domingo, 26 de agosto de 2012

Argentinos apuran compras en el exterior y baten nuevo récord histórico: ¿principio del fin de la tarjeta “sin restricciones”?



El saldo financiado con plásticos ya superó la barrera de los u$s400 millones y se disparó 125% respecto a julio 2011. La cifra refleja cómo parte de la sociedad busca aprovechar el “dólar subsidiado”, mientras dure. Analistas prevén límites del Gobierno. El costo de viajar, en términos de blue
Tarjetear en dólares y pagar en pesos al tipo de cambio oficial”. Esta es, sin dudas, la última fórmulaque tienen a mano los argentinos para saltar el “cepo” al billete verde. 
Agotados diversos recursos para obtener divisas -como el “dólar casino“, que permitía hacerse de una diferencia con fichas de ruleta- y ante la nueva restricción que no permite comprar moneda extranjera a quienes son viajeros frecuentes, sacar a relucir los plásticos para realizar consumos en dólares se ha convertido en el gran “deporte nacional” de los ahorristas.
Si bien en las últimas horas se conoció que diversos bancos están comenzando a subir las tasas de interés para las compras realizadas en billete verde (actualmente del orden del 15%), para llevarlas a valores más cercanos a las vigentes para compras en pesos (40%), el hecho de poder seguir adquiriendo productos o servicios dolarizados al tipo de cambio oficial continúa siendo una atractiva “tentación”, principalmente para aquellos que tienen resto y no necesitan financiar su saldo. 
Y esta fiebre por el “tarjeteo” está vinculada tanto con argentinos que compran paquetes turísticos y salen de shopping, como con aquellos que, desde su casa u oficina y vía Internet, adquieren productos de otros países para recibirlos en la comodidad de su hogar, fenómeno conocido como “microimportación” y del que ya diera cuenta iProfesional.com (ver nota: “Ingenio” popular: se disparan compras con tarjetas para productos con envío del exterior).
Respecto al turismo, cabe destacar que, según datos del INDEC, en junio salieron del país por Ezeiza y Aeroparque unos 180.000 argentinos, un 28% más que en el mismo mes de 2011. Y, en todos los casos, los principales aliados de los turistas en esta “cruzada” son, justamente, los plásticos.
Los números indican que, por primera vez en una década, el saldo de tarjetas de crédito por compras en dólares superó la barrera de los u$s400 millones, marcando así un récord histórico desde la salida de la convertibilidad.
Cabe destacar que el nivel actual, registrado el último día de julio, implicó un salto del 125% respecto al mismo período del 2011, y un alza del 230% en relación al valor registrado en esa misma fecha pero de 2010 (ver infografía). 

Sin embargo, el dato más importante a destacar es que sólo en las últimas dos semanas el saldo se expandió un 23%, al acumular casi u$s90 millones en apenas un puñado de días.
Pero dicho saldo es parte de la foto, dado que es el resultado entre los gastos y las cancelaciones que diariamente realizan los titulares de las tarjetas.
El dato que más preocupa al Gobierno es que se estima que, en el período comprendido entre marzo-agosto, los argentinos habrán gastado la friolera de u$s1.600 millones en el exterior vía “plásticos”, nada más y nada menos que el doble que en el mismo lapso del año pasado.
Esta fiebre por el “tarjeteo” tiene en vilo al Ejecutivo porque todo ese dinero representa una “fuga de capitales”, ya que luego los bancos deben remitir esas divisas al exterior, lo que implica una continua pérdida de reservas para el Banco Central. 
En este sentido, el economista Tomás Bulat consideró en diálogo con iProfesional.com que “esta es una de las últimas formas por las cuales al Gobierno se le drenan los dólares”, por lo cual “es de esperar que tome algún tipo de medidas al respecto”.
Viaje al “dólar subsidiado”, ese objeto de deseo
Desde diversas agencias de viajes confirmaron a iProfesional.com que el auge por adelantar la compra de paquetes, pasajes o distintos servicios para descansar, está vinculado con dos causas principales:
• En primer lugar, los argentinos buscan anticiparse a nuevas restricciones que el Gobierno tenga en carpeta implementar. 
• En segundo término, porque muchos especulan con “ganarle de mano” a la devaluación de la divisa.
Respecto al primer punto, Rubén Sánchez, titular de la agencia Majes Turismo, ubicada en San Isidro, aseguró que “recibimos consultas de clientes preocupados por posibles medidas que se puedan tomar respecto a las tarjetas de créditos. Nos preguntan si sabemos si van a ponerles límites a las compras en el exterior, si el día de mañana habrá problemas para cancelar el saldo en pesos… las inquietudes son muchas“.
Por su parte, Bulat destacó que “en los próximos meses, antes de diciembre, seguramente el Gobierno implemente restricciones a las compras con tarjeta en dólares, porque es una de las pocas vías por la cual se le están yendo las divisas”.
Según el experto, “se podrían aplicar dos medidas: un impuesto a la compra en moneda extranjera, tal como el que aplica Brasil en la actualidad o, directamente, un tope a la compra, como viene haciendo Venezuela, aunque tampoco se puede descartar una combinación de ambas. Y esto lógicamente genera inquietud entre los titulares de plásticos”.
En la misma línea, el directivo de una casa de turismo con tres sucursales en Capital, y que pidió estricto off the record, se mostró preocupado por una eventual limitación en las tarjetas: “Al cortar el acceso a los dólares, sobrevivimos en parte gracias a los plásticos. Pero si llegan a limitar esto también, nos va a pasar como a las inmobiliarias, vamos a ver un cierre atrás de otro de agencias porque si bien se venderían paquetes, se caería la otra parte del negocio”.
“Ojalá no pongan topes a las compras con tarjetas en el exterior porque a los empresarios del sector nos complicaría la vida”, coincidió Sánchez. 
En relación al segundo punto, la evolución del billete verde en el corto plazo no pasa desapercibida para quienes piensan viajar. En este sentido, desde el estudio Miguel Bein & Asociados destacaron que “el BCRA empezó a mover un poco más rápido la tasa de devaluación”, al tiempo que ya hablan de un dólar cercano a  los $5 hacia fin de año.
En la misma línea, el economista Mariano Kestelboim, cercano al Gobierno, consideró que “a este ritmo va a llegar a un nivel de 5 pesos por dólar en diciembre”.
En este contexto, una pareja que compre hoy en 12 cuotas un paquete a Cancún por 7 noches terminará pagando una cuota mensual de poco más de $1.600.
Como contrapartida, quien realice esta contratación hacia fin de año, terminaría abonando un 10% más, justamente, en línea con la devaluación esperada.
En este contexto, Sánchez destacó que, en general, “el que va a viajar en estos meses, puede tarjetear, pero prefiere cancelar en pesos y guardar el saldo del plástico para usarlo fuera del país“.
En cambio, “el que está adelantando la compra y busca un paquete para la temporada de verano, ahí sí prefiere usar la tarjeta con el beneficio de poder saldarlo en pesos y en cuotas fijas”.
¿Miami, Caribe, Brasil o “blue”?
El otro punto clave que explica por qué hay un auge por hacer turismo en el exterior, está dado por el hecho de que, producto de las restricciones, el “blue” se convirtió en el parámetro de referencia.
De este modo, todo producto dolarizado que pueda pagarse en pesos al tipo de cambio oficial, termina resultando“barato” a ojos de los ahorristas. 
Y esto es, justamente, lo que sucede con aquellos servicios turísticos ofrecidos fuera del país, dado que, tal como es sabido, las agencias permiten comprar en pesos y cancelar al valor fijado por el Central. 
Esto implica, según los expertos, una suerte de “subsidio” al consumo que contribuye a restar entusiasmo para volcarse al “blue”. 
No es para menos: aquel ahorrista que tenga poco más de $5.000 en la mano, en caso de que vaya al circuito paralelo, podrá comprar algo más de u$s800, considerando un tipo de cambio de $6,35.
Como contrapartida, si decide ir a una agencia de turismo y contratar un paquete en el exterior, podrá reservar un viaje a Miami y Orlando por u$s1.120
En la mente del particular, el haber optado por esta segunda opción, le significa un “ahorro” de casi el 40%.
Del mismo modo, quien dispone de unos $10.000 obtendrá “apenas” unos u$s1.580 en el mercado informal. En cambio, si se decide a encarar un viaje en el exterior, podrá optar por un viaje a Cancún y hacer rendir esos pesos un 40% más, es decir, por el equivalente a u$s2.150. 
Sol, playa… e inflaciónFinalmente, el punto determinante que está impulsando a que cada vez más argentinos veraneen en el exterior está dado por el fenómeno de atraso cambiario, es decir, cuando el tipo de cambio se mueve por debajo del índice inflacionario. 
Esto determina que muchas propuestas veraniegas dentro del país terminen resultando más caras que elegir las playas del Caribe o de un viaje en crucero. Así las cosas: 
• Para quienes disponen de un presupuesto holgado y no reparan mucho en gastos, en la Costa Atlántica hay opciones de las más variadas: en Cariló, pasar la primer semana de enero de 2013 en un complejo súper premium -de unidades de 40 metros cuadrados totalmente equipadas y con servicio de spa incluído-, rondará los$11.000. Si a eso se le suman los costos del viaje en auto y los gastos diarios en comida y esparcimiento ($3.150), una pareja podrá gastar unos $14.00 que, al tipo de cambio estimado para esa época ($5 por dólar) equivaldría a unos u$s2.830.
• En cambio, si la misma pareja optara por realizar un viaje a Isla Margarita, con aéreos y hotel con servicio all inclusive, debería desembolsar unos u$s2.800, con la posibilidad de pagarlo en 12 cuotas sin interés en pesos. 
• En el caso de que esta pareja opte por quedarse en la Argentina, existen otras alternativas, como alquilar una cabaña en Pinamar con salida al mar. Una semana en enero cotizará a razón de $9.000. Si se incluyen los costos de viaje, comidas y esparcimiento, deberá desembolsar unos u$s2.430 (con un dólar a $5).
Como contrapartida, si esa misma pareja desea descansar fuera del país, podrá optar por subirse a un avión para visitar Miami y Orlando durante 10 noches con auto y hotel incluidos, a un valor final de u$s2.240, con la ventaja de pagarlo en pesos a lo largo de un año.

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