Durante el reciente conflicto entre Estados Unidos y China, con imposición cruzada de aranceles, desde el país norteamericano salieron 20 barcos cargados de sorgo que debieron desviarse a mercados con poca tradición en el uso del cultivo, como Vietnam y España. “Son países que ahora pueden interesarse en reemplazar el maíz. Salgamos a vender y a promover”, propuso Juan Gear, presidente de Gear SA y moderador del panel “Nuevos mercados para el cultivo de sorgo” en el reciente Congreso Maizar 2018, Competitividad con desarrollo, realizado en Buenos Aires.
La Argentina es uno de los principales productores de sorgo del mundo, y el panel se ocupó de analizar las posibilidades de este cultivo, principalmente apuntando al mercado exportador.
Según el director de Calidad Agroalimentaria del Senasa, Juan Carlos Batista, actualmente la Argentina exporta sorgo a 67 países (principalmente a Japón, y luego Chile y Colombia), aunque “potencialmente” podría colocarlo en los 134 mercados a los que llega el maíz argentino y los 77 de la cebada. “Son casos a explorar”, dijo, y propuso la promoción del sorgo argentino en los mercados potenciales, con la creación de “una especie de Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina”.
Una de las debilidades del sorgo local es la alta presencia de taninos, que lo hace no apto para la alimentación de aves y peces.
Entre las fortalezas del sorgo argentino, Batista recordó que, además del uso forrajero, el cereal tiene distintos usos para alimentación humana, por ejemplo, como insumo para cervezas y bebidas destiladas. “Se debe trabajar en segregación”, aconsejó.
Sin embargo, Batista advirtió que “la Argentina tiene debilidades importantes, como la baja capacidad financiera y de almacenamiento, y el hecho de que prácticamente no tenemos carry over”. En cuanto al sorgo local, otra debilidad es la alta presencia de taninos (en general, los mercados toleran hasta 1%), que trae problemas en los destinos que lo demandan para la alimentación de aves y peces (monogástricos). “Pero el problema más serio es el de la distancia a puertos, que genera problemas de precios por los fletes internos y externos”, planteó el directivo del Senasa.
En tanto, el director de la consultora DNI, Marcelo Elizondo se refirió a los nuevos escenarios mundiales para el comercio y la producción de agroalimentos, donde la Argentina es un actor relevante, Asia es el gran consumidor y África es una inminente aparición como gran demandante. “El comercio mundial creció 4% el año pasado, es decir que el sistema de comercialización está más fuerte, a pesar de Trump, del Brexit y de las medidas arancelarias”, destacó.
“El desafío de la Argentina está en su capacidad de convertirse en un gran abastecedor, enfocando su lineamiento estratégico en bienes intermedios para la industria alimenticia”, remarcó.
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