sábado, 28 de diciembre de 2013

La ganadería no se recupera, a pesar de que los analistas vaticinaban un repunte vía exportación


La tasa de devaluación es acelerada respecto de la suba del precio de la hacienda y de la carne. La escasez estructural de novillos y de vacas es marcada .
La exportación ganadera en la Argentina, a la cual se le atribuyó cierto papel en el inicio de esta recuperación de los precios, está peor que hace 45 días.
La tasa de devaluación se ha acelerado, hasta acumular en 10 semanas un 7%, pero en el mismo lapso el novillo pesado ha subido 24%.
Con el cambio de autoridades nacionales (en Comercio Interior y en el Ministerio de Agricultura), la eventual reducción de las retenciones y la restauración de la devolución, de ciertos impuestos, han quedado en un limbo. Se comentó extraoficialmente que las nuevas autoridades, pasadas ciertas urgencias en otros campos de la economía, volverían a tratar la mejora cambiaria para la carne vacuna.
Debe observarse que la reciente suba del precio de la hacienda y de la carne no es el mejor contexto para intentar hablar de una mejora cambiaria. Todos piensan que, de darse, podría trasladarse rápidamente al precio del ganado, en el marco de una fuerte escasez (estructural) de novillos y de una marcada escasez (estacional) de vacas.
Niveles
Las exportaciones argentinas mostraron a mediados de año una recuperación, dentro de muy bajos niveles, creciendo los embarques hasta tocar un máximo de 21.000 toneladas res en agosto.
A partir de ese momento, los embarques cárnicos cayeron hasta 19.000 toneladas durante septiembre, y a 15.000 en octubre, estimando algunos industriales consultados que las ventas al exterior, en noviembre y en diciembre, se ubicarían en muy bajos niveles.
Este año, la faena de ganado vacuno sería de 12,7 millones de cabezas, un 11% más alta que el año pasado. La producción de carne vacuna totalizaría 2,8 millones de toneladas, unas 200.000 toneladas más que el año anterior (un 8% más), volumen adicional que ha sido absorbido casi en su totalidad por el consumo interno.
Las exportaciones totalizarían este año algo menos de 200.000 toneladas, un 70% menos que en 2009 (gobierno de Cristina Fernández) y un 75% menos que en 2005 (Néstor Kirchner).
Para el año próximo, puede esperarse una exportación mayor (dependerá del ajuste en el tipo de cambio neto) y un consumo menor. El año en curso termina con un consumo per cápita superior a los 64 kilogramos.
En una reciente reunión de ganaderos, un representante de la industria exportadora sostuvo que la aceleración del ritmo de devaluación, sin solucionar el grave problema de la inflación, podría empeorar la situación del productor ganadero.
“Desde el punto de vista de la industria frigorífica, la combinación del fuerte atraso cambiario con las retenciones y ‘la barata’ no va a ser resuelto con estas minidevaluaciones; desde el punto de vista del productor, debe decirse que a lo único que contribuirán aquellas es a ponerle un piso, cada vez más alto, a la inflación, que es el verdadero enemigo del ganadero”, sostuvieron en el sector.
Es difícil determinar cuál es el precio a partir del cual el ganadero -especialmente el de cría- va a interrumpir el proceso incipiente de liquidación, pero debe recordarse que en la última década los principales insumos ganaderos han venido creciendo aceptablemente, por arriba de los precios ganaderos.
Hoy hay un componente relativamente nuevo, que es la altísima presión impositiva, que termina de asfixiar cualquier explotación ganadera.
Hoy, para obtener cierta rentabilidad en la cría, la invernada o en el ciclo completo, se necesita un precio a moneda constante más alto -o mucho más alto- que el promedio histórico para compensar la suba estructural de los insumos y la presión fiscal récord.

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