todos.
En el próximo cuarto de siglo, las tasas de mortalidad relacionadas con el calor probablemente se dupliquen en los estados del sureste estadounidense. Pérdidas de cosechas que antes ocurrían una vez en 20 años hoy se están produciendo cinco veces más seguido.
Este es nuestro futuro, aun si todos en el planeta dejamos hoy de golpe de quemar carbón, gas, petróleo, leña o cualquier otra cosa que contenga carbono. El cambio se cuece en CO2 arrojado a la atmósfera hace mucho tiempo.
Este futuro sombrío es vívidamente presentado en un informe publicado el martes por el Proyecto Risky Business, una coalición de empresarios y políticos encabezada por el ex secretario del Tesoro Henry Paulson, el ex alcalde de Nueva York Michael Bloomberg y el multimillonario inversor Tom Steyer.
Los riesgos planteados por el cambio climático “son mucho más perversos y crueles que los de la crisis financiera”, dijo Paulson el martes en Nueva York. Paulson era secretario del Tesoro cuando estalló la crisis financiera del 2008.
El informe se dirige al empresariado de EE.UU. y usa el tipo de modelo de riesgo que una firma financiera haría para evaluar el impacto probable del calentamiento en una cartera de inversión cuyos “activos” fueran el agro, los inmuebles y la productividad laboral.
Junto con la última evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, publicada en abril y el nuevo plan del gobierno de Obama para combatir la contaminación de las centrales eléctricas, traza un nuevo cuadro del cambio climático. Y no es un cuadro agradable, ya que perfora las esperanzas de algunos ambientalistas y de políticos sensibilizados de que la humanidad aún pueda evitar la convulsión climática si empieza hoy a sustituir los combustibles fósiles.
Para empezar, a esta altura parece claro que la temperatura del mundo casi seguramente subirá más de dos grados Celsius por encima de la media del siglo XIX, un umbral que los líderes mundiales han prometido en repetidas ocasiones no atravesar y más allá del cual los riesgos relacionados con el clima aumentan todavía más.
Un destacado economista de la energía dijo a The New York Times , hablando de manera anónima para no parecer demasiado pesimista, que sería “extraordinariamente poco probable” que el mundo se mantuviera por debajo del límite de los dos grados. Cada país tendría que descarbonizar al mismo ritmo que Francia durante su renacimiento nuclear en la década de 1980, y mantener ese ritmo por décadas. Después, tendríamos que empezar a sacar CO2 del aire.
En segundo lugar, pese a la mayor conciencia sobre los riesgos derivados del consumo desenfrenado de combustibles fósiles, no hay señales de que estemos por quebrar el hábito. “Estamos girando alrededor de los combustibles fósiles de un modo que hace unos años hubiera parecido inimaginable”, dijo Michael Greenstone, del Instituto de Tecnología de Massachusetts.
Como el informe detalla, el cambio climático en las próximas décadas ya es un hecho. Sea que sigamos emitiendo CO2 al ritmo actual o que de algún modo ajustemos el cinturón, las temperaturas subirán aproximadamente lo mismo.
“Los beneficios económicos de la mitigación no empiezan a notarse hasta mediados de siglo”, dice el informe. En la previsión más pesimista, la de que no hagamos nada para quemar menos combustibles fósiles, la temperatura media global sube 1,8° durante los próximos cinco a 25 años. En la más optimista, sube alrededor de 1,6°.
Lo que podría hacer una reducción de las emisiones de carbono hoy sería ayudar a prevenir daños peores dentro de 50, 75 y 100 años. Para hacer frente a los riesgos más inmediatos, señala Trevor Houser, especialista en energía de Rhodium Group, la firma de modelos económicos que hace los análisis de riesgo para Risky Business, lo mejor que podemos hacer es “invertir en adaptación.” Los dueños de casas del Red Hook neoyorquino probablemente deberían considerar la impermeabilización, ya que inundaciones que acontecían una vez por siglo podrían ocurrirles en los próximos 25 años. Los hospitales del sureste quizás querrían reforzar el personal. El gobierno federal puede considerar lo que sucederá con el presupuesto cuando haya que reconstruir cada ciudad golpeada por un huracán.
En el 2100, hasta US$507.000 millones en propiedades costeras estarán bajo el agua si seguimos emitiendo CO2 al ritmo de las últimas décadas. Los rendimientos de los cultivos del Medio Oeste podrían caer hasta un 70% por el calor extremo. La pregunta, para empresarios y votantes es: ¿Cuánto vale evitar estos costos?

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