Sin duda como reflejo de los trastornos oceánico-atmosféricos generados por el calentamiento global y en contra de los vaticinios oficiales, en la presente temporada de lluvias se están registrando excesos –incluso destructivos- en el centro y el sur de los Andes, así como en ciertos puntos de la Amazonía, mientras varias localidades del norte-andinos-costero acusan serios déficits
egún los vaticinios oficiales publicados en estas mismas páginas entre agosto y diciembre últimos, las macro-tendencias climáticas indicaban lluvias ligeramente superiores que el promedio en el norte, normales en el centro y ligeramente deficitarias en el sur (en especial Puno). Pero en la práctica ha sucedido casi todo lo contrario.
● Aun cuando en ciertos puntos del norte las precipitaciones se adelantaron (por ejemplo en Ancash y La Libertad), mientras que en el centro y el sur se retrasaron, luego de esto algunas micro-cuencas y cuencas de Huancavelica, Ayacucho, Cusco, Puno y Arequipa –aunque en especial de Cusco y Puno– sufrieron violentos semidiluvios; en tanto que el norte sigue aún semiseco.
● Aunque el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI) luce cada vez más acertado en sus pronósticos de corto plazo (horas y días), es evidente que no ha tenido igual suerte en los de mediano plazo (meses y trimestres), probablemente por losefectos desquiciadores del calentamiento global sobre los factores oceanográficos y atmosféricos que determinan las condiciones del clima en nuestro país.
● Al respecto, el balance agrícola preliminar del Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI) hasta el último día de febrero ̶ en torno a los efectos de las lluvias torrenciales, huaicos, desbordes, inundaciones y otros siniestros ̶ reportan destrucción de 1,230 hectáreas agrícolas y la afectación de 8,850, aparte del arrasamiento de 2,190 de cobertura natural o pastos (ver cuadro adjunto).
● El ranking de departamentos damnificados en lo agrícola –según el INDECI – lo encabeza Junín, seguido por Cusco.
● Pero el balance oficial considera únicamente a los daños y pérdidas visibles o inmediatos, no a los causados –incluso a futuro– por los cortes viales y las enfermedades agropecuarias generadas por los excesos de humedad y frío; mucho menos a los cultivos y crianzas afectados por la escasez de agua en varios puntos del norte, así como a las áreas dejadas de sembrar por falta del líquido elemento.
● El Ministerio de Agricultura, las direcciones regionales agrarias y las municipalidades rurales deben cubrir pronto este vacío, trabajando de la mano.
● Ello es imprescindible para tener un diagnóstico cabal de la realidad, contribuir a la rehabilitación de todos los damnificados e –incluso– concertar una gran campaña complementaria de siembras en todos los valles (sureños) con disponibilidad suficiente de humedad residual y agua.
● No obstante lo descrito, aún se puede esperar la esperanza en que durante marzo y acaso parte de abril se regularicen las lluvias en el norte, para mejorar –especialmente– las bajas reservas hídricas existentes en esa región clave para el abastecimiento agroalimentario.
●En tal sentido, el comentado mapa adjunto nos da una orientación básica de lo que podría suceder hidro-climáticamente en el futuro inmediato.
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miércoles, 3 de abril de 2013
PERÚ: Persisten las irregularidades climáticas
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