martes, 2 de abril de 2013


La inflación también se come a la carne

El alza de los costos se ha deglutido los excelentes precios reales de la hacienda en 2010/11. Además de afectar el tipo de cambio, impide a la exportación hacer mejores operaciones.
La inflación, cuyos efectos negativos siempre ha subestimado el Gobierno, se ha comido los excelentes precios reales del ganado de los años 2010-2011, que indujeron un fuerte aumento de la inversión y del stock , además de comerse el tipo de cambio real “alto y competitivo”, lo que impide que hoy coloquemos en el exterior los aumentos en la producción que ya se están registrando.
También como consecuencia de la inflación y del crecimiento de los costos de producción por encima de cualquier IPC a considerar, lo que está pasando es que el ganadero debe vender volúmenes crecientes de hacienda para pagar los gastos mensuales de su establecimiento y su propio nivel de vida.
El gran protagonista de todo proceso de retención ha sido el criador, el cual ha visto en los últimos dos años cómo el precio del ternero pasaba de 18,50 pesos (a valores de hoy) de marzo del 2011 a los 11,70 actuales; hay no sólo una pérdida de 37 por ciento en términos reales, sino una caída muy fuerte del sobreprecio del ternero en relación al novillo (era del 50 a 54 por ciento hace dos años) que hoy ha descendido al 25 por ciento con perspectivas de perder algún punto adicional, a medida que avance la zafra.
 
La oferta de invernada fue inusualmente baja en enero y febrero, pero que desde fines del mes pasado la producción de lotes –con mayor presencia de terneras que el año pasado– se ha incrementado considerablemente.
Encuentra un mercado de gordo saturado y con valores en Liniers en retroceso. Esta oferta de invernada, que a esta altura es más abundante que el año pasado (en la segunda vacunación del 2012 se encontraron 550 mil terneros más que el año anterior) porque el criador necesita vender por razones financieras y porque la retención se ha ralentizado, se encuentra con una demanda de invernada a campo muy disminuida.
El feedlot (que hoy representa 80 por ciento de las compras) fija límites en los precios a pagar, porque ha salido muy golpeado de los engordes de 2012. Sus números hoy cierran muy justos y teme que a partir de junio-julio, cuando comience a salir el grueso de lo encerrado, los precios del gordo liviano, igual que en el 2012, tiendan a caer.
El criador ve que el “efecto marzo” tiende a diluirse, que el precio del ternero –como reflejo del gordo– ha caído entre 60 a 80 centavos, que las primeras heladas están a la vista, que los terneros muy pesados son más difíciles de vender, y apura la venta de su destete.

El pollo vuela bajo. 
Después de haber tocado durante la primavera pasada las 176 mil toneladas, la producción de carne de pollo cayó en diciembre (último dato conocido) a 151 mil toneladas (14 por ciento menos), con una caída en el consumo de 43 a 37 kilos per cápita . Analistas del sector aseguran que la caída en la producción y en el consumo ha seguido acentuándose en enero y febrero, con un alza considerable tanto en los valores mayoristas como minoristas. Como el precio de la carne vacuna ha seguido subiendo en el primer bimestre del año entre 3,5 y siete por ciento, según los cortes, el pollo, aunque ha subido 35 por ciento desde mediados del año pasado, sigue siendo una opción económica frente a los cortes vacunos.

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