domingo, 21 de abril de 2013


Malezas: de aquí y de allá


Las resistentes  a glifo- sato son un problema creciente en el país. Expertos de EE.UU. contaron sus recetas.

Sin dudas, es el tema del momento en lo que respecta al desempeño en el lote, porque ha empezado a robarse kilos pero también plata en costos de aplicación. Las malezas resistentes o tolerantes que preocupan fuerte en la Argentina, son un problema aún más grave hoy en EE.UU.
Para compartir cómo están trabajando, especialistas estadounidenses visitaron la Argentina hace pocos días. Rotar modos de acción y cultivos, y actuar en preemergencia, son algunas de las estrategias que les están dando buen resultado. Hoy, en EE.UU. se puede llegar a gastar hasta US$ 140 por hectárea en herbicidas.
“Tenemos millones de hectáreas de soja y maíz infectadas y una de las soluciones ha sido usar herbicidas múltiples y residuales, lo que permite retrasar la aplicación de glifosato e incluso evitarla en maíz”, contó el investigador de la Universidad de Illinois del Sur, Bryan Young, en diálogo con Clarín Rural .
Para Young, el principal problema ha sido no haber actuado a tiempo, “no haber reconocido el problema” y “haber descansado durante más de una década en el glifosato”. Las malezas rebeldes hoy son similares a las que había antes de usar glifosato, aunque existen algunas excepciones como rama negra. En este sentido, Young reflexiona que “hay que ir a buscar herbicidas y modos de acción de los años 90”.
Otro de los especialistas que participó en una jornada técnica sobre malezas resistentes fue el estadounidense Brent Neuberger, de FMC, la compañía organizadora. “Hace dos años el uso promedio de herbicidas en premergencia en la producción sojera de EE.UU. era de 25% o 30%. El año pasado superó el 55% de la superficie cultivada”, contó. Y destacó: “Llegar antes y diversificar el programa de manejo es clave”. Además, Neuberger advierte: “Si no rotamos la resistencia va a aumentar y se va a direccionar a otros productos”.
“Para no llegar a lo que pasa en Estados Unidos, buscamos anticiparnos ofreciendo una paleta de productos con diferentes modos de acción”, contó Eduardo Pérez, titular en Argentina de la empresa anfitriona. En la propuesta que están evaluando se mezclan PPOs con algunos ALS (como clorimurón), con productos como Metribuzín. También ensayan con Diurón y con Imazetapir. Está claro: hay que buscarle la vuelta.

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