domingo, 1 de diciembre de 2013

URUGUAY: Hay pocas ventas de campos y se estima que los precios bajarán


URUGUAY : El mercado de los campos está registrando muy pocas transacciones de compraventa, porque cayó la demanda y cuesta acordar los precios. Varios operadores estiman que los valores podrían bajar levemente en los próximos meses.
El operador Romualdo Rodríguez dijo a El País que hay “poca oferta de campos y menos demanda que antes”, pero además, “la diferencia entre lo que piden los dueños y lo que ofrecen los interesados en comprarlos no se achica y esto dificulta los negocios en la mayoría de los casos”.
Las ventas que se realizan, indicó el operador Ignacio Victorica, no solo son puntuales, sino que se dan de forma muy espaciada en el tiempo.
La brecha entre lo que se ofrece por el campo y el valor al que aspiran sus dueños está – según el caso- en torno a un 20%. “Por un buen campo agrícola, situado en el litoral del país, los dueños solicitan unos US$ 11.000 por hectárea, mientras que los negocios que se concretan se hacen a razón de unos US$ 9.000, que es lo máximo que están dispuestos a pagar los compradores”, señaló el operador Fernando Indarte.
Otro de los factores para explicar las pocas transacciones realizadas es la significativa baja de la oferta y en muchos casos ausencia de compradores argentinos, que eran los que movían los negocios.
“Las condiciones que hoy tienen los interesados por campos que llegan desde Argentina, debido a medidas tomadas por el gobierno de Cristina Kirchner, son muy desfavorables. Éstos han sentido los impedimentos que se les ha impuesto a la hora de poder sacar el dinero para invertirlo aquí, así como otras trabas tributarias”, explicó el operador Daniel Dutra.
Una de las consecuencias de ello es que las pocas ventas que se concretan son mayoritariamente en campos de menos de 1.000 hectáreas. Estas tierras son generalmente adquiridas por compradores uruguayos, aunque tampoco se trata de una gran cantidad de negocios, afirmó Rodríguez.
 El contexto local para las inversiones en este sector tampoco fue señalado como favorable. “El Impuesto al Patrimonio es uno de los elementos que pesa en la decisión de los compradores. Este impuesto no es bien visto, ya que a diferencia de lo que ocurre en otros sectores de la economía, se cobra aunque el establecimiento tenga pérdidas”, dijo el operador Fernando Indarte.
Esta situación llevaría a que en el mediano plazo los precios de los campos puedan tener por primera vez un descenso en sus cotizaciones en la última década.
“El mercado se ajustaría a la baja. Si bien sería en un principio en un porcentaje muy bajo, se marcaría una tendencia”, sostuvo Daniel Dutra.
Victorica coincidió con Dutra y añadió que el descenso en los valores se daría, entre otros factores, porque los interesados no estarían dispuestos a subir los precios que ofrecen por éstos.
Los consultados indicaron que es difícil establecer cotizaciones de referencia, ya que al ser pocas las operaciones muchas veces no son representativas y su valor no solo es influenciado por la calidad del campo, sino también por la ubicación y otros factores puntuales que hacen a cada transacción.
Por su parte, Victorica indicó que cada campo es un negocio diferente y que el abanico es grande, pero a nivel de predios ganaderos de buena calidad, índice Coneat 100, los precios que se manejan son de entre US$ 4.000 y US$ 5.000 por hectárea, según el caso.

Baja esperable.

El ritmo de venta de campos que se había dado tras la crisis del 2002 era muy alto y se sabía que sería difícilmente sostenible, indicaron los consultados. Aquel año los valores habían llegado a un mínimo de US$ 385 promedio la hectárea, según datos oficiales.
“Lo que ocurrió en esos años fue coyuntural y casi irrepetible. Tuvo sus motivos que pasaron por valores de los mismos que estaban en un piso, una economía internacional que no encontraba dónde colocar su dinero y materias primas que subían de forma exponencial en su valor”, señaló Victorica.
El operador también indicó que en ese momento post crisis del 2002 los productores agropecuarios tuvieran un alto nivel de endeudamiento (lo que ya no ocurre), fue un factor dinamizador para el mercado de campos.
La caída en el precio de las materias primas que se ha dado en el último año, salvo en casos puntuales como los lácteos, también ha sido clave para frenar el interés de los compradores. “Antes la soja valía US$ 550 por tonelada, la cotización de la carne era mayor, y al mismo tiempo los costos no bajaron, mientras que en algunos casos subieron; esto hace que la rentabilidad caiga. Ello le quita incentivo en un punto a los compradores”, afirmó Dutra. Los predios que menos han sentido este tema son los agrícolas, ubicados en el litoral.

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