sábado, 11 de diciembre de 2010

Un pionero que apostó todo a la colza


Usando su experiencia en la industria, Juan Rusinek decidió producir un cultivo poco común en el país para dedicarse a la fabricación de un aceite muy apreciado por su valor nutricional.

Fue, tal vez, su pasado de ingeniero industrial lo que le hizo a Juan Rusinek preguntarse por qué la Argentina tenía una gran capacidad instalada desaprovechada, en los 20 millones de hectáreas no cultivadas en invierno. Y fueron los caracoles, que producía en Gualeguaychú, los que lo inspiraron a producir canola, variedad canadiense mejorada de la colza.

"No teníamos con qué alimentar a los caracoles en el invierno y descubrimos que podíamos darles colza, cuyas semillas también servían para hacer aceite. Así empezamos", dijo Rusinek, todavía emocionado por el premio que nunca imaginó recibir, allá por 2005, cuando se inició en el rubro, a través de la empresa Amerika 2001. Introducir un cultivo del que se sabía poco en la Argentina no fue fácil. "En el país hay poco desarrollo genético de semillas de canola, con lo cual tuvimos que probar varias variedades", dijo el empresario, que produce 700 hectáreas de canola.

El paso siguiente fue la búsqueda de tecnología para producir, objetivo que llevó a Rusinek a Polonia, la tierra de sus ancestros, el país con más historia en la producción de este aceite. "De allí trajimos una tecnología de extracción de aceite de primera prensada en frío, del cual se obtiene un aceite totalmente virgen", contó.

 Juan Rusinek, un pionero que ganó gracias a la colza
Una vez obtenido el producto, llegó el estadio que es quizás es más difícil de encarar para cualquier productor: la comercialización. "Si uno quiere vender grano, no hay problema, porque el mercado es transparente. Ahora, cuando quisimos vender aceite, fue un tema, porque pese a que este aceite es muy apreciado por sus cualidades nutricionales en el mundo, acá era desconocido", dijo Rusinek.

Allí empezó la dura tarea de promocionar el producto de Rusinek, cuyo nombre comercial es Krol. Primero, en congresos médicos, a los que Amerika 2001 llevaba stand para difundir las propiedades de su aceite para enfermos de diabetes o del corazón. Luego, vino la difusión en revistas especializadas y a través de chefs reconocidos, como Maru Botana. Finalmente, llegó la ardua negociación con los supermercados. "Logramos estar en todos los súper en cinco meses, un récord. Ser los únicos fabricantes del producto fue una ventaja", dijo.

Hoy, el aceite Krol también se vende en varios países árabes y latinoamericanos, y cuenta con variedades tipo aderezo, mezcladas con albahaca, ajo y limón. Claro que no está libre de los reveses de la política. "El aceite de canola tiene retenciones del 5%, y el aceite tipo aderezo, del 20%. Los compradores no entienden por qué paga más lo que más valor agregado tiene", dijo Rusinek, que, pese a esto, sigue apostando al negocio y en las próximas semanas viajará a Asia para buscar nuevos destinos de exportación.

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