jueves, 28 de junio de 2018

Hallan en Misiones poblaciones de un caracol japonés que puede causar daños a la salud, el medio ambiente y al agro


        Un grupo de investigadores de la UNaM encontró ejemplares de “caracol saltarín”, especie proveniente de Japón que es considerado plaga porque podría atacar plantaciones de mandioca, té, yerba mate y tabaco. Los investigadores afirman que dicha especie tiene el potencial de distribuirse en toda la región tropical y subtropical del globo pudiendo causar daños […]
       Hallan en Misiones poblaciones de un caracol japonés que puede causar daños a la salud, el medio ambiente y al agro
Un grupo de investigadores de la UNaM encontró ejemplares de “caracol saltarín”, especie proveniente de Japón que es considerado plaga porque podría atacar plantaciones de mandioca, té, yerba mate y tabaco. Los investigadores afirman que dicha especie tiene el potencial de distribuirse en toda la región tropical y subtropical del globo pudiendo causar daños al medio ambiente. La presencia del caracol saltarín también podría tener incidencia en la salud porque actúa como hospedador intermediario del parásito cuyo patógeno es responsable de la meningitis eosinofílica en humanos.
El Grupo de Investigación en Genética de Moluscos de la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales, Universidad Nacional de Misiones (FCEQyN-UNaM) que trabaja en conjunto con un equipo del Museo de La Plata dependiente de la Universidad Nacional de La Plata, halló una población del caracol saltarín (Ovachlamys fulgens), un gasterópodo de entre 5 y 7 milímetros de largo que tiene la capacidad de saltar para evadir los peligros.
El hallazgo fue realizado en agosto pasado en la localidad de Eldorado y en febrero del corriente año se registró una segunda población en Oberá, la cual está siendo analizada.
Se estima que la especie, oriunda de Japón, pudo haber ingresado desde Brasil, donde se halló casi en simultáneo con Eldorado. Es considerada una plaga agrícola y hortícola, ya que puede alimentarse de plantas como mangos, paltas, orquídeas, yuca pie de elefante (Yucca elephantipes) y otras.
Tiene el potencial de distribuirse en toda la región tropical y subtropical del globo pudiendo causar daños al medio ambiente. Se necesitan estudios ecológicos complementarios para comprender el impacto de O. fulgens en los ecosistemas terrestres del Bosque Atlántico del Alto Paraná.

Desde Japón

“El caracol es originario de unas pequeñas islas de Japón. Hoy se lo encuentra en Estados Unidos, en Centroamérica y otros países, pero para Sudamérica y para Argentina no había registros”, indicó Ariel Beltramino investigador del grupo.
Sobre su ingreso al país, otra de las investigadoras que participó del proyecto, Leila Guzmán, indicó que “una de las hipótesis que se maneja es que hayan ingresado huevos de O. fulgens adosados a vegetación, plantas ornamentales o asociados a la tierra dado que la característica que tienen estos individuos es que depositan los huevos más o menos a un centímetro de profundidad para darles protección y que no pierdan la humedad”.
Este caracol puede reproducirse por autoinseminación -es decir, no requiere fecundación cruzada- con lo cual la introducción de la especie en la Argentina pudo haber ocurrido a través de un solo individuo reproductor, señaló Beltramino.
Sobre el hallazgo del caracol, Beltramino indicó que fue casi de casualidad. “Con el Dr. Vogler y la Dra. Peso estábamos haciendo una especialización en la Facultad de Ciencias Forestales de Eldorado. Una noche decidimos salir a ver qué encontrábamos en los alrededores de nuestro hospedaje y vimos esos caracoles que cuando, intentábamos capturarlos hacían una maniobra de huida”, indicó.

Afincado en Eldorado

Según publican en el artículo científico, los estudios morfológicos junto con los análisis de secuenciación de ADN llevados a cabo demostraron que los individuos de la localidad de Eldorado se corresponden genética y morfológicamente a O. fulgens. Además, las diferentes clases de tallas registradas sugieren que la especie se reprodujo con éxito y se estableció completamente en la localidad.
Cabe señalar que en febrero de 2018, una segunda población fue confirmada para la localidad de Oberá, cuyos estudios morfo-anatómicos y genéticos se encuentran en curso.

Su impacto en la biodiversidad

“Principalmente O. fulgens es plaga de orquídeas y nuestra provincia tiene la mayor riqueza de especies de la Argentina –154 de las 280 especies reportadas en el país- como estas plantas circulan a través del intercambio, el caracol se puede ir dispersando hacia otras zonas de nuestro país”, indicó Beltramino.
No obstante, se requieren más estudios para determinar si las orquídeas nativas ya se han visto afectadas y si O. fulgens se está propagando a través del comercio formal e informal de orquídeas.
Aunque la capacidad de este caracol para penetrar bosque nativo no perturbado en Misiones aún no ha sido explorada, la posible introducción de la especie en estas áreas del Bosque Atlántico del Alto Paraná puede representar una amenaza para los moluscos terrestres nativos a través de la competencia por alimento y refugio, señala el artículo.

Una plaga agrícola

El caracol saltarín es considerado una plaga agrícola y hortícola, ya que se alimentan de plantas como mangos, paltas, orquídeas, yuca pie de elefante (Yucca elephantipes) entre otras.
Si bien muchas de estas especies de plantas están presentes en Misiones, no forman parte de los sistemas de producción a gran escala.
No obstante, podrían producirse pérdidas económicas potenciales si se ven afectadas las plantaciones de gran escala en la provincia de Misiones, como el té, el mate y el tabaco, que representan el 95%, 87%, y el 25% de la producción nacional respectivamente, tal como señalan en el artículo.

Impacto sanitario

La publicación indica que O. fulgens actúa como hospedador intermediario del nemátodo parásito Angiostrongylus cantonensis, cuyo patógeno es responsable de la meningitis eosinofílica en humanos, una enfermedad infecciosa emergente que afecta el sistema nervioso central.
Si bien el parásito aún no se ha notificado en la Argentina, la presencia potencial de este nemátodo está siendo monitoreada en el país debido a la presencia de Achatina fulica (caracol gigante africano), el cual ha demostrado tener un alto potencial de transmisión y susceptibilidad a la infección por A. cantonensis.
El riesgo es potencial y debe ser analizado, dado su interés para la salud pública.

Los investigadores

El equipo de investigadores está integrado por los doctores Ariel A. Beltramino, Roberto E. Vogler y Juana G. Peso del Departamento de Biología de la FCEQyN-UNaM y del Instituto de Biología Subtropical (IBS, UNaM-CONICET), los estudiantes avanzados de Licenciatura en Genética Leila B. Guzmán y Enzo N. Serniotti de la FCEQyN-UNaM; y por las doctoras Alejandra Rumi y Stella M. Martín de la División Zoología Invertebrados, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata.
Beltramino, Vogler, Guzmán y Serniotti, han elaborado un informe técnico, que fue elevado al Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables de la Provincia de Misiones para advertir sobre los posibles daños ambientales que puede causar esta especie. Al mismo tiempo, y debido a la importancia de la especie por su potencial como plaga de plantas ornamentales y hortícolas, el grupo de trabajo informó el hallazgo al SENASA, mediante su Sistema Nacional Argentino de Vigilancia y Monitoreo de plagas (SINAVIMO).

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