jueves, 18 de abril de 2013


La mejor producción de forraje es la que está adaptada al ambiente

Conocer las limitantes del lote permite ajustar el manejo. El agua y el suelo definen la eficiencia.
Si bien los supera en tamaño, el bovino está en desventaja frente al pollo y al cerdo al momento de convertir su alimentación en proteína. A partir de esta limitante, la producción de insumos forrajeros para producir carne vacuna o leche requiere de la mayor eficiencia para ser competitiva. 
Cantidad y calidad de forraje no sólo están ligadas al paquete tecnológico utilizado, sino también a la interacción que los insumos tienen con el ambiente, en especial el agua y el suelo.
Es por ello que los especialistas en confección y suministro reiteran que para ser un eficiente ganadero o productor de leche, primero hay que ser un buen agricultor.
 
“De nada sirve elegir la mejor variedad de alfalfa o de sorgo para silo si el productor no conoce los diferentes ambientes que tiene en el lote”, advirtió Alberto Quiroga, especialista del Inta Angüil, en la provincia de La Pampa.
El técnico fue uno de los 20 disertantes con los que contó la cuarta edición de la Jornada Nacional de Forrajes Conservados, realizada entre el miércoles y ayer en el Inta Manfredi, y que convocó a alrededor de 900 asistentes del país y del extranjero.
De igual a igual. En esa búsqueda por competir en términos de eficiencia con la agricultura, la ganadería tiene bastante camino por recorrer. Si bien viene levantando la puntería, la cría en sistemas pastoriles aún tiene mucho por hacer para ponerse a la par de los resultados que aporta un modelo agrícola promedio.
“Con índices de productividad de cría que se ubicaban en 55 por ciento de terneros logrados resulta difícil competir. No obstante, en 2012 los números del Instituto de Promoción de Carne (IPCVA) indican 63,8 por ciento vaca/ternero. Es un salto significativo y alentador”, indicó Mario Bragachini, durante la apertura de la jornada nacional.
Para el coordinador del programa del Inta sobre eficiencia de cosecha de granos y forrajes, si a esta evolución de la productividad en la cría se la acompaña con buena cantidad de kilos de materia seca digestible por hectárea, una adecuada alimentación y manejo, aparecerán resultados que competirán con la mejor agricultura.
Lugar indicado. Conocer el ambiente sobre el cual se produce el forraje es un dato clave. De ello depende que los materiales puedan expresar, o no, su potencial de rendimiento. “Por ahí el ganadero consulta por qué la alfalfa que sembró no tiene respuesta. Quizá se sembró con el agua suficiente en el perfil, pero puede ser que tenga deficiencia en la fertilización, que resulta indispensable”, observó Quiroga.
Que el tradicional pastoreo directo, con suplementación estratégica, se limite sólo a los suelos de baja productividad no significa que allí no se puedan obtener resultados eficientes. En un lote con avena, por ejemplo, la respuesta a la fertilización nitrogenada puede hacer que la eficiencia de uso del forraje pase de dos a 12 kilos por milímetro de agua, según graficó el técnico de la experimental pampeana.
Debido a esta necesidad de mostrar resultados, la ganadería está incorporando a su estrategia la mejor genética vegetal, la fertilización balanceada, el riego complementario y el manejo por ambientes de la agricultura de precisión.
La producción de leche en La Cenobia, en Villa María, es un ejemplo de que este manejo es posible (ver información en la página 3).
Conocer las limitantes. Pero tampoco conviene fertilizar porque sí. De acuerdo con los estudios presentados por el Inta Angüil, para decidir la incorporación de nitrógeno en planteos productivos del sur de Córdoba es necesario que la siembra de verdeos de invierno se realice con más de 80 milímetros de agua útil en los primeros 140 centímetros del perfil.
Una evaluación a campo sobre 16 lotes de pastura en el sur de la provincia y norte de La Pampa mostró en la última campaña que 12 estaban en condiciones de sembrar (por poseer los 80 milímetros de agua útil). En la campaña pasada, esa posibilidad sólo había sido para tres lotes.
“Es el ambiente el que pone la limitante; por eso resulta clave conocer esas restricciones para hacer los ajustes. El uso de tecnología ‘por defecto’ puede dar lugar a una baja eficiencia en el uso del agua, mientras que el uso de tecnología ‘por exceso’ puede generar efectos contraproducentes en los recursos”, comparó Quiroga.
Más allá del espacio reservado para la cría, se sabe que el grueso de la carne y leche bovina requerirá de ganancia de peso o producciones de leche muy eficientes, y que sólo se logran mediante procesos de intensificación. Hay coincidencia en que el forraje conservado es una herramienta fundamental para producir proteína animal en forma eficiente.
“Quedan muy pocos lugares en el mundo donde se produce carne y leche con pastoreo directo. La ineficiencia del pastoreo directo está dada por la ineficiencia del animal para cosechar, más el pisoteo que deja como saldo una cosecha del 60 por ciento de las pasturas. El pastoreo directo posee límites productivos porque nunca el animal ingiere una dieta balanceada”, puntualizó Bragachini. El objetivo es lograr ahora altas productividades individuales, por animal y por hectárea

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