martes, 29 de diciembre de 2015

ESPAÑA: Estudian el comportamiento y la alimentación de la raza Morucha


El Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (Irnasa, centro del CSIC) desarrolla varios proyectos de investigación con vacas de raza morucha en la Finca Experimental Muñovela, situada en Barbadillo, en una zona de dehesa que se encuentra a 15 kilómetros de la capital salmantina. En colaboración con otros organismos de investigación y empresas, […]
El Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (Irnasa, centro del CSIC) desarrolla varios proyectos de investigación con vacas de raza morucha en la Finca Experimental Muñovela, situada en Barbadillo, en una zona de dehesa que se encuentra a 15 kilómetros de la capital salmantina. En colaboración con otros organismos de investigación y empresas, los científicos estudian aspectos como la alimentación o el comportamiento del ganado vacuno, informa DICyT.
Uno de los más llamativos se ha venido desarrollado desde junio de 2014 hasta la actualidad en colaboración con el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACyL). Gracias a la colocación de dispositivos GPS en collares que portaban los animales, los investigadores han analizado los desplazamientos del ganado vacuno. “Las vacas han estado geolocalizadas por satélite y, a través de una página web, se podían seguir los movimientos sobre el plano de la finca”, explica a DiCYT José Luis Hernández Mulas, veterinario del IRNASA.
Este procedimiento aporta una gran cantidad de información sobre el comportamiento de los animales: los metros recorridos, sus lugares preferidos, las variaciones por horas, la velocidad de los desplazamientos, la diferencia entre las vacas gestantes y no gestantes o con crías o qué movimientos realizan en grupo y cuáles de forma individual, entre otros muchos aspectos. “En general, tiene un comportamiento estable, prefieren estar en ciertas zonas a determinadas horas, por ejemplo, pernoctar en una zona de la finca que está más resguardada y por la que no pasa el personal”, señala.
Además, este estudio incluía la colocación de bolos intrarruminales en algunos ejemplares, unos dispositivos que se introducen en el animal y permiten medir la acidez y la temperatura del rumen. Tras descargar los datos con un lector inalámbrico, los científicos pueden correlacionarlos con aspectos muy diversos, como el tipo de alimento ingerido o el posible estrés causado durante el transporte o el manejo, sin causar ninguna incidencia en el bienestar del animal.
Por otra parte, la Finca Experimental Muñovela forma parte de un proyecto que pretende aumentar la fertilidad del vacuno extensivo, en colaboración con la Universidad de Extremadura, una cooperativa cacereña y las empresas Núter y MSD. En España, por cada 100 vacas se obtienen 68 terneros anualmente. Esta cifra de fertilidad media es muy inferior a la del conjunto de Europa, que está en 82. Algunas enfermedades, la alimentación y el manejo de los animales explican este dato, así que investigadores y empresas se han unido para intentar solucionarlo. El proyecto se centra en Extremadura, pero la finca del IRNASA es referencia en algunos de sus aspectos.
En una primera fase, al tiempo que se realizan entrevistas a ganaderos para conocer la situación de las explotaciones, en Muñovela un grupo de vacas comenzarán a alimentarse de forma diferente. “Es un pienso específicamente para controlar la pérdida de peso postparto, mejorando el estado inmunitario de la vaca y favoreciendo la involución uterina y el desarrollo ovocitario y será suministrado antes y después del parto”, señala José Luis Hernández. Para ver las diferencias, se establecerá un grupo control de animales que seguirán alimentándose como hasta ahora y en ambos casos se controlará el peso y se tomarán muestras de sangre y de leche para comprobar el nivel de betahidroxibutirato (BHBA) plasmático y de ácidos grasos no esterificados plasmáticos (NEFAs).
alimentación animal. Para ello, se han separado dos lotes de animales a los que se les ha suministrado a lo largo de los últimos meses dos tipos de alimentación diferente. El propósito es probar un nuevo pienso que intenta mejorar los rendimientos productivos. “Está formulado con ácidos grasos de cadena media que podrían mejorar la fermentación en el rumen, favorecer la ganancia de peso y mejorar el estado general del animal para que aproveche mejor los nutrientes”, apunta el veterinario. Aunque el seguimiento de las diferencias de peso entre ambos lotes se realiza mes a mes, será finalmente en el matadero donde se analizarán las características de las canales, estudiando la calidad organoléptica de la carne.

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