Dos nuevos
estudios demuestran los constantes beneficios ambientales y sociales obtenidos
a partir del uso y adopción de cultivos genéticamente modificados
(26 de junio
de 2018). Hoy, el
Servicio Internacional de Adquisición de Aplicaciones de Agrobiotecnología
(ISAAA, por su sigla en inglés) y PG Economics, Ltd. publicaron nuevos estudios
que destacan los constantes beneficios sociales, ambientales y económicos que
ofrece la adopción de los cultivos modificados mediante biotecnología en el
mundo.
Los estudios
complementarios “Impactos socioeconómicos y ambientales de los cultivos genéticamente
modificados entre 1996 y 2016” de PG Economics y “Situación mundial de los
cultivos genéticamente modificados comercializados en 2017”, de ISAAA) analizan
la amplia adopción de los cultivos transgénicos por parte de los agricultores de
todo el mundo, así como los impactos socioeconómicos y ambientales derivados de
su uso a nivel internacional.
“Los cultivos genéticamente
modificados (GM), también llamados transgénicos o biotecnológicos, ofrecen
enormes ventajas para el ambiente, la salud de las personas y de los animales,
y contribuyen a mejorar las condiciones socioeconómicas de los agricultores y
del público en general”, señaló el presidente del Consejo Directivo de ISAAA,
Paul S. Teng. “La reciente producción de cultivos transgénicos de última
generación, como manzanas y papas que no se oscurecen ni deterioran, el ananá súper-dulce
enriquecido con antocianinas, el maíz con mazorcas de mayor biomasa y altos
niveles de amilosa, y la soja con contenido modificado de aceite, además de la
autorización para comercializar caña de azúcar resistente a insectos, permiten
ofrecer más variedad a los consumidores y los productores de alimentos”.
El informe del ISAAA
muestra que el área de cultivos GM en todo el mundo aumentó un 3 por ciento o 4,7
millones de hectáreas en 2017. El aumento se debe principalmente al
incremento de las ganancias provocado por los elevados precios de las materias
primas, la mayor demanda de los mercados, tanto locales como internacionales, y
la disponibilidad de semillas con nuevas tecnologías. A medida que más países
en desarrollo aumentan el área cultivada con transgénicos y permiten que los
agricultores adopten la biotecnología en la producción de alimentos, los
pequeños agricultores perciben los efectos beneficiosos que esto tiene en sus
vidas y en las de sus familias. De hecho, los países en desarrollo ahora
totalizan el 53 por ciento del área de cultivos modificados mediante
biotecnología en todo el mundo.
Entre 1996 y
2016, PG Economics informó que a partir de los cultivos GM se obtuvieron ganancias
de U$ 186,1 mil millones para unos 17 millones de agricultores, muchos de los
cuales eran mujeres o pequeños agricultores responsables del único sustento de
sus familias y comunidades.
Graham
Brookes, director de PG Economics y coautor del artículo sobre el impacto socioeconómico
y ambiental, señala: “La falta de seguridad alimentaria a nivel global es un
problema muy importante al que se enfrentan los países en desarrollo, con
aproximadamente 108 millones de personas que viven en los países afectados por
la crisis alimentaria y que todavía se encuentran en riesgo de sufrir falta de
seguridad alimentaria o que ya viven en esa situación. Durante más de 20 años y
hasta la actualidad hemos visto cómo la adopción de los cultivos transgénicos en
los países en desarrollo ha contribuido a obtener rendimientos más elevados,
productos más seguros y mayores ingresos. Estos factores pueden ayudar a disminuir
la pobreza, el hambre y la desnutrición en algunas zonas del planeta más
proclives a sufrir ese tipo de problemas”.
El estudio de
PG Economics también indica que se han hecho grandes avances para reducir la
huella de carbono de la agricultura, mitigar el cambio climático y adaptar los
cultivos a dicho cambio. El último estudio destaca cómo el uso de la
biotecnología en la agricultura sigue contribuyendo en la reducción de las
emisiones de gases de efecto invernadero.
Junto con el
récord de 189,8 millones de hectáreas sembradas con cultivos transgénicos en
todo el mundo, la continua expansión de las tecnologías ofrece también características
que mejoran la calidad nutricional y que pueden ayudar a contrarrestar el
efecto negativo que puede tener el cambio climático en algunos cultivos. En
este sentido, hay muchos desarrollos realizados en instituciones públicas con
el objetivo de mejorar la calidad nutricional de diversos cultivos, como arroz,
banana, papa, trigo, garbanzo, guandú (un tipo de poroto). Los estudios[1]
demuestran que el cambio climático podría reducir de manera considerable el
contenido de proteína, zinc y hierro de los cultivos básicos, lo que pondría a 1,4
mil millones de niños en riesgo de presentar deficiencias significativas de
hierro hacia el 2050.
ISAAA también
informa que en 2017 hubo más frutas y hortalizas GM disponibles comercialmente y
con beneficios directos para los consumidores. Dos generaciones de papas
Innate® recibieron la aprobación de EE.UU. y Canadá, una con resistencia al
pardeamiento y las magulladuras y con menor contenido de acrilamida y la otra
con las características mencionadas anteriormente, además de bajos niveles de
azúcares reductores (responsables
del oscurecimiento que sufre la papa en la fritura o el horneado, generando acrilamida,
potencialmente cancerígena) y protección contra plagas. En EE.UU. también se
aprobaron las manzanas Arctic®, que no se oxidan, y en Bangladesh, las
berenjenas Bt. Todos estos productos son más sustentables para los consumidores
y también para el ambiente.
Otros aspectos que destaca el informe de PG Economics:
·
En 2016, la reducción de emisiones de
dióxido de carbono relacionadas con los cultivos a partir de la reducción del
uso de combustible y la captura adicional de carbono en el suelo fueron
equivalentes a sacar 16,75 millones de automóviles de las calles.
·
Los cultivos transgénicos permiten que los
agricultores usen insecticidas y herbicidas de forma más estratégica y así reducir
el impacto ambiental asociado con su uso (un 18,4 por ciento menos en las zonas
destinadas a cultivos GM desde 1996[2]).
- En 2016,
las ganancias directas para el productor a partir de los cultivos transgénicos
fueron de U$18,2 mil millones, lo que equivale a un aumento promedio de U$102
por hectárea. Desde 1996, estos ingresos han aumentado unos $186,1 mil
millones.
·
La biotecnología sigue siendo una gran
inversión para los agricultores: por cada dólar invertido en semillas GM, los
agricultores obtuvieron en promedio U$3.49.
- Por más
de 21 años, los cultivos transgénicos han sido los responsables de la
producción adicional de 213 millones de toneladas de soja, 405 millones de
toneladas de maíz, 27,5 millones de toneladas de fibra de algodón y 11,6
millones de toneladas de canola. Esto ha permitido cultivar más sin usar
más tierra, reduciendo la presión de la agricultura sobre los hábitats naturales.
Otros aspectos que destaca el informe de ISAAA de 2017:
·
El área destinada a cultivos transgénicos en
todo el mundo siguió aumentando en 2017, hasta alcanzar los 189,8 millones de
hectáreas en comparación con los 185,1 millones de hectáreas en 2016.
·
En 2017, 67 países usaron cultivos transgénicos.
Esto incluye un total de 24 países que sembraron cultivos GM, de los cuales 19 fueron
países en desarrollo y 5 países industrializados. Además, otros 43 países que
no se dedican a la agricultura autorizaron la importación y uso de cultivos
transgénicos para alimentación humana y animal y para procesamiento.
·
Las variedades de soja transgénica ocuparon
el 50 por ciento del área destinada a cultivos GM en todo el mundo. Considerando
el área destinada a cada cultivo, en 2017 el 77 por ciento correspondió a soja,
el 80 por ciento a algodón, el 32 por ciento a maíz y el 30 por ciento a
canola.
·
Los países que adoptaron la soja genéticamente
modificada en un nivel superior al 90 por ciento fueron EE.UU., Brasil,
Argentina, Paraguay, Sudáfrica, Bolivia y Uruguay; en cuanto al maíz GM, EE.UU,
Brasil, Argentina, Canadá, Sudáfrica y Uruguay; los países que adoptaron el algodón
GM un nivel que alcanza o supera el 90 por ciento fueron EE.UU., Argentina,
India, Paraguay, Pakistán, China, México, Sudáfrica y Australia; y por último, para
la canola GM fueron EE.UU. y Canadá.
·
La seguridad alimentaria
internacional depende de las interconexiones entre los países que producen y
generan excedentes de alimentos y piensos para animales y los países que tienen
una producción deficitaria. En particular, la soja y el maíz GM permitieron que
los países en desarrollo colmaran sus necesidades de piensos para producir
proteínas de origen animal y de pescado.
Para obtener más información o leer el
resumen del informe “Global Status of Commercialized Biotech/GM Crops: 2017”
visite www.isaaa.org.
Para descargar una copia del estudio de PG Economics,
visite: www.pgeconomics.co.uk. Los
dos artículos asociados publicados en la revista arbitrada sobre
cultivos modificados genéticamente y alimentos "GM Crops and Food"
son de acceso libre y se pueden consultar en: https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/21645698.2018.1464866
y https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/21645698.2018.1476792
Acerca
de ISAAA:
El Servicio
Internacional de Adquisición de Aplicaciones de Agrobiotecnología (ISAAA, por
su sigla en inglés) es una organización sin fines de lucro, que cuenta con una
red internacional de centros diseñados para contribuir a disminuir el hambre y
la pobreza a través del intercambio de conocimientos y de aplicaciones
biotecnológicas en el área agrícola. Clive James es presidente emérito y
fundador de ISAAA; ha vivido y trabajado en países en vías de desarrollo de
Asia, América Latina y África durante los últimos 30 años y ha dedicado sus
esfuerzos al desarrollo y la investigación de problemas agrícolas,
especialmente en el área de la biotecnología agrícola y la seguridad
alimentaria a nivel mundial.
Acerca de PG Economics:
PG Economics se especializa en ofrecer
servicios de asesoramiento y consultoría sobre agricultura a los sectores que
ofrecen servicios y suministran productos agrícolas y que usan este tipo de
materias primas. Sus áreas de especialización son el uso de nuevas
tecnologías en la agricultura (por ej., biotecnología de las plantas, nuevas
técnicas de cultivo), sistemas de producción agrícola, mercados agrícolas,
normativa, regulaciones y acuerdos comerciales. Los autores de este informe
analizaron los efectos de los cultivos modificados mediante biotecnología en
todo el mundo durante 20 años y han realizado varias publicaciones sobre la
materia, que incluyen 28 artículos publicados en revistas arbitradas.
[1] Smith, M. R., C. D. Golden, y S. Myers (2017),
Potential rise in iron deficiency due to future anthropogenic carbon dioxide
emissions, GeoHealth, 1, 248–257, https://doi.org/10.1002/2016GH000018
y D. E. Medek, S. Meyers y J. Schwartz (2017), Estimated Effects of Future
Atmospheric CO2 Concentrations on Protein Intake and the Risk of Protein
Deficiency by Country and Region, https://doi.org/10.1289/EHP41
[2] Según las mediciones realizadas con el
cociente de impacto ambiental (EIQ, por su sigla en inglés), indicador
elaborado por la Universidad de Cornell.
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