domingo, 26 de agosto de 2012

Cuando las barbas del vecino veas arder . . .



Las consecuencias de la sequía que está afectando actualmente a gran parte del territorio de los Estados Unidos está originando cambios en la manera de realizar negocios en el sector agropecuario por todos conocidas y también está motivando a las autoridades de diferentes ciudades principalmente en aquellas regiones más severamente complicadas, para realizar modificaciones en la forma cómo gestionan las aguas pluviales.
Hay ciudades como por ejemplo Atlanta, dónde se está buscando implementar una agresiva estrategia de cosecha de agua o captación de agua pluvial. Con esta política de captación de agua aplicada a nivel de viviendas privadas, edificios, centros comerciales y demás zonas urbanas, se podría llegar a contar con un volumen de agua acumulado diariamente, equivalente al 16% del total de agua que corresponde al  uso consuntivo  neto de la región donde se encuentra esta ciudad. Como simple dato anecdótico, en Tucson, Arizona, las autoridades prevén un rembolso de hasta US$ 300 a los ciudadanos que realicen obras de recolección de agua en sus residencias.
Lo que verdaderamente importa observar y comentar, no son los valores netos  o proporcionales  que esto significa, sino el propósito que esta política representa. Un referente mundial en materia agrícola pero también en gestión del recurso hídrico así como del riego, está comenzando a tomar medidas que hasta ahora estaban muy distantes de las ideas de todos los involucrados en este tema.
Importa hacer una correlación con nuestra situación para que ahora que estamos viendo las barbas de nuestro vecino arder, pongamos las nuestras en remojo. Actualmente nuestro país cuenta con una capacidad de reserva de agua que equivale al 4½ al 5% del volumen total de escorrentía.  Este volumen de reservas permitiría decir que nuestro potencial de riego es de alrededor de 250 a 270.000 hectáreas, una superficie apenas superior al total de área cultivada como arroz, que como se sabe, está en su totalidad bajo riego.  Ello nos estaría indicando que nuestro potencial de riego apenas alcanzaría a las 100.000 hectáreas de cultivos que no sean arroz. Hablando siempre en grandes números sin ajustar demasiado los cálculos, nuestro potencial de riego apenas llega al 8% de la superficie de cultivos agrícolas de verano que se sembraron en la zafra pasada.
Si tomásemos en cuenta las cifras que se manejan actualmente como área de cultivos de verano para esta próxima zafra y además incluyéramos al arroz y los demás cultivos así como al campo natural, llegaríamos a la respetable cifra de 80.000 millones de metros cúbicos, correspondiente a las necesidades de agua bruta para la próxima primavera-verano. Dicha cifra es bastante superior a las precipitaciones efectivas que es esperable ocurran en el mismo período de acuerdo a las estadísticas y al informe del Inia de las perspectivas agroclimáticas para el trimestre  agosto – setiembre – octubre, que estableció iguales probabilidades para que las lluvias de dicho trimestre sean mayores, iguales o menores a lo normal.  
En vista de la importancia económica que está tomando la agricultura en nuestro país y considerando las cifras anteriores, sería oportuno realizar un análisis más profundo de lo anterior y  determinar si no le ha llegado al país, a sus autoridades, a sus productores y a todos quienes formamos parte de este sector, el momento de comenzar a dar los pasos necesarios para incrementar sustancialmente nuestras reservas de agua con fines de riego.  Sería injusto y deshonesto no reconocer las medidas que se han comenzado a implementar últimamente, pero del mismo modo sería, si no reconociéramos la lentitud que tienen las mismas, las dificultades burocráticas existentes para aquellos que quieren tomar medidas bajo su propia iniciativa, costo y riesgo, así como el notorio desbalance existente entre la demanda y la oferta de agua para la agricultura a pesar de todo.
Es posible pensar que estamos muy lejos aún de medidas como la comentada al principio, pero sería interesante ir sensibilizando a todos los habitantes del Uruguay del rol del agua para la agricultura, entiéndase para la alimentación de la población y el rol que todos debemos cumplir en pos la seguridad alimentaria y de un futuro mejor.

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