lunes, 22 de abril de 2013


Desde la 125 hasta hoy

Se debe contextualizar ese momento, el de la Resolución 125, desde el punto de vista del productor.
Había un escenario de precios de los commodities en alza y cada vez que veía un aumento de sus ingresos que les permitía alcanzarla línea de flotación a los pequeños y medianos productores, aparecía el Estado para “manotearle” lo alcanzado.
Así fue como fueron subiendo las retenciones a la soja, primero fue el 13,5 por ciento en el 2002, después el 23,5 por ciento ese mismo año, después se llegó al 27,5 por ciento en enero del 2007, y en noviembre de ese año se subió al 35 por ciento.
Finalmente llega el extraordinario zarpazo de la 125 (alícuotas móviles), de la mano del novicio ministro de economía de entonces.
Subía las retenciones al 44,1 por ciento. Para colmo se lo “relataba” como el instrumento para promover otros cultivos como el maíz y el trigo y para ello se les llevaba a cabo una reducción de 0,8 puntos de sus alícuotas. Es decir nada.
La 125 acercó el campo a la ciudad. Ciudadanos y ruralistas se conocieron un poco más. La gente de la ciudad comprendió que el entramado social y económico del sector agropecuario es mucho más complejo de lo que el relato oficial marcaba.
No se trató de la “oligarquía” argentina reclamando sino que eran productores de carne y hueso que están lejos de los favores del Estado ni poseían grandes fortunas.
La 125 desterró el término “oligarquía” para los productores agropecuarios y entre los productores, la 125 dejó la UNIDAD de la Mesa de Enlace, que hasta hoy perdura.
También marcó la necesidad de participar cívicamente, porque los lugares dejados son ocupados por otros.
La 125 sacó a flote la importancia de la figura del gremialista agropecuario, la necesidad de las entidades agropecuarias para defender los intereses no solo de sus asociados sino de todo el mundo rural.
Desde el punto de vista económico, la victoria sobre la 125 implicó un importante “ahorro” para los productores. Sin aquella movilización, sin los productores en las rutas y sin las entidades agropecuarias, el campo hubiera perdido más de 10.000 millones de dólares, solamente por esa resolución.
La 125 también mostró al campo incursionando en la política. En el año 2009 , el campo tuvo un rol protagónico en las elecciones para el poder legislativo. La oposición, junto a la bancada ruralista logró una excelente elección en el 2009, incorporando 8 de los denominados agrodiputados.
Lamentablemente, más allá de los esfuerzos no se pudo lograr consenso alguno en materia de retenciones, por ejemplo.
En materia electoral, en las elecciones de este año se pone en juego aquellos escaños del 2009. Es decir que si el oficialismo perdiera en la misma proporción que el 2009, a lo sumo sale “hecho”.
Está en una posición muy favorable a alcanzar más diputados a su bancada porque la oposición expone el 60 por ciento de sus lugares en el Congreso. Aun así, queda lejos de un escenario que le permita la reforma constitucional para alcanzar la re-reelección.
En materia de precios de los insumos y costos de los servicios hubo cambios. Cambios que afectaron la competitividad del productor.
El precio del gasoil se incrementó un 190 por ciento en pesos o 78 por ciento en dólares, pasando de los 0.7 dólares por litro o $2.23 pesos del 2008 ($3.18 por dólar) a los actuales U$S 1.29, o $ 6.45 pesos de hoy.
En tanto que la relación insumo producto para un tractor de 100 hp nos señala que en el 2008 se necesitaba un 30 por ciento menos de soja para poder comprarlo que en el 2013.
Del mismo modo, para comprar una pick up, en el 2008 se requería un esfuerzo 22 por ciento superior al actual para los productores de trigo.
En cuanto a los precios de los commodities, el trigo subió un 26 por ciento, el maíz un 18 por ciento, la soja se mantuvo prácticamente a los mismos valores y el novillo pegó el gran salto, duplicando un valor que por muchos años estuvo pisado.
En materia del costo de los insumos, algunos de ellos bajaron sus valores en dólares. Sobre todo algunos agroquímicos como el PDA, el glifosato o los desparasitarios a base de ivermectina.
Pero éstas son las excepciones a la regla y no es para menos si consideramos que la inflación promedio de los último años promedio el 23 por ciento anual.
En definitiva, los productores agrícolas estarían notablemente peor hoy con la 125 que sin la 125.
Lo cual nos hace recapacitar sobre la necesidad de organizarse frente a cualquier reclamo, de estar atentos sobre la política agropecuaria con propuestas y participación concreta. En el 2008 demostramos que se puede.

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