lunes, 22 de abril de 2013


Nidera en Cuyo

Crece el uso de fertilizantes en vid


La producción vitivinícola crece al ritmo de la eficiencia y la incorporación de tecnología. El uso de sistemas de riego de la mano de la fertilización se extiende en la región cuyana, donde Nidera está presente con sus soluciones en nutrición y protección de cultivos.

Ya está demostrado que la producción vitivinícola también depende de la nutrición del suelo. Y si bien en muchas zonas aún la práctica es incipiente, el desafío pasa por fertilizar racionalmente sin caer en desequilibrios que afecten el resultado esperado. 
Nidera está presente en el mercado vitivinícola cuyano desde 2010 a través de la firma SS Agronegocios, con actividades en Mendoza, San Juan y el Valle del Río Negro. Desde entonces, ha crecido un 70% el volumen de utilización de sus productos y en ese período lleva habilitados 2 centros Usen en la región. La respuesta a este crecimiento está no sólo en una mayor utilización de la nutrición en los cultivos de vid sino en la valoración del asesoramiento técnico para que la herramienta redunde en mejoras de rendimiento y calidad.
Para Gabriela Santarossa y Agustín Salvarredi, titulares de SS Agronegocios, el crecimiento de la fertilización de los viñedos que se viene registrando en los últimos años está acompañado por la tendencia de los productores cuyanos a afinar la puntería en los tratamientos que realizan. Los representantes de Nidera señalan que “entre los factores que definen el tipo y cantidad de fertilizante a aplicar aparece en primer lugar el objetivo buscado, ya sea el aumento de la producción y/o la mejora de la calidad de la uva y consecuentemente del vino que se obtendrá”.
“Además –señalan los técnicos de SS Agronegocios-, con los productos de Nidera estamos respondiendo al fuerte avance tecnológico que se está produciendo en los cultivos regionales, como el uso más eficiente y racional del agua mediante sistemas de riego presurizado. Esto trae aparejado la necesidad de mayor precisión en la fertilización para lo que disponemos de la amplía línea Labrador de fertilizantes líquidos especialmente diseñada para satisfacer estos requerimientos, asi como también de mezclas físicas desarrolladas para cada situación. También contamos con productos hidrosolubles que permiten mayor precisión y especificidad en la fertilización con sistemas tecnológicos de riego”.
A la hora de las recomendaciones, los técnicos destacan la necesidad de considerar la zona donde está establecido el cultivo, el tipo de suelo, el sistema de conducción y el sistema de riego, entre otros aspectos.
Con ese marco, ambos especialistas coinciden en que para establecer un programa de fertilización lo indicado es comenzar con un buen diagnóstico a través de un análisis de suelo y, en lo posible, acompañado por un análisis foliar.    
En general, los suelos donde se realiza el cultivo de la vid son típicos de pedemonte, caracterizados por altos pH, bajos contenidos de materia orgánica y nitrógeno total, y estructuralmente bajos en fósforo.
Respecto de los requerimientos de la vid, indican que la principal necesidad de nitrógeno se da en los momentos de activo crecimiento de la planta, por lo cual los momentos oportunos para aplicar este nutriente es en la primavera temprana (hasta floración) y en el otoño. “La eficiencia de aprovechamiento del nitrógeno dependerá de varios factores -explican los técnicos-, pero fundamentalmente del tipo de suelo y la forma de riego. En suelos arenosos una única aplicación es menos eficiente que en suelos de textura más fina, por ello realizar la aplicación de nitrógeno en distintas oportunidades mejora la eficiencia en suelos arenosos. Lo mismo ocurre con el riego por goteo, la eficiencia es mayor que con riego superficial”.
            La alcalinidad de los suelos donde se cultiva la vid lleva a que el fósforo esté muy poco disponible para la planta. Por lo tanto, la práctica de fertilización con este nutriente debe realizarse con suficiente anticipación, para que se encuentre disponible en los momentos críticos. Teniendo en cuenta que el crecimiento radicular depende del fósforo, el otoño (poscosecha) sería el mejor momento para aplicarlo. Otro momento de  importante  crecimiento  radicular es la  prefloración.
También el potasio es clave para el desarrollo del fruto, por lo cual debe estar disponible para el cultivo antes del envero, es decir cuando comienza la maduración. Por lo tanto, los especialistas de SS Agronegocios recomiendan aplicar potasio en prefloración para favorecer la inducción floral de la siguiente temporada y en el período de crecimiento de bayas de 8 a 10 mm.

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