Los envíos en lo que va de año de más de 550 toneladas de piñas frescas hacia España, Italia y Francia constituyen un notable aporte a la economía por parte de los trabajadores de la Unidad Empresarial de Base (UEB) que atienden este cultivo en la central provincia de Ciego de Ávila, en el empeño de Cuba por la recuperación gradual de los fondos exportables tradicionales.
La variedad comercializada es la MD2 —codiciada en el mundo por su tamaño, dulzura y textura—, con rendimientos superiores a las 88 toneladas por hectárea, cuyo volumen acopiado representa uno de los más altos desde el 2010, cuando se introdujeron en tierras avileñas los primeros vástagos de dicha variedad, provenientes de Costa Rica, los cuales se adaptaron bien a las condiciones los suelos y el clima.
Reinaldo de Ávila Guerra, director de la UEB, informó que los resultados productivos de enero a la fecha obedecen a la consagración de hombres y mujeres para lograr la inducción natural, el drenaje, la nivelación y la subsolación de las tierras, conceptos que en determinado momento se perdieron y allí fueron recuperados. Dijo que las frutas recolectadas pasan por un centro de beneficio cercano a los piñales, con vistas a lograr la óptima calidad del producto y así complementar el cumplimiento de las tareas agrotécnicas.
El programa provincial de desarrollo de los frutales prevé el completamiento de 2.500 hectáreas hasta el 2020, a partir de la siembra de hijos logrados en las propias plantaciones, lo cual permitirá seguir incrementando las entregas a los mercados interno y externo, y el procesamiento industrial con fines exportables y el consumo nacional. Además, está previsto el incremento de las áreas de la variedad Española Roja, las que serán atendidas con máquinas de riego y otras modernas tecnologías. De este último tipo de piña, se recolectaron 30.231,8 toneladas durante 1991 en Ciego de Ávila. Difícil resulta vencer tal récord, pero a partir de la decadencia de la producción en esta provincia, la Dirección Nacional de Frutales decidió poner en práctica un programa para fomentar el desarrollo de la Reina de las Frutas en todo el país; hoy también es notable su presencia en Matanzas y Villa Clara.
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